Lo que faltaba: en China se está fraguando la puntilla a un mercado del PC en horas bajas

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El año que estamos a punto de abandonar va a dejar tocado al mercado global del PC. Venimos de dos años de pandemia, 2020 y 2021, durante los que la mayor parte de los fabricantes de ordenadores portátiles y de sobremesa ha hecho su agosto vendiendo prácticamente todo lo que era capaz de fabricar. Pero este ciclo de bonanza ha llegado a su fin. Esto es, al menos, lo que nos dicen las cifras.

El rumbo del año 2022 se torció desde el principio. En abril la consultora IDC confirmó que durante el primer trimestre la distribución global de ordenadores de sobremesa, portátiles y estaciones de trabajo se redujo un 5,1%. Puede no parecer mucho, pero solo era el principio de una cuesta empinada hacia abajo. Y es que a principios de octubre otra consultora, Gartner en esta ocasión, cuantificó la caída de las unidades distribuidas durante el tercer trimestre en un 19,5% frente al mismo periodo de 2021. La tendencia es evidente.

Lo que se está preparando en China nos anticipa un 2023 malo. Malo de verdad

El mercado del PC tiene un comportamiento cíclico, por lo que era previsible que después de varios años de fuerte crecimiento llegase una etapa de estancamiento. O, incluso, de contracción. Esto último es lo que está sucediendo. Y se explica por varios motivos. Por un lado los usuarios no necesitamos renovar nuestro PC cada año o cada dos años, por lo que es comprensible que quien compró un equipo en 2020 o 2021 siga utilizándolo y disfrutándolo en 2022 sin contratiempos.

Además, la inflación no nos lo está poniendo nada fácil ni a los consumidores ni a las empresas. El incremento de los precios está dañando perceptiblemente el poder adquisitivo de buena parte de la población, por lo que con toda probabilidad solo invertirá en un nuevo PC, o en la renovación de su equipo actual, quien pueda asumir la subida de los precios sin mayor problema. O a quien no le quede más remedio que hacerlo por razones laborales, de estudios, o por cualquier otro motivo de peso.

Al Gobierno chino no le ha quedado más remedio que poner fin a la política COVIDZero, pero hay indicios sólidos que apuntan que ha reaccionado demasiado tarde

Para rizar el rizo las noticias que llegan desde China deben de estar inquietando a los fabricantes de ordenadores. El profundo impacto que está teniendo en la economía de este país su restrictiva estrategia para frenar la propagación de la enfermedad COVID-19 y la movilización social que ha propiciado la "mano dura" de la Administración han provocado que al Gobierno no le quede más remedio que poner fin a la política COVIDZero. Aun así, hay indicios sólidos que apuntan que ha reaccionado demasiado tarde. Al menos si nos ceñimos al mercado del PC.

Y es que según DigiTimes Asia la fabricación de ordenadores en China se está viendo menoscabada por la ausencia en su puesto de trabajo de numerosos operarios que han contraído la COVID-19. De hecho, las cifras que recoge este medio son escalofriantes: en algunas empresas se ha contagiado aproximadamente el 50% de la plantilla. Y, como es lógico, las líneas de producción de ordenadores en general, y en particular las de equipos portátiles, se están viendo seriamente penalizadas.

IDC vaticina que durante 2023 la crisis de este mercado se agudizará, y en 2024 se producirá un efecto rebote

Las fábricas son el primer eslabón de la cadena, y, si no pueden sostener la producción, las existencias disponibles en las tiendas no tardarán en resentirse. Como hemos visto, el mercado del PC está atravesando un mal momento, y es evidente que la degradación del stock puede transformarse en un clavo más en su ataúd a corto plazo. De hecho, la consultora IDC vaticina que durante 2023 la crisis de este mercado se agudizará. Eso sí, también nos anticipa que en 2024 se producirá un efecto rebote y recuperará la salud. Ya veremos.

Imagen de portada: Mateusz Dach

Más información: DigiTimes Asia

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