Tres veces más grandes que los mayores pingüinos modernos: Así era el “megapingüino” de Nueva Zelanda

Dos especies prehistóricas de pingüino han sido halladas recientemente a través de sus fósiles. A pesar de ser un hallazgo que nos pueda ayudar a entender mejor la historia evolutiva de estas aves, lo que más impresiona de ellas es el tamaño: algunos ejemplares podían sobrepasar los 150 kilos.

Kumimanu fordycei es el nombre de la mayor de las especies de pingüino descubiertas y el pingüino de mayor tamaño del que tengamos constancia. Según los investigadores responsables de su descubrimiento, estas aves podían rondar los 154 kilogramos, con ejemplares entre los 148 y los 159,7 kg.

No es la única especie de pingüino descubierta en el marco de la investigación. Los ejemplares de la especie Petradyptes stonehousei habrían rondado los 50 kg. Su estatura no habría sido mucho mayor que la de un pingüino emperador (la mayor de las especies de pingüino presentes), pero si masa habría sido notablemente mayor si tenemos en cuenta que estas aves modernas pesan entre 22 y 45 kg.

Los fósiles en los que se basa este hallazgo se han datado en un periodo entre hace 59,5 y 55,5 millones de años. Esto implica que habrían vivido entre cinco y 10 millones de años después de la extinción de sus parientes prehistóricos más famosos, los dinosaurios.

El hallazgo de las dos especies se ha presentado en un artículo publicado en la revista Journal of Paleontology. En él los autores detallan el proceso a través del cual determinaron el origen de los fósiles que dieron pie al descubrimiento.

Los restos óseos fueron encontrados entre los años 2016 y 2017 en una playa en North Otago, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Los investigadores escanearon con láser los fósiles y extrapolaron el tamaño de sus propietarios a través de la comparación con otros fósiles y especies como pingüinos modernos y álcidos (una familia de aves marinas que incluye a los frailecillos y a las alcas).

De izquierda a derecha: Kumimanu fordycei, Petradyptes stonehousei y pingüino emperador (Aptenodytes forsteri). Simone Giovanardi

Más allá de lo sorprendente que pueda resultar el tamaño de las aves, el descubrimiento puede ayudarnos a entender mejor la evolución de animales tan singulares como son los pingüinos. Las especies recién descubiertas, por ejemplo pueden verse como un paso evolutivo intermedio entre aves prehistóricas voladoras y las aves acuáticas contemporáneas.

Se cree que fue hace 60 millones de años que los pingüinos perdieron su capacidad de volar. En términos evolutivos, poco antes de la aparición de las aves recién descubiertas. Esto implica, señalan los investigadores, que las especies recién descubiertas aún no habían desarrollado todas las ventajas evolutivas que permiten a los pingüinos modernos desenvolverse plenamente bajo el agua.

Pero el tamaño también importa (en términos evolutivos). “Los pingüinos se hicieron muy grandes temprano en su historia evolutiva porque esto los hacía más eficientes bajo el agua” explicaba Daniel Ksepka, uno de los autores del estudio, en declaraciones recogidas por Sci-News. “Un pingüino más grande podía capturar presas mayores y, más importante, habría sido mejor conservando la temperatura corporal en aguas frías”.

Los restos de Kumimanu fordycei y Petradyptes stonehousei fueron hallados junto a los restos fósiles de otros tres pingüinos. Uno de ellos pertenecía a otra especie de pingüino gigante ya catalogada, Kumimanu biceae, pero se desconoce aún a qué especie pertenecían los dos restantes. Estas aves aún tienen secretos que revelarnos.

Imagen |  Simone Giovanardi

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