Cómo se vivió la gran nevada desde dentro de un CPD: hablamos con los operarios que se encerraron en ellos para que todo siguiera funcionando

Cómo se vivió la gran nevada desde dentro de un CPD: hablamos con los operarios que se encerraron en ellos para que todo siguiera funcionando
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Viernes, 8 de enero. 18 horas. La anunciada gran nevada del temporal Filomena empieza a ser más que evidente en buena parte de España. En esos momentos, muchos negocios deciden cerrar sus puertas y mandar a sus empleados a casa, ante el riesgo de que calles y carreteras queden intransitables.

Pero, al mismo tiempo, otros trabajadores salen de sus casas para pasar más de 12 horas encerrados, durante toda la noche, en un CPD, con el objetivo de que los sistemas no se caigan e Internet siga funcionando con normalidad.

Son el personal encargado de que, ante situaciones críticas e incluso extremas, los sistemas, los CPD y las redes sigan funcionando.

Una actividad esencial

La actividad que se desarrolla en estos CPD es indispensable para que Internet pueda seguir funcionando: desde las plataformas de streaming a muchos de los servicios que se almacenan y gestionan en la nube pasan por las redes y estos centros. Son tan imprescindibles que están catalogados como actividad esencial en tiempos de pandemia.

Que tengan esta consideración conlleva, por ejemplo, que sean de las primeras instalaciones a las que hay que restablecer suministros energéticos, como la electricidad. Pero estas empresas deben velar para que, de producirse estas interrupciones, tengan las menores consecuencias posibles. Por eso, por ejemplo, los responsables de Interxion se aseguraron, días antes de la nevada, de que tener sus dos tanques de gasóleo (de 20.000 litros cada uno) completos, con el fin de tener una autonomía mínima de 48 horas en caso de que se fuera el suministro eléctrico.

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De izquierda a derecha, Raúl Arroyo, Customer Support Engineer, Juan José Dueñas, Customer Support Engineer, Alejandro González, Customer Support Engineer y Roger Regueira, Customer Service Manager

Sin miedo, pero con incertidumbre

El trabajo de estos operarios consiste, de manera rutinaria, en velar porque no haya ningún tipo de incidencia en los centros de datos: controlar que la temperatura es correcta, que el grado de humedad también sea el adecuado, que no se producen cortes en el suministro eléctrico, que los servidores no se caen…

Además, están acostumbrados a trabajar en situaciones excepcionales, como olas de calor, en las que han llegado a registrar más de 58 grados en la azotea de los edificios que albergan los CPD.

Sin embargo, el personal que se encarga del mantenimiento de los CPD de Interxion (Francisco Peña, Site Manager de MAD01 y MAD02, Roger Manuel Regueira, Customer Service & Local IT Manager, o Raúl González, Facility Engineer), reconoce que nunca había vivido algo como esta gran nevada. “Climatológicamente, ha sido la situación más crítica que hemos vivido”, reconocen. Pero aseguran que no tuvieron miedo, aunque sí incertidumbre, a la hora de enfrentarse a ella. “No tienes miedo, pero sí algunas inquietudes porque no sabes a ciencia cierta cómo van a reaccionar algunos equipos ante estas temperaturas extremas. Y, si pasa algo grave, cuánto tiempo puede tardar en solucionarse”, explica Oscar Sánchez, Facility Engineer.

Roger Manuel Regueira añade que, en situaciones como ésta, las dudas vienen más por cómo pueden reaccionar suministradores externos. “Sabes que las máquinas van a responder”, explica. “El problema puede venir si hay un corte de luz ajeno a nosotros. Eso nos obliga a estar con grupos electrógenos externos que tienen que dar electricidad a todo el edificio”, detalla.

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Subir a la azotea y hacerte camino antes de vigilar las máquinas

Estos profesionales están acostumbrados a pasar noche en las instalaciones del CPD que Interxion tiene en Madrid y a hacer turnos de 12 horas. Tienen todo lo necesario para cumplir con su labor y poder realizar una vida “normal”, comida incluida.

Desde marzo, incluso, tienen camas para dormir en el propio CPD. Aunque finalmente no fue necesario acometer el plan, estaba previsto que pudieran permanecer encerrados durante todo un mes si el confinamiento lo exigía.

En el caso de la nevada, pudieron cumplir con turnos de 12 horas gracias a que muchos de ellos viven cerca del CPD y los accesos a las instalaciones estaban transitables. Alejandro González, Customer Support Engineer, fue uno de los que se quedó encerrado en el CPD mientras Filomena arreciaba. Como él, todos reconocen que, desde el estallido de la Covid-19, “tenemos la mentalidad de que podemos quedarnos encerrados en el CPD varios días para poder mantener la infraestructura”.

Algo que, por otro lado, viven con normalidad y naturalidad. Porque, como aseguran, forma parte de su trabajo rutinario.

Revisando máquinas y refrigeradores

El control de la temperatura y de la humedad son dos de los aspectos básicos y rutinarios, pero también críticos, que realizan estos profesionales. En momentos como el de la nevada, deben revisar cuidadosamente los enfriadores y hacer arranque de generadores. “Los generadores tienen resistencias, pero es bueno hacer un arranque de los mismos cada X horas para confirmar que funcionan perfectamente”, explican.

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Los enfriadores están situados en la azotea de los edificios. Son las máquinas encargadas de enfriar el agua que circula por un circuito cerrado y que mantiene el CPD a una temperatura adecuada. Estos técnicos nos cuentan que la azotea tiene unos 2.500 metros cuadrados de superficie, ocupada en un 60-70% por estos enfriadores.

Durante la nevada, los operarios tuvieron que subir varias veces a la azotea del edificio para vigilar que estos enfriadores funcionaran correctamente, aunque para ello primero se tenían que abrir paso ante la nieve acumulada en el suelo. Su misión era evitar que se formara hielo en los refrigeradores que impidiera su funcionamiento, pese a que este tipo de maquinaria está preparada para sufrir los rigores de inviernos más crudos que el nuestro. “Es cierto que en España no habíamos vivido una nevada así, pero las mismas máquinas que tenemos nosotros están en CPD de Dinamarca y funcionan sin problemas”, subraya Raúl González.

Comprobar la automatización del CPD

Durante la noche de la gran nevada en Madrid se produjeron en este CPD 7 micro cortes de la electricidad por parte de la compañía eléctrica. Después de cada una de estas pequeñas incidencias, cualquier CPD debe comprobar que toda la infraestructura sigue funcionando.

Tal y como explican fuentes de Interxion, la mayoría de los CPD están construidos con procesos de automatización, de tal manera que estas operaciones de comprobación se realizan automáticamente ante cada incidencia. Sin embargo, sigue siendo necesaria la supervisión humana apara confirmar que, efectivamente, toda esta automatización funciona y, por tanto, que toda la infraestructura sigue operativa. “Con 7 micro cortes en una noche, es evidente que no pudimos pegar ojo”, explica irónicamente Roger Regueira.

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En este punto, aseguran que el personal de seguridad que trabaja en las instalaciones ha sido de gran ayuda durante las horas de las nevadas. “Ellos sí que tuvieron que estar más de 38 horas seguidas en el CPD, ante la imposibilidad de que llegaran los relevos”, nos cuentan. Pero, al ser unos trabajadores también muy acostumbrados a las instalaciones, “nos echan una mano y nos avisan cuando ven que se está produciendo alguna anomalía en algunos de los servidores o instalaciones”.

¿Lo más asombroso? La cantidad de nieve

Aunque los CPD suelen ser instalaciones cerradas y relativamente oscuras, en el mismo edificio donde se alberga el de Interxion hay oficinas desde las que no solo hay ventanas, son que también se hace un seguimiento y monitorización de toda la instalación del CPD, tanto de forma interna como de los refrigeradores que hay en la azotea.

Una vez pasada la gran nevada, los operarios que estuvieron trabajando aquella noche aseguran que, en realidad, no hicieron nada que no sea su trabajo habitual, salvo quitar la nieve de la azotea y de las máquinas instaladas allí. “Lo más asombroso que vivimos esa noche fue ver que no paraba de nevar y cómo lo hacía”, aseguran tranquilos.

Así pues, mientras muchos nos sorprendimos de la cantidad de nieve que se había acumulado durante esa noche al despertarnos la mañana del sábado 9 de enero, a estos operarios, que habían estado trabajando toda la noche para que Internet siguiera funcionando no les pilló tan desprevenidos que podrían hundir sus pies en la nieve de las calles de Madrid.

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