Me gano la vida diseñando filtros para Instagram: Facebook no paga, pero hay mucho negocio detrás

Me gano la vida diseñando filtros para Instagram: Facebook no paga, pero hay mucho negocio detrás

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Me gano la vida diseñando filtros para Instagram: Facebook no paga, pero hay mucho negocio detrás

Lo que para algunos es curiosidad o afición es un negocio para nuestros protagonistas de hoy. De hecho, hay quien incluso le vio el potencial económico desde el mismo momento en que los conoció. Anónimos y famosos usan los filtros de Instagram de estos españoles, que creen que la realidad aumentada aún tiene mucho que enseñarnos en este campo.

El Spark AR Studio de Facebook ha conseguido que cualquier persona genere sus propios filtros para la red social de Mark Zuckerberg, su ‘hermana’ Instagram y el servicio de mensajería Messenger. Ni Facebook ni TikTok, otro de los servicios que explota los filtros, pagan a los creadores, según confirman fuentes de las empresas en España a Xataka. Sin embargo, marcas e influencers están dispuestas a pagar por tener su filtro personalizado. Y hay quien ha sabido aprovecharlo.

Entre las pioneras está Aline Lorenzo. Esta brasileña residente en Galicia era previamente influencer de moda, y en 2019 comenzó a difundir sus propios filtros. Ella es una de las más veteranas; junto a Aline, Álvaro Sicilia, Daniel Betancort o Alberto Linares han convertido en estos dos años un entretenimiento diario en una forma de negocio.

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Instagram no paga, pero otra mucha gente sí

El madrileño Álvaro Sicilia, de 29 años, es hoy el CEO de FiltrosInsta. Sicilia trabajaba en 2018 en la emisora de radio MegaStarFM, donde creaba contenido para Instagram, cuando accedió al programa beta de creadores de filtros que lanzó Facebook. “Ese fue el origen de todo”, recuerda hoy para Xataka.

Alvaro Sicilia Filtrosinsta

Al principio, Sicilia no tenía intención de monetizar lo que aprendía, pero influencers y marcas se le acercaban y le preguntaban si podría diseñar un filtro para ellos. Así, FiltrosInsta lleva en marcha desde noviembre de 2018 y sus trabajos se pueden ver en las historias de Instagram.

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Durante un tiempo, compaginó su trabajo en la empresa con la radio. Sin embargo, ahora se dedica a su emprendimiento a tiempo completo. Los clientes “más fuertes” son las agencias de comunicación, y crea filtros para compañías españolas y latinoamericanas. También, destacan los centros comerciales que quieren usarlos; “me imagino que, sobre todo, porque tenemos la opción de generar una experiencia en un lugar”.

El madrileño asegura que su equipo manda cada día “dos o tres presupuestos, y eso es maravilloso para la época en la que estamos”. En general, los clientes les llegan con una idea, y Sicilia y compañía les asesoran y dan “las claves” para viralizar su campaña, “que no se quede en una creatividad volcada en filtro, sino en una experiencia de realidad aumentada”.

Sicilia defiende esta tecnología para comunicar con experiencias gamificadas: “La publicidad pasa a ser activa, es decir, el usuario es protagonista de la acción. Además, comunicarte con él mediante un juego es mucho más entretenido y la experiencia cala mucho más que si es una persona pasiva que solo oye mensajes y ruido”.

Entre los filtros que ha creado, el joven resalta uno para la marca de potitos SmileEat, con el que te podías convertir en uno de los tres Reyes Magos. Cada vez que se compartía, la empresa donaba un tarro al Banco de Alimentos. “Fue una campaña que lo englobó todo [publicidad y solidaridad], maravillosa”.

Lo que comenzó como afición se ha convertido en negocio

A muchos quizá no les suene el nombre de Daniel Betancort, pero este lanzaroteño de 24 años, que reside actualmente en la isla después de haber vivido en Australia, fue el creador en diciembre de 2019 de un filtro que decía a qué animal nos parecíamos y que fue reproducido 300 millones de veces en ocho meses. Además, fue usado por influencers como AuronPlay o Wismichu.

Daniel Betancort

Hoy, Betancort rememora esa viralidad para Xataka como “una sensación increíble: tenía una media de 10.000 nuevos seguidores cada día, y unos 40 o 50 mensajes directos que intentaba responder siempre. Esto duró unas tres semanas, pero la más fuerte fue la primera, sin duda”.

Fue precisamente en Australia donde comenzó su interés por los filtros de Instagram. “Lo veía una herramienta novedosa donde expresar mi creatividad y hacerla llegar fácilmente a la gente”. Sin conocimientos sobre diseño gráfico, lo que en un principio comenzó como diversión se convirtió en negocio más de siete meses después de comenzar.

“Nunca llegué a imaginar que pudiese tomármelo como un trabajo”, explica. “Tenía cero conocimientos de cómo funcionaban las redes sociales desde el punto de vista de los negocios y el marketing digital. No sabía ni hacer una factura”. Hoy, aunque le gusta lo que hace, tiene otros anhelos: “Mi sueño sería crear mi propia red social”.

Cada mes es diferente para Betancort: hay algunos en los que ha generado una veintena de filtros y otros en los que solo ha creado dos o tres. Enfocado en belleza, cobra una media de 150 euros por uno, “pero tengo compañeros que por menos de 800 euros por filtro no trabajan. Obviamente ellos tienen sus respectivas carreras y están muchísimo más formados que yo, y cuando trabajan lo hacen con grandes empresas”.

A diferencia de Sicilia, cuya empresa está más centrada en agencias de comunicación y marcas, la mayor parte del trabajo de Betancort es con influencers y personajes públicos. Su trabajo con ellos no es alrededor de briefings ni de reuniones por videollamada: “Siempre tiendo a hablar de una forma más casual, ya sea por Instagram o por WhatsApp, y me suelen dar más libertad y menos presión en cuanto al tiempo”. En la actualidad, él diseña para Kora Organics, la línea de cosméticos de la modelo Miranda Kerr, y tiene encargos pendientes para “pequeñas empresas españolas”.

Una agencia especializada en filtros

Alberto Linares

Su filtro para el cantante Cecilio G., con el que cualquiera nos podemos poner los tatuajes del barcelonés, se viralizó gracias a los fans del cantante. Alberto Linares, de 35 años y residente en la actualidad en Barcelona, es uno de los fundadores de la empresa de realidad aumentada para marcas EveryWoah. Él sí vio desde el comienzo la posiblidad de monetizar los filtros de Instagram, y hoy se ha convertido en partner del Spark AR de Facebook: “Que te respalde Facebook y que un proyecto tuyo lo usen millones de personas es una sensación que mola”, cuenta a Xataka.

Desde mediados de 2017, Linares y su equipo han lanzado unas 85 campañas públicas con filtros de Instagram para marcas. El precio de cada uno lo calculan según la complejidad: “No es lo mismo desarrollar un sticker en la mejilla que un minijuego”. El “más loco” que han lanzado fue el de la campaña Freedom para Desigual: quería criticar la censura de Instagram a los pezones femeninos, precisamente tapándolos con ilustraciones. Y como los pezones femeninos, el filtro también fue censurado: “Tuvimos que pedir la revisión explicando que no es un filtro nudista, porque precisamente está tapando los pezones, y nos lo aprobaron”.

El futuro de los filtros: gafas de Ray-Ban y una comunidad creadora potente

Sobre lo que está por venir, Betancort cree que los filtros se popularizarán más y apunta posibles tendencias: “Me imagino todas las webs de tiendas de ropa con la posibilidad de probarte sus prendas con la cámara del móvil”.

Sicilia también anhela “fusionar el ámbito digital con la realidad, porque, a fin de cuentas, todavía tenemos un pedazo de vidrio que separa estos dos mundos. La realidad es que Instagram, y por tanto Facebook, está apostando mucho por esta tecnología, dado que está construyendo sus gafas de realidad aumentada con Ray-Ban”. Cita también la ARCore de Google o las gafas de realidad aumentada de Apple (“esperemos que lleguen pronto”) como ejemplos de lo que está por venir.

Para el fundador de Filtrosinsta, el siguiente paso es llevar la realidad aumentada al comercio electrónico, ahora que Amazon y Shopify exploran esta posibilidad: “Al final, cada persona quiere resolver la pregunta de ‘qué hay aquí para mí’. Es fantástico para el comercio electrónico si de pronto puede probar una gorra, unas gafas, relojes, zapatillas…, como en Snapchat”.

Linares, que también tiene las miras puestas en las gafas de Apple, cree que “ahora quizá hay un poco de saturación, porque hay muchísimos creadores”. Sin embargo, tantos inventores no son un problema para él: “Han conocido a nivel tecnológico qué es la realidad aumentada y se les ocurren muchas ideas supercreativas. Estamos ayudándolos a reinventar el futuro”. Así, quizá en el próximo reportaje hablemos de creadores de filtros para gafas, en las que la pantalla que limita los dos mundos sea solo un cristal ante nuestros ojos.

Imágenes | Álvaro Sicilia, Daniel Betancort y Alberto Linares.

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