La era de los grandes rodeos: cómo las aerolíneas están operando sus vuelos internacionales sin cruzar Rusia

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Entre las muchas y diversas consecuencias que se han derivado de la Guerra de Ucrania está la del cierre de espacios aéreos. Primero fue Ucrania la que cerró el suyo, y luego Europa y Estados Unidos prohibieron que aviones rusos cruzaran sus espacios aéreos. Rusia ha acabado haciendo lo mismo, y ahora ha prohibido que cualquier aeronave no rusa pueda entrar en su espacio aéreo.

Rusia, cada vez más aislada. Las medidas tomadas han hecho que las rutas tradicionales que seguían miles de vuelos cada día se vean modificadas debido al cierre de esos espacios aéreos. La situación ha provocado que por ejemplo un vuelo entre Moscú y Kaliningrado esté obligado a dar un rodeo enorme para llegar a destino. Lo mismo ocurre con los vuelos entre Bielorrusia y Kaliningrado. Los multimillonarios rusos y sus jets también lo están pasando mal.

La industria de la aviación rusa lo tiene complicado. Aeroflot, la principal aerolínea rusa, usa aviones de Boeing y Airbus, y ambas empresas han decidido abandonar sus operaciones en Rusia. Eso supone que teóricamente no suministrarán ni nuevos aviones ni piezas de recambio para los que ya tenían.

El efecto dominó es aquí inquietante: la mitad de la flota de Aeroflot no es suya, sino que la tienen en forma de leasing, lo que según los analistas hará que sus verdaderos propietarios —acreedores de Aeroflot— tomen posesión de esas aeronaves y "se las quiten". Rusia podría buscar proveedores de esas piezas de recambio en otros países, pero dichos países podrían enfrentarse a sanciones, lo que de nuevo pone en peligro esta industria rusa.

Pero esto afecta a todo el mundo. No poder atravesar el espacio aéreo ruso también está provocando importantes consecuencias para vuelos de largo recorrido. Ahora un vuelo entre Tokio y Londres tiene que pasar por Alaska en lugar de hacerlo por Rusia. Eso implica un vuelo que es tres horas más largo que por la ruta rusa.

Hay otros muchos vuelos afectados, y en FlightRadar24, que se ha convertido en una herramienta especialmente popular estos días, ponían el ejemplo del vuelo entre Nueva Delhi y Londres: no poder pasar por Rusia ha hecho que vuelos como los de British Airways que cubrían esa ruta tengan que alargarse 896 km y una hora más de vuelo.

Vuelos más largos (y menos eficientes). Todas estas prohibiciones hacen que las rutas más largas se vean muy afectadas. Eso es un problema importante no solo para las aerolíneas, que tienen que determinar qué rutas alternativas pueden tomar, sino para los vuelos, que son más largos, consumen más combustible —con los precios del petróleo subiendo— y emiten más dióxido de carbono.

Umang Gupta, de la empresa Alton Aviation Consultancy, explicaba en Axios cómo el vuelo típico entre Europa y Asia tarda 11,8 horas a la ida y 13,5 horas a la vuelta. Con estos cambios "en el mejor de los casos se añadirán dos horas más de vuelo en ambos sentidos", y el gasto de combustible se incrementará al menos en un 20%.

Más problemas para logística mundial. Éramos pocos y parió la abuela. A los problemas que ya teníamos con los contenedores en los últimos meses ahora se suman estos problemas para las rutas aéreas. Muchas aerolíneas que se dedicaban a vuelos entre Europa, Asia y Estados Unidos atravesaban el espacio aéreo ruso, y ahora no podrán hacerlo. De nuevo, vuelos más largos, menos eficientes y más caros. Adivinad a quién traspasarán los costes todos los implicados.

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