El smartphone nos acompaña a todas horas y en todas las ocasiones. Lo usamos para comunicarnos, entretenernos, jugar, planificar nuestras agendas, pagar, trabajar, informarnos, hacer fotos, grabar vídeos y un sinfín de tareas más. Pero, en no pocas ocasiones, acabamos parafraseando a Rocío Jurado cuando decimos aquello de “se nos rompió el smartphone de tanto usarlo”.
Lo llevamos hasta al baño, sin olvidar las prácticas deportivas, excursiones, las salidas de ocio nocturno y todo un repertorio de escenarios de potencial riesgo para la integridad de nuestro dispositivo. Aunque no hay datos para el mercado español, un estudio señala que en EE.UU. se rompen más de 5.761 pantallas por hora, para un total de más 50 millones de pantallas al año.