La gran barrera del Nilo: cómo Etiopía está construyendo la mayor presa hidroeléctrica de África

El río Nilo se presenta a menudo como fuente de vida. En Etiopía opinan que puede serlo también de energía. De ahí que hace años sus autoridades se lanzasen a la construcción de una gigantesca represa en el Nilo Azul, una mega estructura milmillonaria y de tal calibre que para hablar de ella hay que moverse entre cifras hiperbólicas: enorme son sus dimensiones, enorme es su coste y enorme es desde luego su objetivo, que pasa ni más ni menos que generar un cantidad de energía que permita al país duplicar su producción anual de electricidad y ofrecer un suministro fiable al 60% de la población que aún no está conectada a la red.

Enorme, todo sea dicho, ha sido también la polémica que ha acompañado al proyecto por sus posibles efectos en otras naciones ribereñas.

La Gran Presa del Renacimiento Etíope. O directamente GERD, por sus siglas en inglés. Lo llames de una forma u otra lo indiscutible es que el proyecto etíope es una infraestructura de calado. Tanto que, según deslizaba en 2021 Al Jazeera, sus responsables aspiran a convertirla en el mayor generador de energía hidroeléctrica de África y la séptima represa más grande del planeta. 

Su ficha impresiona: la estructura de GERD alcanzará los 145 m de altura y su embalse tendrá una capacidad total de unos 74.000 millones de metros cúbicos (m3). En cuanto a capacidad proyectada se habla de entre 6.500 MW y 5.150 MW.

¿Manejamos más datos? Sí. La estructura se sitúa relativamente cerca de la frontera con Sudán, en el Nilo Azul, y se calcula que ha requerido una inversión más que considerable, de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares, que le permitirá convertirse en la mayor fuente hidroeléctrica de África. Su capacidad superará con creces de hecho a la central de la presa de Asuán, situada en Egipto y que se nutre del Nilo. Según precisa la Asociación Internacional de Energía Hidroeléctrica (IHA), GERD inundará 1.874 kilómetros cuadrados a una cota de 640 m.

Gracias a su potencial Etiopía confía en duplicar la producción anual de electricidad nacional y dar acceso a una fuente fiable al 60% de la población que todavía no está conectada a la red. Al Jazeera señala que la infraestructura sería además la pieza central de la nación para exportar energía. "GERD representa un proyecto socioeconómico sostenible para Etiopía: sustituyendo a los combustibles fósiles y reduciendo las emisiones de CO2, contribuirá de forma significativa al desarrollo económico y social del país y de las naciones vecinas", señalaba a FBC en marzo Moges Mekonen, portavoz de Ethiopian Electric Power (EEP).

Una obra ambiciosa… y lenta. La Gran Presa del Renacimiento aspira a convertirse en un referente en el mapa energético de África, pero de lo que no puede presumir es de celeridad. La construcción arrancó la década pasada, en la primavera de 2011, y ha ido acumulado retrasos. A comienzos de 2022 de hecho el embajador de Etiopía en Moscú aseguraba a la agencia Sputnik que la megapresa estaba aún al 83% y el pasado abril DW hablaba de que rondaría ya el 90%.

El ritmo de las obras no ha impedido a EEP ir avanzando hacia su puesta en marcha: en julio de 2020 se inició un proceso de llenado que ha continuado desde entonces y en febrero del año pasado activó ya una de las 13 turbinas de la presa, lo que le permitió generar energía. Prueba de la importancia de la cita es que estuvo presidida por el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, quien hace poco señalaba que en septiembre se seguirá avanzando en el llenado de la infraestructura.

Grandes inversiones y polémicas. No todos ven con buenos ojos la nueva represa que Etiopía ha levantado en el Nilo Azul, uno de los principales afluentes del Nilo. Sus dimensiones y el temor al posible impacto que pueda tener en el Nilo ha despertado recelos entre dos de sus vecinos situados al norte, Sudán y Egipto. En el Cairo preocupa que la represa reduzca el flujo de agua, afecte al suministro y agrave los problemas de escasez. Al fin y al cabo alrededor del 97% de la población de Egipto vive a lo largo del Nilo y tienen en él su principal fuente de agua.

El caso de Sudán es ligeramente distinto. Sus miedos no se centran tanto en el suministro de agua como en la seguridad de la represa, situada a unos kilómetros de su frontera con Etiopía. De hecho la represa podría ofrecerle algunas ventajas, como mitigar las inundaciones que suele padecer o incluso un suministro extra de electricidad. Con el paso de los años su postura con respecto a la represa se ha ido suavizando y en enero el general Abdel Fattah al-Burhan, gobernante de facto del país, llegó a asegurar al líder etíope que ambos países estaban "alineados y de acuerdo" en todo lo relacionado con la mega presa del Nilo Azul.

Imágenes: Office of the Prime Minister - Ethiopia (YouTube) y EEP

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