El modelo de ciclo de consolas ha muerto y nunca más va a volver

El modelo de ciclo de consolas ha muerto y nunca más va a volver

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El modelo de ciclo de consolas ha muerto y nunca más va a volver

El actual modelo de ciclo de la consola, aquél por el cual aparece un modelo y en un buen puñado de años (ocho en el último salto) se puede contar con que esa configuración se mantendrá constante, ha muerto. Lo ha certificado Microsoft con el Project Scorpio, lo anticipó días antes Sony cuando confirmó el proyecto Neo. Y, por otras razones, el primero en consumarlo será Nintendo con la NX.

Los porqués del giro de la industria los podemos buscar en la tormenta fenomenal que se cierne sobre el mercado de los videojuegos - o casi mejor, sobre el mercado del entretenimiento del que los videojuegos son un elemento más - por la convergencia en el tiempo de la explosión de la realidad virtual, el 4K , los e-sports y el acercamiento de las plataformas móviles a los juegos de calidad consola.

Y también, no menos importante, por el interés en capturar a uno de los perfiles de usuario de tecnología más preciados por las marcas a día de hoy: el gamer capaz de gastar más de 2000 euros en su equipo de videojuegos.

El cómo: “no vamos a dejar a ningún jugador atrás”

La estabilidad de cada generación de consolas ofrecía tranquilidad a dos comunidades críticas para los fabricantes: por un lado a los clientes que podían comprar con la seguridad de que tendrían modelo para mucho tiempo; por otro a los desarrolladores que obtenían un público masivo con una configuración predecible y simple.

Convencer a ambos de que cada generación empezará a tener variaciones supone un reto diferente en cada caso, aunque igual de crítico y complicado para los Sony, Microsoft y Nintendo. Para con los usuarios la clave estará en lo que Microsoft ha sentenciado en este E3: “no vamos a dejar a ningún usuario atrás”.

La compatibilidad entre las dos Xbox One y la que salga del proyecto Scorpio es asignatura obligatoria para evitar la completa rebelión de la base de usuarios consoleros: imposible admitir que en pocos años (entre la primera One y la futura de 4K habrán pasado cuatro), los nuevos juegos ya no te valdrán.

La compatibilidad entre las dos Xbox, la One S y la futura de 4K, es asignatura obligada para evitar la rebelión de los usuarios consoleros

Microsoft tenía interés en asegurar este punto, en gran medida para mitigar enfriar la demanda: bastante es saber que en año y medio habrá un modelo de características superiores. Que cada nuevo juego para Scorpio o Neo también valdrá para las actuales One y PS4, aunque a menor resolución, era un requisito para que no explote una rebelión en la base de usuarios (algo que Microsoft ya experimentó cuando planteó un sistema de conexión obligada los meses antes de lanzar One).

En el caso de Sony la propuesta se espera que sea muy similar, aunque en la conferencia del E3 no hayan dado visibilidad a sus planes. En este punto los japoneses tienen cierto margen para maniobrar una vez las cartas de Microsoft están sobre la mesa, sobre todo si en sus planes estaba una consola de precio más parecido al de las actuales pero cuyas 4K fuesen “interpoladas” o, de alguna manera, simuladas y no calculadas por completo en tiempo real.

Project Scorpio

Lo visto en las presentaciones previas a la feria encajan como un guante con la realidad del mercado. Una Microsoft estratégica de cara a futuro lejano, con una Sony mucho más ejecutiva con el futuro cercano: los japoneses, que van muy por delante en ventas de esta generación, más centrados en los juegos de los próximos meses para PS4 y en su VR; una Microsoft por detrás en unidades vendidas, más agresiva hablando de proyectos a más de un año vista.

Y Redmond, además, poniendo sobre la mesa lo que es su valor diferencial, “Play Anywhere”: en muchos juegos por el mismo precio podremos jugar en Windows 10 y en Xbox One, con “crossplay” en el online. Ese es el movimiento que apunta a un mayor cambio en el modelo de consola: Sony puede hacer una consola 4K igual o mejor, pero romper fronteras con el juego PC de manera que se empiece a dibujar su convergencia es algo al alcance de una manera mucho más obvia para Microsoft.

Cuando dos modelos de consola por cada fabricante convivan

Comentando con un par de estudios acerca del cambio de modelo en el mundo de las consolas, torcían el gesto. Nuevo hardware que explorar y dominar, más complejidad para el desarrollo de cada título y dudas respecto a cómo lo recibirá el público y cuántos darán el salto.

Lo que parece claro es que los nuevos modelos van a ser mucho más caros que las consolas actuales. Microsoft aseguró que movería juegos en 4K, algo que tras nuestro análisis de hace unas semanas, es imposible hacer actualmente sin un hardware cuyo precio de mercado no sea inferior a 500 dólares (sino más bien el doble).

Lo que parece claro es que las nuevas consolas, más potentes en gráficos, van a ser mucho más caras

Algo que estará en juego con este salto intergeneracional es la realidad virtual. En 2016 uno apuesta por Sony y Playstation como apuesta mejor ajustada en mercado, por precio, por calidad de la experiencia, por la capacidad de producir y atraer juegos de terceros y por base instalada de la PS4 entre el público más dispuesto a entrar en VR en la primera etapa.

Playstation Vr

Sin embargo, en el medio y largo plazo, con HTC Vive y Oculus ofreciendo una experiencia espectacular y la posibilidad de que además mejoren mientras dura esta generación de consolas, esa posición privilegiada está amenazada. Las nuevas Playstation y Xbox que veremos en el entorno de final de 2017 y comienzos del 2018 tendrán como objetivo cubrir este flanco.

Romperlo del todo o una evolución que no quiebre la confianza del jugón, he ahí la cuestión

La gran duda es cuánto tardarán los fabricantes, una vez lanzados los nuevos modelos con juegos a 4K, en explicarnos que han creado nuevas experiencias “que necesitan todo lo que los nuevos modelos pueden ofrecer y por tanto no saldrán para las One y Ps4 actuales”. Mi apuesta es que no llegaremos a un ciclo tan largo como los ocho o nueve años.

Para Sony el reto es doble porque Microsoft no tiene realidad virtual compatible con la One (y anotaría, la nueva será seguro compatible con un sistema de realidad virtual propio o con Oculus, además de soportar la realidad aumentada de Hololens); Playstation tendrá que cuidar la compatibilidad de lo nuevo tanto con juegos convencionales como con juegos de realidad virtual, doble reto.

En todo caso, aunque en lo racional tanto Microsoft como Nintendo como Sony tienen buenos argumentos, hay un problema “emocional” con todo el movimiento. Lo racional es que si tienes una One o una PS4 podrás seguir accediendo a los nuevos con la calidad que esas consolas pueden ofrecer, y eso seguirá siendo cierto durante unos años, más o menos cercanos a lo que ha venido siendo una generación consolera.

Lo racional nos dice que Microsoft y Sony tienen buenas razones, pero lo emocional es más complicado: a ver quién le explica al usuario que habrá experiencias de primera y experiencias de segunda

El lado emocional es más complicado. Aunque los juegos “te vayan”, ya no tienes “el último modelo de consola”, además de que se introducen desequilibrios desconocidos: hasta ahora nadie podía jugar a un 'Uncharted' mejor que el que tenemos todos, esa experiencia de primera y de segunda que correlaciona con la pasta invertida en el hardware propia del PC llega a las consolas.

Es el fin de un modelo que han funcionado varias generaciones, pero que tanto Nintendo como Sony como Microsoft han decidido superar. Uno, viendo los “gameplays” de 'God of War' o del nuevo 'Battlefield' tiene serias dudas de que hiciese falta; luego compara lo que se está consiguiendo en PC, la experiencia de Oculus y Vive o como los e-sports están explotando alrededor de juegos PC y empieza a entender que ninguno de los actores actuales del mercado de consola se podía quedar cruzado de brazos.

Imagen de portada | Mark Farrel

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