Destripando la historia: cómo conseguir 3 millones de seguidores cantando cuentos en YouTube

Destripando la historia: cómo conseguir 3 millones de seguidores cantando cuentos en YouTube

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Destripando la historia: cómo conseguir 3 millones de seguidores cantando cuentos en YouTube

Entre gameplays, vlogs, challenges, tops y demás palabrería anglosajona que da peso y altura a la fórmula de éxito youtuber, a veces se puede conseguir el mismo ruido y número de clicks con un material fresco, original y tan difícil de encorsetar que hasta puede trascender del puro Internet. Es ahí donde encontramos el perfil de Pascu y Rodri. Gracias a su relativamente joven Destripando la historia, estos dos madrileños han convertido su canal en uno de los más reproducidos de YouTube España (41 millones de views el vídeo más visto) gracias a un conglomerado de referencias y estilos que han sabido sintetizar en pequeños musicales de tres minutos y medio.

Para entender cómo se pueden alcanzar más de tres millones de suscriptores en apenas un par de años sin perder un ápice de la honestidad artística más propia de otras épocas y gracias a sus vídeos donde enseñan historia a través de canciones de estilo original y muy divertidas, hablamos con ellos aprovechando uno de los pocos ratos libres que encuentran: un viaje en tren de vuelta a su Madrid natal tras realizar su primer concierto en la ciudad de Barcelona.

La redefinición 2.0 del dúo artístico

Mientras Hollywood adolece de tal falta de creatividad que está a punto de abrazar a ‘Joker’ (una especie de spin-of/precuela de ‘Batman’) como mejor película del año, los creadores de contenido digital avanzan progresivamente hacia la primera de sus edades de oro. Y decimos primera porque, si bien podríamos considerar que YouTube apenas ha salido de su Edad de Piedra, algunos youtubers están demostrando que se pueden aunar códigos tradicionales y millennials sin morir en el intento ni herir sensibilidades.

Álvaro Pascual (30 años) y Rodrigo Septién (29) se conocieron cuando el primero repitió 2º de la ESO. Nació ahí una amistad que trascendió a lo artístico e, inspirados por sus amados Les Luthiers, comenzaron una colaboración que ha sobrevivido al colegio, al bachiller, a la Universidad y al paso del offline al online. Porque mientras Rodri profundizaba en su faceta musical, Pascu hacía lo propio con la comunicación audiovisual. Sin saberlo, estaban sembrando las primeras semillas de la definición del dúo cómico del siglo XXI.

Porque lo que antes se podía fraguar en las escuelas de interpretación o teatros callejeros (Martes y Trece, Faemino y Cansado…), ahora lo hace entre las clases de Conocimiento del Medio. Igual que sucedió con Venga Monjas, los cuales también se conocieron en el colegio para dar paso a la new generation del humor absurdo, Pascu y Rodri vieron en YouTube el medio lógico para transmitir sus pulsiones artísticas. Y por mucho que parte de la prensa generalista tilde a los millennials de incultos, ellos fijaron el primer paso en Les Luthiers pero nunca hicieron ascos a otros referentes menos elevados. Ahí, entre el grupo teatral argentino, los openings de las series animadas de los años 90, los running gag más típicos de ‘Padre de familia’ y el lenguaje youtuber, alcanzaron su propia fórmula del éxito.

Rodri: “Creé un canal de YouTube donde subir covers y sketches musicales donde participaba Pascu, que me ayudaba con el vídeo y el montaje (aunque siempre detrás de las cámaras). Pero hay un momento en el que le propongo hacer los vídeos juntos: haciendo letras, saliendo ambos y que así nos conocieran como Pascu y Rodri”.

Pascu: “Rodri me dijo, vamos a dejarnos de tonterías y de que salgas a escondidas en los vídeos”.

Hasta ese momento, el canal de Rodri llevaba 3 años “y no era rentable”. Por aquel entonces podía sumar “unos 100 mil suscriptores y 200 ó 300 mil visitas al mes”. Rodri, que había estudiado magisterio, un módulo de sonido y estaba (nunca mejor dicho) loco por la música, decide apostarlo todo y proponerle a Pascu (que además de comunicación audiovisual también estudió un máster relacionado con el 3D) la profesionalización definitiva: “Dejé esos pequeños trabajos temporales y con lo que había ahorrado invierto seis meses al canal. A buscarnos la vida”.

Destripando la historia y reventando YouTube

Es entonces cuando, un poco al estilo del muy popular formato ‘Draw my life’, realizan un vídeo sobre el verdadero origen de San Valentín y bautizan a la sección (y también al canal) con el nombre de Destripando la historia. Una animación básica, un dibujo hecho en pizarra, una pegadiza canción y un sentido del humor universal. Todo al servicio de contar lo que la cultura popular fue escondiendo entre nubes de algodón: “Cuando empezamos esto fue por un hecho histórico y esa era la idea. Luego hicimos ‘La Bella y la bestia’. Estas historias tenían un reverso tenebroso que al principio nos causó alguna crítica. Pero a nosotros nos gustó señalar qué cosas nos habían contado de pequeños y cómo estaban de edulcoradas y pintadas con color de rosa”.

Ese intangible que convierte un producto en popular detona y el canal de Pascu y Rodri se populariza. Le cogen gusto a eso de contar la cara b de los cuentos populares y también de esos personajes históricos y mitificados de los que solo parecían haber sobrevivido las anécdotas más buenistas y lo políticamente correcto. El mencionado “reverso tenebroso” se lo encuentran a ‘La bella y la bestia’, a Zeus, Hércules, Rapunzel o al origen de Halloween. Clásicos que salpimentan con relatos sobre los blockbusters actuales de Marvel, ‘Juego de tronos’ o ‘Star Wars’.

“Hemos tenido como varios puntos de inflexión. El primero fue cuando creamos DLH y el primer vídeo fue bien, ‘La bella y la bestia’ fue mejor y ‘La sirenita’ y ‘Blancanieves’ establecieron que eso era un buen producto que gustaba y que merecía la pena seguir trabajando en ello”.

De manera progresiva, las visitas se multiplican y llegan decenas de miles de reproducciones de Latinoamérica. Pascu y Rodri pasan de 900 mil suscriptores a los tres millones actuales en apenas un año. YouTube les retorna de manera económica los millones de visitas y, siguiendo sus impulsos creativos (como dice Rodri: “lo que siempre quise fue crear contenido, vídeos e historias que a la gente le entretuviese”), deciden dar el siguiente paso.

Profesionalización, evolución y relación con YouTube

De entre las muchas inquietudes y características que definen el arte de Pascu y Rodri, la lucha contra el encorsetamiento puede ser la que mejor les defina. No tanto por miedo al encasillamiento sino como parte de un ADN propio, estos dos videocreadores respondían ante el éxito de cada vídeo con un nuevo debate. Ese ¿y ahora qué? que en otros ámbitos o grupos puede llevar años, Destripando la historia se lo planteaba prácticamente cada mes. Y como hablamos de un contenido en el que la canción y la animación se cogen de la mano, cada una de las dos corrientes veía su correspondiente evolución. Y si a Pascu llegó un momento en el que la pizarra se le “quedó pequeña” y eso le llevó a “pasarse al digital” por una pura “inquietud de querer ir a mejor”, Rodri vivió lo mismo con la parte musical:

“Hemos evolucionado un poco de musical a canción. Al principio nos salían más bloques en los cuentos, pero luego con los personajes nos hemos ido a una estructura de canción: estrofa, puente estribillo”.

Lo que para nosotros son pequeños musicales que cada vez tienen más forma de las típicas sintonías de los dibujos animados de toda la vida (openings que cada vez proliferan más en los dj sets más festivaleros), para Pascu y Rodri significan semanas de documentación (“Buscamos los cuentos, comprobamos si tienen algo que podamos exprimir y si vemos que hemos encontrado algo, tiramos hacia delante”), brainstorming, guión, composición, animación y postproducción.

“Curioseamos un par de temas, vemos si lo podemos exprimir, nos documentamos, miramos posibles efemérides, si coincide con algún estreno (si coincide es un extra que nunca viene mal). Luego nos ponemos a componer la canción a piano y con dos voces. Escribimos la letra poco a poco hasta que la acabamos y junto al equipo de animación que hemos formado vamos haciendo el vídeo mientras yo compongo la música instrumental. Vamos trabajando paralelamente, tanto en música como en vídeo, hasta que al final tenemos las cosas pero es justo ahí donde se vuelven caóticas. Hay un momento en el que la animación sobrepasa la música y Rodri también tiene que colorear”.

Por mucho que el éxito haya llegado de manera progresiva, no ha sido óbice para que a estos dos madrileños les haya cogido un poco con el pie cambiado. Aunque siempre tiran de sentido común y honestidad creativa, la ambición profesional les ha llevado a una profesionalización traducida en la adquisición de su propio estudio y la formación de un equipo de colaboradores. Así nos lo cuenta Rodri.

“Tengo un estudio de grabación que me monté el año pasado en casa. Desde septiembre hemos comenzado a trabajar con más gente, sobre todo en el equipo de animación. Si es verdad que antes eran cosas puntuales, por ejemplo invitar a un bajista o batería. Pero ahora nos hemos visto desbordados en la parte de animación y han empezado a ayudarnos. Ahora tenemos personas que nos ayudan con los fondos de los vídeos, con los coloreados, con pasar los dibujos a limpio…. Ese workflow que aún no hemos perfilado del todo, pero ahora al menos tenemos personas que colaboran con nosotros”.

Respecto a las referencias más relacionadas con la propia comedia y la animación, es Pascu quien nos dirige la mirada hacia un mundo que prácticamente abarca toda la cultura pop: “En la parte de dibujo, yo, que soy un niño grande, no he dejado de ver animación en mi vida. Me gustan los típicos que hemos visto todos de Cartoon Network, Nickelodeon, anime… Sin embargo, ahora hay un problema cada vez que sacamos un vídeo porque Rodri me pide que lo intente simplificar, así que nos fijamos en muchos opening de dibujos. También hay cosas de Dragon Ball, Padre de familia (todos los productos de Seth Macfarlane me los he visto), Futurama y todo este tipo de series”.

Preguntados por su relación con YouTube y todo lo que ello conlleva a nivel de política de uso y monetización (cada vez es más recurrente la disconformidad de los videocreadores y su posterior trasvase a otros sites como Twitch), los responsables de Destripando la historia sorprenden con una respuesta que casa poco con el sentir generalizado de los youtubers. Según explica Rodri (definido por Pascu como “la parte más empresarial” del dúo), ambos se sienten “muy agradecidos” con YT a pesar de haber pillado “una época en la que la monetización ha aflojado”: “Es una plataforma que, independientemente de su funcionamiento, nos ha dado la oportunidad y no podría tener derecho a quejarme”.

“Nosotros tenemos mucho público en Latinoamérica y allí, lo que se paga por visitas y los anuncios, es mucho menor a lo que se puede pagar aquí. Tenemos una monetización más baja que otros canales que puedan basar su audiencia en la española”.

Respecto a los cambios en la plataforma y sus políticas de strikes por derechos de autor, el caso de Pascu y Rodri resulta irónicamente paradigmático por lo siguiente. Si sigues el día a día de los youtubers más top de lengua hispana, encontrarás multitud de quejas por las reclamaciones que reciben constantemente. Basta con haber usado unos pocos segundos de alguna canción (aunque sea a modo de recurso cómico) para que YouTube les desmonetice la publicación. Pero en el caso de Destripando la historia ocurre todo lo contrario. Al ser creadores de sus propias músicas y letras, cada vez que algún canal remoto resube sus vídeos o a algún videocreador se le ocurra utilizar sus temas, son ellos los que reciben una compensación económica.

“Trabajamos con una newtork que sirve de intermediario entre YouTube y nosotros. En este caso es una network/editorial musical extranjera y muy grande. Simplemente es el medio por el cual subimos la música a Spotify y gestiona la distribución de nuestra música o cuando la gente resube nuestros vídeos. Al final, de todo ese pirateo entre comillas, también nos llega algo de ingresos”.

De Internet a lo offline

Si las composiciones de Destripando la historia hace tiempo que dejaron un poco de lado el rollo Broadway para parecerse más a lo que conocemos como singles, no solo fue por una cuestión artística per se (que también). Rodri, músico de profesión y vocación, y Pascu, formado también en el teatro musical, tenían la intención de llevar sus composiciones al directo. Esa fuerza intrínseca que provoca a los músicos la necesidad de tocar no iba a ser vilipendiada por estos dos creadores por mucho que YouTube pareciera su zona de confort. Como no hablamos de youtubers al uso, de manera progresiva fueron evolucionando la música con una segunda intención: “También era una forma de que la gente recuerde la letra y en los conciertos puedan cantar los temas. En los directos nos cuesta más cuando siguen la estructura de musical”.

Es así como ayudados en la producción por Mario De la Calle en la producción, Alberto Torres en los arreglos musicales y acompañados de “tres músicos de viento, tres músicos de cuerda y una banda base”, Pascu y Rodri se lanzaron a la aventura de los conciertos en directo. Y lo han hecho recientemente con tres sold out en Madrid y Barcelona: dos consecutivos en la Joy y uno en la sala Barts de la ciudad condal. Así lo explica Álvaro Pascual:

“Teníamos muy claro que tenía que ser algo distinto. No podía ser el típico “un concierto de Destripando la historia para ganar cuatro duros, vamos cuatro y ganamos más pasta”: Queríamos una experiencia única que no se pudiera ver en los vídeos: Ver una banda entera con tres instrumentos de viento, tres instrumentos de cuerda más la banda base y a nosotros cantando las canciones. Un espectáculo de la hostia”.

Además de la versión live de Destripando la historia y la publicación de un libro, Pascu señala lo que podría venir a continuación. Diferentes metas en distintos géneros y formatos para un dúo ambicioso.

“Rodri piensa mucho a lo grande. El objetivo es tener un parque de atracciones, películas, series, videojuegos… Todo respetando la calidad y la imagen de marca. Si sacamos un videojuego, es un juego al que me gustaría jugar yo. No sacar cosas por sacar. No queremos franquiciarnos sin más. Nosotros si hacemos un concierto, llevamos a once músicos en directo. Siempre a lo grande. El siguiente paso debería ser una serie de animación pero saliendo de YouTube. Si queremos que salga bien, creemos necesitar una infraestructura mejor. Una serie con Netflix, Amazon, Movistar…. No queremos ir con la tarjeta de “hola, soy youtuber, hazme una serie” Queremos ir con un proyecto definido”.

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