Los aerogeneradores marinos flotantes son claves para el impulso de la eólica. España tiene ya el primero que se conectará a la red eléctrica

El objetivo está claro. En 2030 España quiere alcanzar entre 1 y 3 GW de potencia eólica marina flotante, una meta en sintonía con las directrices de la UE. Ahora, con el marco y la hoja de ruta ya esbozados, acabamos de dar un paso valioso para avanzar en su implantación. Ayer la compañía vasca Saitec y la alemana RWE botaron en el puerto de Bilbao su prototipo DemoSAH, el primer aerogenerador eólico marino flotante español que se conectará a la red eléctrica.

Si todo va según lo previsto y se cumple el calendario de las compañías, en septiembre se efectuará la conexión y el aerogenerador se instalará en el área de ensayos de BiMEP, en Armintza, a unas dos millas de la costa vasca y en una zona donde el mar alcanza un calado de 85 m. Allí se desplegará durante los próximos meses su cable submarino y recuperará el sistema de fondeo, ya instalado.

El objetivo: probar la tecnología y su posible expansión a parques eólicos instalados en mar abierto.

Un hito... tras una operación exigente

El prototipo ensamblado en Punta Sollana (Bilbao) cuenta con una turbina de 2 MW y tecnología SATH. "El diseño permite la prefabricación de sus componentes en hormigón y utiliza un sistema de amarre con un único punto (single point mooring) que permite que la estructura gire y se alinee con la dirección del viento y la corriente", explican desde Saitec. En cuanto al aerogenerador, se calcula que puede producir energía suficiente para abastecer a alrededor de 2.000 hogares.

Entre el aerogenerador y la estructura sobre la que se alza, el prototipo supera los 100 metros de altura. Los planes de sus responsables van sin embargo ya más allá del modelo botado en el puerto de Bilbao y apuntan, señala ABC, a poner en el mar otros tres molinos de mayor tamaño en 2025.

Para trasladar DemoSATH al mar sus responsables completaron una maniobra tan compleja como delicada: con ayuda de maquinaria especial el prototipo se cargó en la cubierta de una barcaza que luego se lastró y sumergió hasta que DemoSATH se puso a flote. Una vez en el agua, el prototipo se remolcó hasta el muelle, donde quedó amarrada. “Está listo para ser el primer aerogenerador flotante que se conectará a la Red eléctrica”, celebraba ayer Araceli Martínez, de Saitec.

Como refleja la hoja de ruta diseñada por el Gobierno, los sistemas flotantes tienen un papel relevante en el futuro de la eólica marina. Al estar dotados de plataformas que se anclan al fondo del océano mediante cadenas o cables de acero —soluciones de fondeo flexibles— ayudan a superar algunas limitaciones importantes de las estructuras fijas: facilitan las instalaciones en aguas muy profundas y alejadas de la costa, donde aprovechan rachas de viento más fuertes.

Otros factores a favor de los sistemas flotantes —detalla Iberdrola— son su bajo impacto en el medioambiente y las ventajas a la hora de fabricar y ensamblar los sistemas. Como se demostró ayer con DemoSATH, plataforma y turbina pueden montarse en tierra para luego remolcarlas.

Prueba del interés que suscita la eólica marina flotante son los planes de Greenalia, Iberdrola, Sener o Bluefloat Energy, con proyectos en diferentes puntos del litoral, como Galicia, Cataluña o Canarias.

Imagen de portada | RWE

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