La inteligencia artificial es también todo un reto para los críticos musicales

La inteligencia artificial es también todo un reto para los críticos musicales
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La inteligencia artificial es el tema de moda, tanto por tendencia en el avance tecnológico como por esa intriga de que cada vez tenga capacidades más humanas o nos pueda engañar. Ayer veíamos que incluso los profesionales del póker lo tienen cada vez más difícil a la hora de batirlas, pero ¿qué ocurre con los de la música? ¿Son capaces de saber los expertos si una composición está hecha por una persona o por una inteligencia artificial?

Hace unos meses os propusimos justo este reto con trece composiciones musicales y de poesía, de modo que puedes someterte tú mismo a la prueba y ver si eres capaz de discernir entre la creación de un robot o la de un humano (Spoiler alert: si te apetece jugar, hazlo antes de acabar de leer el post). Ahora hemos retado a dos profesionales de la música, Darío Manrique (crítico musical y locutor en Radio Gladys Palmera) y David Saavedra (crítico musical y colaborador en Rockdelux y Metrópoli), con los mismos temas. ¿Fueron o no capaces de distinguir su origen humano o artificial? ¿En qué se basaban para realizar su apuesta? Lo vemos a continuación.

La repetitividad, una delatora de lo artificial

Seamos o no expertos, hay aspectos de una pieza que pueden inducirnos a pensar que ha sido obra de una composición más elaborada o automática. Puede que asociemos la música electrónica a un método más artificial y piezas de estilo clásico y sobre todo menos repetitivo al toque más humano y menos "de software".

Estos aspectos también son los que sirven de guía a Saavedra y Manrique, y justo la repetitividad es lo que hace que ambos acierten en el caso de Minimalism de Melomics, una composición sencilla que puede recordarnos a las melodías de acompañamiento de vídeos promocionales o anuncios.

Los tres puntos de análisis

¿Cuáles serían entonces las claves para determinar si se trata de una composición humana o artificial? En realidad vemos que no siguen un método tal cual, sino que analizan los distintos componentes de la pieza viendo cuál de ellos parece tener un origen humano o sintético.

Es Saavedra el que cita lo que serían los tres puntos básicos de análisis: la letra, la melodía y la interpretación vocal e instrumental. Lo hace al escuchar Atlas Bound de Softler Still, citando la confusión que experimentó con dicha pieza al percibir que algunos de estos puntos parecían humanos y otros más bien sintéticos.

Manrique comenta al respecto que coincide en que había algunas partes (guitarras) que parecían más sintéticas pero que en su decisión pesó más que la voz "tuviese sentimiento", matizando que igualmente podría haber sido una composición enteramente artificial que hubiese tomado la parte de la voz de una interpretación puramente humana.

Teclado

La letra, amiga y enemiga

Uno de los componentes que pueden inducirnos a pensar que hay mano humana es la letra, sobre todo según el contenido y la coherencia entre versos. Pero este aspecto puede ser tanto una ayuda como parte del "engaño".

En el caso de Flow Machine de Daddy's Car, el tema estilo Beatles, Manrique captó algunas frases textuales de las canciones del grupo británico que le hicieron sospechar en que podrían ser piezas que la máquina habría cogido para la composición (y acertó), pero en el caso de X de 21 Savage el uso de palabras malsonantes típicas de hip hop hizo dudar bastante: ¿es capaz una máquina de detectar clichés raperos y componer con éstos o su uso determina que se trata de un ser humano? En este caso se trata de lo segundo, el uso de la jerga y los versos son humanos y no se trataba de la doble trampa que apuntaba Saavedra.

Las pistas tangenciales

Como decíamos antes, las piezas electrónicas suelen inducir a pensar que el compositor es una AI por la "facilidad" relativa de composición y sobre todo cierta regularidad en la misma, siendo la estructura y la duración pistas de que puede haber un ser humano tras ella. Justo estos dos aspectos hacen que Manrique no caiga en la sugestión y detecte el componente humano en Tránsitos de DSum (mientras Saavedra falla).

De hecho, la complejidad es un aspecto en el que las IAs logran engañar a los expertos, algo que vemos en los casos de Iamus de Mutability, una composición de piano y lírica, y Mr Shadow de Flow Machines, una pieza que mezcla estilos (country y psicodélico) y más innovadora. En ambos casos la complejidad y originalidad logran confundir a los expertos, y en el segundo caso Saavedra añade una interesante reflexión.

Me he dado cuenta de que realmente que el tema esté compuesto por un humano o por una máquina no es tan relevante. De hecho, la mayoría de temas de los que hemos escuchado aquí se prestaban a la confusión. Creo que realmente el problema es que muchos humanos componen como máquinas. Lo que hemos visto aquí es que todo se basa en arquetipos, en esquemas prefijados de canciones anteriores de cómo debe ser una canción de género [...]. Y en ese sentido yo creo que no hay tanta diferencia en uno o en otro, y que el elemento diferencial puede estar en la innovación, lo imprevisible, algo que te rompa los esquemas.

Guitarra

Ser moderno no significa saber innovar, pero tiempo al tiempo

Por tanto, la innovación es lo que al final eligen como punto diferencial, si bien matizan que suele ocurrir que en compositores noveles se recurra más a los clichés y surjan composiciones que sí puedan seguir esquemas anteriores (de modo que se asocie a una composición más sintética).

Las composiciones de IA les sorprenden por la variedad estilística y el hecho de que las máquinas sean capaces de realizar piezas convincentes

De las composiciones de IA les sorprende la variedad estilística y el hecho de que las máquinas sean capaces de realizar piezas convincentes. Aquí Saavedra reflexiona sobre lo venidero en composición y cree que deberíamos ser conscientes de que una composición lírica con piano como la de Iamus puede ser compuesta como una máquina de cara a un futuro próximo en la música. Aunque de nuevo matiza que ese punto de innovación humana es lo que les falta, si bien ambos coinciden en que lo conseguido por AIs hasta el momento es sin duda destacable y que va por buen camino.

Manrique puntualiza algo que puede que también hayamos pensado nosotros mientras realizábamos el test: ¿no hay siempre algún mínimo componente humano aunque la composición la haga una máquina? Es decir, en un inicio es el ser humano el que ha creado esa inteligencia artificial y ha determinado en cierto grado los parámetros de actuación de la AI, aunque en este sentido ya estamos viendo AIs capaces de desarrollar acciones comparables a la intuición humana.

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