Llega a Netflix una trepidante historia de orígenes heroicos con estética de cómic y combates desbocados

snake eyes
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La primera película de 'G.I. Joe' (no el memorable largometraje animado de 1987 que continuaba la serie de animación de los ochenta, sino la película de 2009) supuso todo un sopapo de desvergüenza, acción chiflada y disparate a raudales que refrescó la cartelera en un momento en el que, en uno de esos virajes cíclicos que padece el género, el cine de acción se volvía serio y meditabundo. La secuela de 2013, llena de cameos y aún más festiva, era algo inferior, pero también reventó taquillas. Entonces se decidió dar luz verde a un spin-off protagonizado por uno de los héroes más emblemáticos de la franquicia.

El invento no funcionó comercialmente: 'Snake Eyes: El origen' supuso un giro para la saga, alejándose de la verbenera concepción de la acción demente de las dos primeras entregas de 'G.I. Joe' y se hundió en taquilla. Algo más de un año más tarde, y superada la algo injusta furia con la que la recibió la crítica, es el momento de recuperar esta película, más cerca de un film de samuráis y venganzas japonesas que de una aventura de acción al uso. Puedes hacerlo en Netflix, donde acaba de llegar.  

Conoceremos los orígenes de Ojos de Serpiente o Snake Eyes (Henry Golding), el ninja silencioso siempre vestido de negro y del que no se conoce el rostro. Antes de asumir esta identidad, intentará convertirse en miembro del clan Arashikage. Frente a él, dos viejos villanos que no sorprenderán de los conocedores de la línea de juguetes militares de Hasbro y sus adaptaciones animadas: La Baronesa (interpretada por la española Úrsula Corberó) y su archienemigo Storm Shadow (Andrew Koji).

Sin duda, el gran valor de 'Snake Eyes' está en cómo introduce en los códigos del cine de acción norteamericano los temas y los ritmos del cine japonés de mafias y samuráis. Aunque la acción no siempre es todo lo lucida que el personaje merece, la estética elegante y afilada del diseñador de producción Alec Hammond y los momentos de tebeo desnortado (principalmente a manos de una desatada Baronesa) convierten a 'Snake Eyes' en una película que no mereció su categórico fracaso en taquilla.

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