Llevo tres años haciendo un podcast diario. Esto es lo que me hubiese gustado saber antes de empezar

Llevo tres años haciendo un podcast diario. Esto es lo que me hubiese gustado saber antes de empezar

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Podcast

En el verano de 2019 decidí comenzar un podcast diario sobre Apple. Sin mucha idea, con más motivación que puntería, pero ahí que empecé con él en septiembre.

En estos tres años es habitual que Loop Infinito sea el número 1 en el ranking de tecnología de Apple Podcasts, si bien es una métrica con trampa: la plataforma de Apple es un lugar propicio para que queden sobrerrepresentados los podcasts sobre ídem. No soy tan guapo como sugiere Apple Podcasts, y quizás tampoco tan feo como indica Spotify, exactamente por las razones opuestas. El contexto es importante.

Hace tres años no sabía gran cosa sobre esto y ahora solo sé dos o tres, pero me gustaría compartirlas contigo, aspirante a podcaster, para que tu desembarco sea más sencillo que el mío.

Una auténtica pasión como temática del podcast

Las pasiones genuinas son las que resisten el paso del tiempo. En la era del online somos muchos los que oscilamos entre obsesionarnos con algo y perder todo el interés unos meses después.

Para algo orientado al largo plazo es mejor asegurarnos de que no nos cansaremos del tema. Así que lo aconsejable es algo que lleve formando parte de nosotros desde hace muchísimo tiempo.

Bonus: a mayor nivel de concreción llegue tu temática, más fiel será el nicho al que accedas. Hablar de tecnología, de cine o de videojuegos en general puede ser fantástico, pero tendrás mucha competencia y menos posibilidad de diferenciarte. Hablar de relojes para hacer deporte, de bandas sonoras o de videojuegos para Nintendo Switch, en cambio, son cuestiones tan específicas que muchísimos de los interesados en ellas querrán escucharte sí o sí. Supondrán menos oyentes, pero serán mucho más fieles y se identificarán mucho más contigo.

Define la periodicidad...

Me lancé a la piscina de hacerlo diario por dos motivos. El primero es que tenía un cierto rodaje previo en el podcasting, aunque nunca como host. El segundo es que cubrir a Apple lo hacía más sencillo: ninguna otra empresa del mundo despierta un nivel de interés constante comparable a Apple.

Ser demasiado ambicioso en la periodicidad de un podcast puede ser el primer paso hacia el abandono prematuro

Por lo general, hacerlo semanal o quincenal es más recomendable, al menos en una primera fase. ¿Uno mensual? También es adecuado, aunque tendrán que ser necesariamente más largos y profundos. Nadie entiende un soliloquio mensual de tan solo diez minutos de duración, tampoco parece viable uno diario de cuatro horas. Nuevamente, el contexto. En caso de duda, mi recomendación es ser conservador. Ya habrá tiempo para pisar el acelerador. Esprintar demasiado pronto suele acabar en hartazgo.

Bonus: mi idea desde el principio fue convertirme en parte de la rutina de las personas que decidiesen escucharme. Mi promesa es que podrán escucharme cada día a las 7 de la mañana, de lunes a viernes. Sea enero o sea agosto. Llueva o nieve. Ahí estaré. Sin un marco temporal al que acogerse es más complicado que te tengan en cuenta.

...y la duración

En función de la periodicidad escogida habrá una extensión recomendable. A mayor frecuencia, menor duración. Diario: hasta veinte minutos. Semanal: entre media hora y una hora. Quincenal: entre una y dos horas. Mensual: entre una y tres horas.

Son valores aproximados, no algo que grabar en piedra. E igualmente, uno puede estar equivocado. Hace unos años un podcast diario era una extrañeza, casi un exceso, y con el paso del tiempo se han normalizado. También hay que tener en cuenta la temática, si dependemos o no de la actualidad o hasta qué punto estemos preparados para estirar el tema.

Solos o acompañados

Un podcast en compañía siempre dará más juego, sobre todo si tenemos química previa con la otra persona; requerirá algo menos de preparación y será más entretenido. Por contra, ser cosa de dos implicará más riesgos de retrasos y ausencias.

La soledad aumenta la dificultad de sacar el trabajo adelante, pero también nos permite no depender de nadie para ello

La alternativa es un podcast de entrevistas. Funcionan muy bien, aunque eso depende de la calidad del entrevistado, de la cantidad de historias interesantes que tenga que contar. Encontrar a esa gente interesante puede ser complicado para alguien que empieza desde cero, o casi. Crecer en audiencia entrevistando a perfiles anónimos también es un desafío mayor.

Lo que desaconsejaría salvo que tenga muy claro que es lo deseable es una multitud alrededor de una mesa. Es difícil para el oyente seguir el hilo de quién está hablando en un formato puramente acústico, se tiende a pisarse unos a otros... Es confuso y suele restar más que añadir, sobre todo si todo el episodio es una conversación entre todos, en lugar de secciones separadas y bien estructuradas donde queda claro quién protagoniza o quiénes intervienen.

Marca

En Xataka quizás no estamos para dar lecciones, pero los nombres cortos y específicos se recuerdan mejor que las mezclas de generalidades. También los que jueguen de forma inteligente con su contexto o su temática.

Un buen ejemplo es el de Office Ladies, el podcast de dos de las integrantes de la serie The Office. Diez puntos extra si no contiene la palabra "podcast" en el nombre o si tampoco encaja nada que acaba en "cast". E importante: que sea sencillo de escuchar y escribir. Una forma de crecer en el podcasting es ganarse las recomendaciones e intervenciones en podcasts ajenos. Con un nombre ininteligible solo estaremos disuadiendo a otros de lanzarse a buscarnos.

Infraestructura: modera tu entusiasmo

Es un lugar común en el podcast gastar trescientos o cuatrocientos euros en equipamiento en el mismo momento del lanzamiento. Te diré un secreto: casi nadie necesita empezar con una interfaz de audio ni micrófonos de más de cien euros cada pieza. Yo tengo ambos (los que aparecen en la foto que encabeza este artículo) porque también pasé por esa fase, y precisamente solo puedo recomendarte huir de ello.

Es muy tentador también empezar con algo más básico, y unos meses después, pensar que invertir en equipamiento es lo único que nos falta para crecer en número de reproducciones. Spoiler: sale mal.

A partir de cierto nivel no habrá mejoras apreciables en el sonido; gastar más en equipamiento no aumentará las escuchas

Mi recomendación como micrófono es el fantástico Audio-Technica ATR2100x-USB, un modelo que suena bien, es pequeño y ligero, y tiene conexión tanto USB como XLR, por si el día de mañana nos venimos arriba y vamos a por la interfaz de audio. Donde sí recomiendo apostar más fuerte de lo normal es en un buen brazo para el micrófono, mi elección es el Rode PSA1, que cuesta casi tanto como el micrófono pero que está hecho para durar mucho y en muy buena forma, frente a brazos más baratos que no tardan en mostrarse endebles y deformes. Este es pura calidad. Si no quieres gastar ese dinero en un brazo, valora un pie para el micrófono, porque el ATR2100x incorpora un trípode poco recomendable para usarlo con continuidad.

Bonus: dedica ese dinero a que un profesional diseñen la portada o la identidad sonora del podcast, transmitirá profesionalidad y capacidad de ser distinguido. Un micrófono que suene un poco mejor, a partir de cierto nivel, no será apenas distinguible.

El software

¿Puedes y quieres pagar por la mejor solución para el podcaster? Escoge Hindenburg. La mezcla perfecta entre sencillez y versatilidad. ¿Quieres anclarte en algo gratuito, al menos de momento? Ve a por Audacity. ¿Quieres enfrentarte a una infernal lucha contra el eco y a una absurda interfaz que se desprendió de herramientas para podcasters sin motivo aparente? Entonces GarageBand, de serie en todos los Mac, es ideal.

Más allá de la broma, las dos primeras opciones son las naturales, digamos. Y si vas a hacer entrevistas o a grabar junto a otra persona en remoto, echa un vistazo a Zencastr.

El guión

Improvisar no se le da bien a todo el mundo, y suele notarse. Para mal. Conversaciones circulares, pérdidas de enfoque, temas que se finalizan sin ser resueltos... Durante mucho tiempo, y a veces sigo haciéndolo, mis guiones son el texto completo que luego leeré. Hace falta práctica y conciencia para que no parezca que lo estás leyendo, pero es mi forma de asegurarme de ir al grano y no divagar o quedarme en blanco.

Improvisar a partir de un título suele salir mal. Como mínimo, enumera con cierto detalle los puntos que quieres tocar

Lo que suelo hacer ahora, con mucha más práctica que antes, es limitarme a enumerar los puntos clave de aquello de lo que quiero hablar, e improvisar levemente cada uno de esos puntos, con las ideas que previamente he pensado. Empezar sin planificar lo que diremos más allá de un titular suele salir mal.

Para escribirlos utilizo Ulysses, me gusta mucho su forma de gestionar los objetivos de escritura y la información que ofrece, aunque cualquier bloc de notas será más que válido.

Las expectativas

Nadie con menos de quince dioptrías crea un podcast para hacerse rico ni famoso. Si esos son tus objetivos, YouTube, Instagram, TikTok o Twitch son herramientas mucho mejores. Un podcast permite crear y consolidar una sana comunidad que comparte una misma pasión.

Solo el paso del tiempo, el talento y el trabajo que uno esté dispuesto a hacer terminarán dictando hasta dónde llega esa creación. Para mí es algo placentero que además me ayuda a mantener un hábito de creación, así como a transmitir ideas, compartir conocimiento, obtenerlo de vuelta gracias a los correos de los oyentes y en definitiva contar con un aprendizaje constante.


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