La teoría no tan descabellada que sostiene que Cristóbal Colón era en realidad gallego

Si no hubiera liderado la expedición que el 12 de octubre de 1492 conectó Europa y América, el Viejo y el Nuevo Mundo, Cristóbal Colón podría haber pasado a la historia por otro logro no menor, casi al alcance solo de los grandes dioses de la antigüedad: la omnipresencia.

Aunque hubo un solo Cristóbal Colón, cartógrafo, marinero avezado y a quien se celebra como descubridor de América, lo cierto es que (si se dan por buenas todas las teorías que circulan sobre sus orígenes) nació en más de una decena de lugares a la vez. Su cuna se sitúa, en función de la escuela que se siga, desde la judería de Ibiza a la vieja aristocracia gallega.

Desde hace décadas un buen puñado de países e incluso de diferentes regiones se reivindican como lugar de nacimiento del almirante. La teoría más extendida y oficial sostiene que era oriundo de Génova, en Italia, donde habría nacido en octubre de 1451; pero a Colón lo reclaman como hijo pródigo desde la isla de Quíos (hoy parte de Grecia, pero que a finales del siglo XIV pertenecía a la República de Génova), Cerdeña o Córcega a las costas de Portugal. También desde España, donde circulan diferentes hipótesis (algunas más fundamentadas que otras).

Al marinero Colón lo reclaman como propio en Espinosa de Henares, provincia de Guadalajara; en Felanitx, un pequeño municipio de Mallorca; también en Cataluña, donde circula una teoría que sostiene que su nombre real era Cristòfor Colom y que sus carabelas no partieron de Palos de la Frontera, como se cree desde hace siglos, sino de Pals, una villa del Bajo Ampurdán; o en Plasencia, ciudad en la que circula una teoría que incluso fija la calle en la que nació, la Rúa Zapatería.

Aunque el propio Colón contribuyó en gran medida a las especulaciones, al arrojar poca y muy tenue luz sobre sus orígenes, es probable que si el almirante levantase hoy la cabeza se quedase pasmado con la guerra chauvinista que desde hace décadas se lucha en torno al sello de su acta de nacimiento. Una de las últimas batallas la emprendió Vox hace un año, cuando propuso lanzar una fundación que se centrase en rastrear los orígenes mallorquines del intrépido navegante.

Pero… ¿Y si las órdenes que se daban desde el puente de mando de la Santa María sonaban en realidad con acento gallego? ¿Y si el navegante fuera además uno de los nobles más influyentes de la Galicia del siglo XV, quien un buen día, tras escoger mal sus alianzas y ganarse poderosos enemigos, optó por cambiar de identidad? A la propia nao dirigida por Colón se la conoce como La Gallega, apodo se supone que recibió por el astillero que le dio forma, aunque los orígenes de la embarcación también generan controversia.

Puerto de Combarro, en Poio, en el lado norte de la Ría de Pontevedra, en Galicia. (Nils van der Burg/Flickr)

Entre las teorías que reclaman el origen español de Colón, la gallega es una de las que goza de mayor solera. De ella han manado caudalosos ríos de tinta. El último, una novela publicada en gallego en 2017 por Rodrigo Costoya Santos. Aunque al presentar la versión en español en Manhattan, hace justo un año, Costoya Santos recalcó que se trata de ficción, "no una tesis doctoral", la obra se alimenta de una hipótesis que un buen número de autores sí da por buena: que Colón era oriundo de Poio, una pequeña villa de la provincia de Pontevedra.

"Cualquier investigador serio da por seguro el hecho de que Colón era gallego", reivindica el novelista.

La novela de Costoya Santos enraíza en otra teoría, una hipótesis que va un paso más allá y que (aunque ha alcanzado cierto eco a lo largo de las últimas décadas) goza de menos respaldo: que Cristóbal Colón es en realidad una "tapadera", la identidad adoptada por el noble Pedro de Soutomaior, más conocido como Pedro Madruga (apodo que, según el cronista Vasco da Ponte, se había ganado por su preferencia por batirse el cobre a primera hora del día), tras ponerse del lado de Juana La Beltraneja en su guerra contra Isabel la Católica.

Un error de alianzas que le habría hecho caer en desgracia y le obligó a buscarse una nueva vida como intrépido navegante.

La teoría del origen gallego

La teoría sobre el origen gallego de Colón no es solo carne de literatura o un tema para caldear los debates de sobremesa. Va más allá. Mucho más allá. Hay autores que se han quemado las pestañas armándola; una asociación que la defiende a capa y espada; y en 2010 incluso se inauguró la Casa Museo de Colón en Porto Santo, en la villa de San Salvador de Poio. Conocida como A Casa da Cruz, el edificio se rehabilitó y amplio con un proyecto del arquitecto Enrique Barreiro y un presupuesto de 650.000€.

Los argumentos a favor del origen gallego de Colón se siguen defendiendo con fuerza (y entre expectación, la mayoría de ocasiones) en congresos de especialistas. Sus partidarios tienen una larga experiencia divulgando. Sobre las raíces del navegante trataba el primer documental rodado en color en España, una cinta filmada en Cinecromo, estrenada en mayo de 1927 y que dejaba pocas dudas sobre los postulados que defendía ya desde su mismo título: Pontevedra, cuna de Colón.

La pregunta del millon es: ¿de dónde viene la tradición del Colón gallego?

Su principal impulsor y "cocinero" fue un historiador y escritor criado a las orillas del río Lérez y que vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX: Celso García de la Riega. Durante décadas, el cronista recabó con una paciencia monacal cuanto legajo, inscripción, término, mapa... Respaldase que Colón había nacido en Galicia. E 1898 se plantó en Madrid invitado por la Sociedad Geográfica de la capital y cuestionó de forma pública que Colón fuese genovés, como se enseñaba en los libros de las escuelas.

A pesar del empeño de García de la Riega y el gran prestigio que alcanzó como erudito en su propia tierra, donde impulsó la Sociedad Galicia Literaria, su legado histórico terminó empañado. Tras su muerte, los enemigos que se fue granjeando a lo largo de su carrera lo acusaron de falsear documentos, una duda que sobrevoló la teoría gallega de Colón durante más de un siglo y que solo se disipó hace unos años, cuando, a finales de 2013, el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) certificó la autenticidad de los legajos.

"Desde joven pensé que la campaña contra De la Riega era un montaje para desacreditarlo y desacreditar también la teoría", explicaba en 2013, tras desvelarse las conclusiones del IPCE, Guillermo García de la Riega, bisnieto del cronista, quien apuntaba que las acusaciones que pesaron durante un siglo sobre las teorías de Celso buscaban dañar su imagen pública. "Intentaron por todos los medios ensuciar su nombre. Tenía muchos enemigos, no solo en Galicia, como Murguía, sino en la propia ciudad de Pontevedra", lamentaba su descendiente.

¿Qué muestran los documentos verificados por el IPCE en 2013? Básicamente, que los manuscritos que manejó De la Riega y sobre los que pesaban sospechas son auténticos y en ellos se acredita la presencia del apellido Colón en Galicia durante el siglo XV. Nada más. Tampoco nada menos. El estudio confirma que el erudito retocó el nombre de forma artificial, pero para que resultara más visible y "presumiblemente para realzarlos en las fotos de su publicación posterior". Lo que constata es que no hubo un "afán de engaño".

"Lo que vemos es que no era el interés de García de la Riega falsificar unos documentos, sino avivar unas tintas", concluye el IPCE, que durante su análisis contó con el apoyo de la Policía Científica para examinar las diferentes capas de tinta que se aprecian en los documentos de la discordia. El estudio constata también que los escritos datan de la época de Colón: el papel está elaborado a mano, con filigrana de fabricación centroeuropea, muy habitual en la época.

La presencia del apellido Colón (De Colón, en realidad) en Pontevedra es un indicio que respalda la teoría, pero por sí solo no confirma ni desmiente que naciese en tierras gallegas. Resulta endeble si no se arropa con más argumentos. A lo largo de las últimas décadas los defensores de la teoría gallega se han apoyado en otros indicios, en especial en dos: el lenguaje empleado por el almirante en sus escritos, en los que aprecian giros gramaticales y palabras propias del sur de Galicia; y la toponimia que Cristóbal Colón dejó a su paso en el Nuevo Mundo, en la que detectan también de referencias a su supuesta tierra natal.

Rimas geográficas en América

En julio de 2013 la Autoridad Portuaria de la ría de Pontevedra regaló a la asociación Cristóbal Colón Gallego una carta de navegación del litoral del sur de Galicia con los nombres que se repiten en accidentes geográficos descubiertos por Colón al otro lado del charco. No solo se calcan topónimos. A menudo parecen asignarse además de una forma deliberada, como si se atribuyeran a las bahías, puertos, estuarios, rías... en función de su similitud con la orografía gallega.

Según la asociación, habría más de 200 vocablos exclusivos de Galicia que se repiten al otro lado del Océano Atlántico: Isla de las Ratas, Punta Pared, Punta Placeres, O Frade, Punta Lanzada, Pedra Blanca… Los defensores de las teorías García De la Riega señalan que el almirante habría bautizado nuevos territorios americanos igual que algunas parroquias de la zona de Pontevedra en la que habría nacido, como Puntada, Portosanto, San Salvador o Punta Galea.

Colón frente a los reyes católicos, un cuadro de Emanuel Leutze.

A ese argumento se añade el supuesto sobrenombre de la nao Santa María, la mayor de las tres embarcaciones dirigidas por Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo y que (a diferencia de la Niña y Pinta) no pudo regresar a Europa . A la Santa María, la carabela capitana y en la que viajaba el propio Colón se la denomina también, según autores como Pedro de Medina, La Gallega. El apodo le vendría del lugar en el que se construyó, también dudoso. Otros ubican su astillero en Colindres, en Cantabria; o en la ribera de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz.

En mayo de 2013 los historiadores vieron cómo surgía un pequeño rayo de luz entre las penumbras que rodean a Colón. El arqueólogo submarino Barry Clifford anunció a bombo y platillo que había hallado en el fondo del Atlántico lo que aparentemente eran la quilla y el lastre de la Santa María. Además de por su valor como tesoro histórico, el descubrimiento desató el entusiasmo de los historiadores que llevaban siglos disputándose el origen de la nao. Llegaría un análisis de los restos para determinar su procedencia, creían.

Su gozo terminó en un pozo. Solo unos meses después la UNESCO sentenciaba que el pecio no se correspondía con la carabela Santa María.

Los defensores de la teoría gallega tendrían todavía una bala más en la recámara de su argumentario. Igual de reveladora que las anteriores y muy ligada también con el manejo del idioma del que hacía gala Colón: el lenguaje empleado por el almirante, plagado, aseguran, de giros gallegos propios de las Rías Baixas. Un dato curioso y que se completa con la idea de que Cristóbal, a pesar de sus supuestos orígenes genoveses, no hablaba italiano.

Aunque documentos, toponimia y léxico conforman los pilares del edificio teórico levantado por García de la Riega, su planteamiento se aquilata aún con otras piedras. Por ejemplo, la relación de Colón con Diego de Deza, un influyente fraile dominico, muy bien posicionado en la corte y preceptor del príncipe Juan (hijo de los Reyes Católicos). Algunos historiadores atribuyen al religioso un papel crucial como mediador entre Cristóbal y los reyes Fernando e Isabel. Aunque está documentado que De Deza nació en Toro, en Zamora, su familia tenía raíces en Galicia.

Otros indicios son la tradición oral que vincula a Colón con la villa pontevedresa, un cruceiro hallado en Poio que conserva la inscripción "Juan Colón Rº, 1490" o el vínculo del descendiente directo del almirante, el duque de Veragua, con Portosanto. Que de las Rías Baixas partiera un navegante avezado tampoco chirriaría con la tradición marinera del territorio del Reino de Galicia, de donde salieron, entre otros, Payo Gomes Chariño, Alfonso Jofre Tenorio o Xoán de Novoa, todos destacados hombres de mar, todos gallegos.

El mapa de América de Vischer, del siglo XVII.

"La historia no permitiría tantas casualidades", defiende Celso García de la Riega, bisnieto del principal impulsor de la teoría. Sus teorías las respaldaron en 2014 los expertos de una mesa redonda celebrada en la Universidad de Santiago de Compostela entre expertos "de la galleguidad", que concluyeron "sin duda alguna" que el almirante "sí o sí" nació en Pontevedra. ¿Por qué habría difuminado su origen Colón? ¿Por qué estaría interesado en que se creyese que era genovés? Constantino de Horta y Pardo, autor de La Verdadera Cuna de Cristóbal Colón, apunta una clave: franquearse las puertas de la corte.

"Si se atribuyó la nacionalidad italiana fue para beneficiarse, al comienzo de su carrera, del prestigio que tenían los navegantes genoveses y portugueses, pues nadie ignora que, al servicio de Castilla han estado portugueses y los célebres marinos italianos Bocanegra, los Dorias, Lacarias y otros […]. Además, en aquellos tiempos, según parece, vivían dos famosos marinos italianos de apellido Colombo o Columbus, siendo también un aliciente para su popularidad darse por miembro de una familia de marinos ilustres e hijo de una populosa ciudad”, señala Horta y Pardo.

El investigador apunta otro posible explicación: las intrigas que habían posicionado a Galicia en una posición poco ventajosa en la corte. "El pueblo gallego era mirado con desprecio por los Reyes Católicos porque se alzó apoyando la causa de La Beltraneja, en contra de Isabel de Castilla; y en venganza, le despojaron de sus libertades, le maltrataron y sojuzgaron a Castilla", señala el historiador, y zanja: "Colón se decidió a ocultar su cuna. La duda de que era italiano la alimentaron sus contemporáneos, amigos más íntimos, sus compañeros y aún sus hijos".

"Madruga", ¿de señor feudal a navegante?

Con las luchas de poder y alianzas en la guerra entre La Beltraneja e Isabel La Católica entronca otra teoría que va incluso un paso más allá de la de Celso García de la Riega: que Cristóbal Colón era en realidad una falsa identidad adoptada por Pedro Álvarez de Soutomaior, más conocido como Pedro Madruga, un hábil y poderoso señor feudal gallego que cayó en desgracia tras escoger mal su bando y posicionarse del lado de La Beltraneja. Misteriosamente, el noble gallego desaparece entre las brumas de la historia justo en el momento en el que aparece el navegante Colón.

El vínculo entre Colón y Pedro Madruga lo estableció el investigador Alfonso Philippot.

Una de las incógnitas que responde su tesis es cómo Colón consiguió acceder a la corte de los Reyes Católicos y sus más altas esferas, un privilegio al que difícilmente hubiera accedido un plebeyo. Philippot basa su teoría en análisis grafológicos. "Toda la documentación, todo lo que dijo e hizo Cristóbal Colón, todos los hechos coinciden en que eran la misma persona. Es más, se hizo un peritaje caligráfico y tras él, más de 80 peritos expertos indican que Colón y Madruga son la misma persona”, argumenta Modesto M. Doval, autor de Cristóbal Colón. Señor feudal gallego.

Doval apunta que los orígenes aristocráticos de Madruga explicarían cómo su alter ego Colón consiguió acceder a la corte y codearse con algunas de las personas más influyentes de su tiempo, como el fraile Diego de Deza. Una vez asumido el origen gallego del almirante "había que buscar un noble gallego que tuviera tratos con la corte portuguesa y castellana y en 1976-1977 Philippot enlaza Pedro Madruga con Colón y todo empieza a coger forma".

¿Pedro Madruga o Cristóbal Colón? Un retrato de Sebastiano del Piombo.

"Coinciden fechas, edades e incluso la firma. Los hechos encajan y nadie lo puede discutir. Los pasos que da uno son los mismos del otro. Cuando Madruga tiene que escaparse a Portugal, aparece Colón en 1479. Después vemos que visita al Duque de Alba (también familia Sotomayor) en 1486. Coincide que todos los Sotomayor son familias numerosas y a Madruga se le reconocen ocho hijos de matrimonio y dos o tres bastardos", apunta en 2003 el propio Philippot.

De ser cierta, la teoría de Soutomaior convertiría a Colón en uno de los personajes más fascinantes y misteriosos de la historia medieval y moderna europea. Cuando que se le pierde la pista, hacia 1486, con 56 años, Madruga acumulaba a sus espaldas una trayectoria digna del mejor capítulo de Juego de Tronos: fue hijo bastardo, canónigo en Tui, combatiente destacado durante las revueltas Irmandiñas y en la lucha sucesoria en el reino de Galicia tras la muerte de Enrique IV, aliado de Alfonso V de Portugal...

Destacó además como un militar y estratega a quien se atribuye la introducción de los arcabuces y falconetes en el Reino de Galicia. Su principal error llegó de la mano de su ambición desmedida como aristócrata. Con el tiempo, Madruga se hizo dos poderosos enemigos, el arzobispo Alfonso de Fonseca y los Reyes Católicos.

A Madruga se le pierde la pista a comienzos de 1486. Tras dictar testamento en Portugal, el otrora poderoso noble del linaje de los Soutomaior se encamina hacia Castilla. La versión más extendida sostiene que murió en el camino, en Alba de Tormes, donde paró para entrevistarse con el Duque de Alba. ¿Cómo? Es un misterio. Las intrigas, rencillas y animadversiones que se tejían por entonces en torno a su figura eran tupidas, tanto como las sombras que rodean su muerte.

A Colón lo encontramos durante la primera mitad de la década de 1480 en tierras lusas, en la casa Centurione de Madeira y tanteando con su proyecto al rey Juan II de Portugal. Hacia 1484 y 1485 se cree que llegó a Castilla a través del Puerto de Palos. Uno de los datos que contradicen que pudiera tratarse de Madruga haciéndose pasar por su alter ego es que en 1491 su hijo, Álvaro, hace alusión a los restos de su progenitor, lo que indicaría que Pedro ya habría fallecido.

A la espera de la prueba definitiva e incontestable que demuestre el origen gallego de Cristóbal Colón, los postulados de Celso García de la Riega y Philippot se suman a otras teorías que ubican su nacimiento en Cataluña, Portugal o incluso lo identifican como un judío nacido en Ibiza. Mientras tanto, la versión oficial y la más extendida siguen situando su cuna a cientos de kilómetros del litoral español: en Génova. Quedan las dudas. Y los indicios hacia una y otra direción.

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