Los episodios iniciales de 'Agatha, ¿quién si no?', la primera serie Marvel desde aquella intrascendencia que fue 'Echo' a principios de año, son toda una sorpresa que la coloca rápidamente en el podio de las mejores de la productora. Es decir, codeándose con la propia 'Wandavision' a la que sucede, y los mejores momentos de 'Loki', 'Caballero Luna' o 'She-Hulk: Abogada Hulka'. Sin embargo, 'Agatha' es más consistente y no sufre de tantos altibajos como todas ellas.
'Agatha, ¿quién si no?' se centra en la villana de aquella serie fundacional del MCU televisivo protagonizada por la Visión y la Bruja Escarlata, y sin duda uno de los grandes hallazgos del mejor Universo Marvel audiovisual, el que está al margen de los capitanes américas y los guantes del infinito. Es la pérfida bruja Agatha Harkness, que vuelve a interpretar Kathryn Hahn con considerable malicia (y espíritu zumbón), rindiendo merecidos honores a la zona Marvel vinculada a la hechicería y que en el MCU abandera el Doctor Strange.
Harkness vive desterrada en un mundo imaginario un poco al estilo del castigo que padecía la Bruja Escarlata en 'Wandavision'. Cuando recupera la memoria, decide reunir a un aquelarre improvisado de brujas para huir de sus enemigos y de paso recuperar sus poderes, todo en compañía de viejas rivales y de un peculiar adolescente lleno de secretos y que parece saber más sobre ella y sobre las artes oscuras de lo que aparenta.
Se trata de un punto de partida en el que tienen cabida tanto las referencias a la brujería pop como el terror más puro en espeluznantes secuencias de pesadillas y alucinaciones. Pero la serie se mueve, una vez arranca la trama principal (justo con el final del segundo capítulo, convirtiéndose en una especie de 'El mago del Oz' tenebroso) entre el humor ligero y los guiños para fans de las brujas Marvel. No necesariamente para todos los gustos, eso sí, sobre todo si eres de la facción Peleas + Comentario Político de 'Falcon y el Soldado de Invierno' o Desfase Para Adultos de 'Loki' o 'Caballero Luna'.
Busca las diferencias
A lo que más se parece 'Agatha, ¿quién si no?' es, posiblemente, a otras series Marvel protagonizadas por mujeres: 'Ms. Marvel' y 'She-Hulk: Abogada Hulka'. No solo porque esta también la protagonice una mujer, sino por su ánimo corrosivo e irreverente. O dicho de otro modo: como pasaba con 'The Acolyte' o está pasando con 'Anillos de poder', los fans les dan un poco igual. No es muy buena señal, viendo los resultados (una cancelada, la otra levantando mareas de quejas con cada episodio), pero apunta a que Marvel está buscando vías para no parecerse demasiado a sí misma.
Porque posiblemente, en Disney han comprobado que la vía continuista inmediatamente posterior a 'Endgame' ('Viuda negra', 'Eternals', 'Shang-Chi', 'Wakanda Forever') no ha funcionado al cien por cien como querían, por mucho que sean películas que hayan ido medianamente bien en taquilla. Son opciones que cierran puertas, o más bien, no abren nuevas posibilidades para el MCU. Quizás 'Agatha, ¿quién si no?' no sea un producto redondo, pero como mínimo, se aleja de ser otra historia épica de redención y pasados oscuros (aunque algo también tiene: estamos en Marvel, no en A24) y tantea posibles alternativas.
Para ello, 'Agatha' manosea en el humor meta que tan bien funcionaba en 'She-Hulk', y aunque no se zambulle en ello tan a fondo como 'Wandavision', proporciona un primer episodio que imita los thrillers nórdicos delicioso, con unos títulos de crédito absolutamente maravillosos. También se adentra en una especie de brujería pop llena de guiños para devotos del folk horror, con momentos tan gloriosos como la canción que cantan las brujas, que parece un descarte de la banda sonora de una versión para todos los públicos de 'El hombre de mimbre'.
Y todo ello con un reparto perfectamente cómplice y muy consciente de que están alejándose del canon Marvel y, de paso, generando unas cuantas úlceras en los fans más recalcitrantes gracias a sus torpedos de feminismo para las masas. Y a un nada disimulado espíritu LGTBI, que se manifiesta no solo en personajes abiertamente gays, sino también en las indisimuladas vibraciones lésbicas de los dos puntales absolutos de las brujas, Agatha y Río Vidal (monumental Aubrey Plaza).
¿Que no es para todos los gustos? Ni remotamente. ¿Que no es perfecta? No, porque no deja de ser una serie Marvel, y el auténtico riesgo está vetado. Pero es una aproximación a una Marvel distinta, una más libre, donde caben cosas más allá de las pantallas verdes, la macedonia de space opera chusca y las coreografías recicladas. Una buena orientación que, ya lo sabemos, se verá frustrada en cuanto llegue el review bombing y los llantos desconsolados de los trve fans. Pero mientras tanto, que nos aprovechen los chistes sobre Salem, los familiares y las velas new age.
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