'Call of Duty: Modern Warfare 2' ha sido recibido con polémica. Su inesperado problema: es demasiado variado

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Hoy se pone a la venta la última entrega de 'Call of Duty', secuela directa de aquel 'Modern Warfare' de 2019, a su vez reboot del clásico del mismo título. Lo hace después de dos entregas no especialmente bien recibidas, 'Black Ops Cold War' y 'Vanguard', y es la nueva apuesta de Infinity Ward, actual desarrolladora principal de la franquicia. Todo en orden y al ritmo habitual (un juego nuclear cada tres años aproximadamente, seguido de un par menores para mantener la espera), pero esta vez ha habido críticas, y ha sido por algo que no suele ser una pega: los esfuerzos de esta entrega por innovar.

Infinity Ward ha experimentado nuevas mecánicas en la serie que den algo de variedad al estilo de FPS bélico habitual. Para ello ha introducido elementos tan poco habituales en los juegos de estas características como es el sigilo (aunque muchos juegos de la serie los incluyen puntualmente, y hay quien reclama más), el resultado no parece haber gustado. Nuestros compañeros de Vida Extra, por ejemplo, después de probarlo, afimaron que esta propuesta de Activision "quiere ser lento, táctico y oscuro un nivel tras otro", y que eso no juega precisamente en su favor.

'Modern Warfare II' ha traicionado, según dicen algunos críticos, el estilo palomitero y descerebrado de los 'Modern Warfare' originales, para adaptarse a los tiempos e introducir cierta variedad más allá de pegar tiros. Forbes, por ejemplo, decía que esta campaña es "una experiencia que te empuja rutinariamente a una situación extraña con una combinación de tareas, que rápidamente resulta en una o muchas muertes rápidas sucesivas mientras apenas comprendes qué demonios está pasando".

O siendo más claros: "da la sensación de que MW2 intenta hacer demasiadas cosas porque cada una de sus nuevas ideas parece estar completa solo al 90%". Es una sensación que se comparte con gran cantidad de juegos post-'GTA': intentan introducirse tantas nuevas mecánicas que ninguna está afilada al cien por cien. Este 'Modern Warfare 2' no es un sandbox, desde luego... pero incluye niveles de conducción en tercera persona (y no especialmente bien diseñados, al parecer).

Hacer muchas cosas, y hacerlas regular

'MW2' es un residuo de los tiempos en los que los juegos hacían una sola cosa (golpear una pelota con una raqueta, andar de izquierda a derecha sorteando enemigos, conducir un Ferrari o comerse los puntos de un laberinto), pero lo hacían muy bien. La saga 'Call of Duty' era uno de los últimos reductos en los Triple A de juego que solo quería que hicieras algo muy sencillo: pegar tiros. Eso parece haber cambiado en un juego con niveles en los que disfrazarse para infiltrarse al estilo 'Hitman' y hay que guiar a compañeros a través de monitores a distancia.

De hecho, hasta lo que parece un guiño a tiempos más sencillos y menos comprometidos se ha topado con críticas: el guión. En IGN se afirma que "la campaña de seis horas te aleja de los frentes de Oriente Medio y te lleva a México. (...) La calidad de esta historia es un paso sustancial hacia abajo con respecto a su predecesor; mientras que Modern Warfare examinaba las historias humanas que surgen de la ocupación militar y evaluaba (ligeramente) el sacrificio de una parte de tu propia moralidad, Modern Warfare 2 está más interesado en una acción más superficial".

Mecánicas diversas (casi chocando entre sí) para un juego acerca del que todos los críticos parecen coincidir en unos cuantos de detalles: primero, no hay un nivel que despunte por su espectacularidad o talante icónico, como el 'All Ghillied Up' de 'Call of Duty 4: Modern Warfare', por poner un ejemplo legendario, aunque en este caso los 45 largos minutos del nivel que incluye sigilo parecen intentarlo.

Segundo, la parte de acción es impecable, como de costumbre: no se puede exigir menos a un 'CoD', y el peso y el realismo de las armas, la precisión de los disparos y la rapidez de la acción es notable, aunque la inmediatez se estropee con un sistema de armaduras para los enemigos. Como en su inmediato precedente, este MW2 sustituye el caos multitudinario por una mecánica más de "despejar habitaciones", pero ahí ya entramos en una cuestión de gustos.

Y tercero: al final, como siempre, es el multijugador el que decantará la balanza para convertir esta entrega en un juego memorable o no. Aquí hemos considerado solo la campaña, reflejando las opiniones que hablan de la necesidad de un viraje de timón en la franquicia, por no hablar de los rumores de un pequeño descanso. ¿Cuánto queda para la próxima gran revolución de los FPS? ¿O acaso ya las hemos visto todas?

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