Mi estrambótica aventura intentando cambiarle el neumático a mi patinete eléctrico

Mi estrambótica aventura intentando cambiarle el neumático a mi patinete eléctrico

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Mi estrambótica aventura intentando cambiarle el neumático a mi patinete eléctrico

Os voy a contar un secreto: soy un manazas. Soy plenamente consciente de que eso de "hacer unos arreglillos" por mí mismo no va conmigo, y eso que se me dan bastante bien los LEGO. Pues a pesar de eso, a pesar de saber que si algo se rompe es mejor que yo no intente arreglarlo porque sería echar más leña (y gasolina) al fuego, lo intento. Algunas veces me sale, como cuando arregló cosas del ordenador o del móvil a mis familiares o conocidos, pero cuando metes en la ecuación tornillos, placas y piezas movibles, la cosa cambia. Y mucho.

¿Y por qué os cuento esto? Porque he intentando cambiarle un neumático pinchado a mi patinete eléctrico. Si estáis leyendo esto es porque, actualmente, sigue en mi cuarto con el neumático pinchado. Y lo intenté, os lo juro que lo intenté, pero es que en el tutorial de YouTube que veía mientras, derrotado, me rendía antes de poder completar el primer paso, parecía mucho más sencillo. Acompáñenme a ver esta triste historia, como diría el meme.

"Hoy me pongo y lo hago"

Patinete Electrico 1
En la imagen, el freno del patinete modificado por un servidor.

Os pongo en contexto. Hará un par de meses empecé a notar que el patinete eléctrico no frenaba del todo bien. Pulsaba el freno y el recorrido era demasiado largo, así que tardaba en frenar y veréis, me gusta que el patinete frene antes de que un coche me lleve por delante. Armado de ilusiones y una llave allen, modifiqué el sistema de frenado del patinete para hacer el recorrido más corto y que frenase antes, lo que visto mi historial de reparaciones caseras, quizá no fue una buena idea, pero en fin.

El caso es que funcionó y lo dejé perfecto. Esa misma tarde fui al dentista en mi patinete y empecé a notar que hacía un ruido raro. No lo localizaba, pero evidentemente lo primero que se me ocurrió pensar es que eran los frenos. No me extrañaría nada, siendo yo el que los había tocado. Pasada (con éxito) mi revisión bucodental, volví a casa en el patinete y el ruido empezó a preocuparme. Sonaba grave y al patinete le costaba acelerar.

Como conductor responsable, me bajé en cuanto pude y me di cuenta de que no eran los frenos, que para mi sorpresa funcionaban bien, sino la rueda delantera, que se había pinchado. ¿Cómo? Ni idea. Hasta ese momento desconocía que los neumáticos de los patinetes eléctricos se pudieran pinchar, pero la cosa es que el neumático era puro blandiblú. Lo apreté con la mano y lo hundí entero, así que mi reacción instantánea fue ir a una gasolinera e inflar la rueda para, al menos, llegar a casa.

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Confirmamos que algo raro le pasa.

Pues no. Cuando llegué a la gasolinera, un trabajador me dijo, muy cordialmente, que desistiera. Sus palabras, más o menos, fueron las siguientes: "Ese neumático no tiene suficiente presión para abrir el pitorrito, por lo que no va a salir aire y no vas a poder inflarlo". Yo, que de mecánica entiendo, como salta a la vista, lo justo, solté la manguera del aire y, de nuevo, derrotado, me dirigí a mi siguiente parada: un Todo a 100 que hay al lado de casa.

¿Para qué? Para comprar una bomba. Solo había una y, desesperado, la compré pensando que podría inflar el neumático para, ya no evitar cambiarlo, sino para salir de dudas de si estaba pinchado o era otra cosa. Pues no cabía. La bomba era demasiado grande y no podía meterla en el espacio que hay en el neumático del patinete al lado de la entrada de aire, así que fueron los siete euros mejor invertidos de 2019. Pura genialidad.

Aparqué el patinete en casa, donde llegue andando y con él a cuestas, y caí en la cuenta de que en la caja se incluían dos neumáticos de repuesto. Vale, perfecto. De pequeño le cambié la rueda un par de veces a la bicicleta, así que hacerlo en un patinete, que es más pequeño, no debería ser mucho más complicado. ¡Já!

Repuestos
Tranquilidad, no todo está perdido.

Llegó el sábado de esa semana, y con la ilusión repuesta, ganas de hacer cosas con mis propias manos y quizá sin haberlo pensado demasiado, puse el patinete en una silla, saqué la caja de herramientas que tenemos en casa desde el Cretáceo, cogí las llaves allen incluidas con el patinete, saqué los neumáticos y, con un exceso de motivación, me dije "Hoy me pongo y lo hago".

Como haría cualquier persona en su sano juicio, abrí YouTube y busqué las palabras mágicas: "cambiar rueda delantera patinete eléctrico [marca]". Ante mí aparecieron infinidad de tutoriales de 10 minutos en los que explicaban, paso a paso, lo que tenía que hacer. Elegí el que más visitas tenía porque tantas personas no pueden estar equivocadas, como tantas veces ha demostrado la historia (hashtag sarcasmo), y me puse manos a la obra. O eso creía.

Paso 1: quita la placa roja, y hasta aquí

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La plaquita roja que fue el comienzo del fin.

Tras una breve introducción, el señor del vídeo empezó a explicarme lo que tenía que hacer. Lo primero era quitar una plaquita roja reflectante que el patinete tiene en la zona del neumático delantero, que sirve para ocultar los cuatro tornillos que enganchan la tapa que, a su vez, tapa (que es lo que hacen las tapas, tapar) el cable y otros tantos tornillos. ¿Fácil, verdad? Es quitar una cosita roja, no tiene más misterio, ¿no? Claro, no lo tiene si tienes en tu poder las herramientas necesarias, pero la caja de herramientas de un servidor es más antigua que la Polka y tiene un destornillador, unos alicates y poco más.

El amable señor del vídeo usaba una especie de espátula muy fina, y yo de eso no tengo en casa, ¿pero sabéis que tengo? Mucha ilusión y cuchillos de untar mantequilla, así que cogí uno de ellos y, para sorpresa de nadie, no servía. Por supuesto que no servía, porque en lugar de quitar la placa roja lo que estaba haciendo era destrozarla, así que opté por rendirme. Sin sacar la tapa no podía seguir y la plaquita roja tenía que seguir intacta para poder volver a colocarla después.

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"OK Google, define profesionalidad".

¿Qué quedaba, entonces? Acudir a un profesional de las reparaciones, lo que en mi caso se tradujo en ir al taller de coches y motos que hay al lado de casa a preguntar. En mi cabeza tenía mucho sentido, porque hombre, si pueden quitarle el neumático a un coche o una moto quitárselo a un patinete no debería ser demasiado complicado. A mí, con que me hubieran quitado la placa, me habría bastado, luego ya me encargaba yo de meterle el neumático y ponerlo todo en sitio.

Pues tampoco. "Que va chico, aquí no hacemos eso", fue la respuesta que recibí del dueño del taller, que no dudó en ofrecerme un consejo magistral: mete el neumático un par de minutos en agua hirviendo, verás cómo te es más fácil meterlo en la llanta. Mi cara de asombro fue espectacular. Entiendo la idea, que es dilatar la rueda para que sea más fácil de introducir, pero lo que el mecánico no sabía era que yo venía de intentar sacar la placa con un cuchillo de untar. Decirme a mí que meta el neumático en una olla con agua hirviendo es como darle a un mono una escopeta.

Volví a casa y seguí viendo el vídeo para, al menos, saber cómo proseguir en caso de hacerme con una herramienta capaz de sacar la placa roja del demonio. Y cuál es mi sorpresa cuando veo que en el tutorial saca el neumático, impregna la llanta con vaselina (mal vamos, no tengo vaselina en casa) y recomienda, ojo al dato, meter el neumático nuevo en el microondas, no sin antes decir que tengamos cuidado con el tiempo porque si nos pasamos, estalla. ¿Cómo que estalla? ¿Estamos cambiando un neumático o una barra de uranio?

Si ya me costó ajustar los frenos, no iba a poner en riesgo mi vida y la de mi familia por cambiar una rueda, así que, finalmente, tras haber comprado una bomba que no sirvió para nada, haber sido derrotado por un patinete eléctrico y haber descubierto que una buena idea para cambiar un neumático es meterlo en el microondas o agua hirviendo, decidí que se acabó, que me quedo con mis LEGO y que ya llevaré el patinete a un sitio especializado a que me lo arreglen.

Un mes lleva el patinete muerto de pena en mi cuarto esperando a que eso ocurra.

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"Cuando un neumático venció al ser humano" - Óleo sobre lienzo; Garcia, J (2020).
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