Cuando se piensa en Internet, se piensa en un espacio global, en el que las fronteras y las coordenadas pierden todo sentido. Pero aunque es así en muchos campos, en el mundo del gaming en línea la ubicación puede hacer una gran diferencia y eso lo saben los jugadores sudamericanos, para los que la distancia a los servidores de sus juegos favoritos, comúnmente ubicados en los Estados Unidos, Australia, Alemania o Japón, los pone en abierta desventaja.
En este fenómeno entran en juego dos términos tan relacionados que a menudo se tratan como si fueran sinónimos: "ping" y "latencia". Cuando el juego falla o tu personaje reacciona con marcada lentitud a tus comandos, podrías pensar: "debe ser la latencia".
Y, bueno, puede ser, pero esa no es toda la historia. Claro que es deseable actualizar la CPU, aumentar la RAM o invertir en una nueva GPU. Pero ninguna de estas acciones puede domar a la bestia que es el ping.
Porque, mientras que esos cambios afectan la latencia, la demora entre tus acciones en el teclado o mouse y su efecto en el juego, el ping es un factor externo, un fenómeno que ocurre fuera de los límites de tu dispositivo, que depende de la distancia física entre tu equipo y el servidor del juego. Y ese factor se ve agravado por una realidad contundente: virtualmente ninguna gran marca del mundo del gaming tiene en sus prioridades poner servidores en América Latina.
‘Release the servers’
Trident X, la marca que lanzó hace unos meses al mercado unos chicles diseñados para gamers, entró al juego. Lanzó una campaña llamada ‘Release the Servers’, en donde propuso de manera directa empoderar a los jugadores latinoamericanos al darles una plataforma, "The Snack Hack", para expresar sus frustraciones y consolidar una petición puntual: servidores más cercanos.
El hashtag #ReleaseTheServers se volvió un llamado a la acción para más de 1.300 jugadores que aprovecharon esta oportunidad y llevaron su mensaje físicamente a las puertas de grandes estudios de juegos como Electronic Arts, Activision Blizzard y Epic Games.
Los camiones con vallas publicitarias proyectaron sus tweets en tiempo real, asegurando que más de 7.000 empleados se enteraran de manera efectiva y contundente de sus peticiones.
Los jugadores latinoamericanos representan el 10% del total mundial, pero esa fuerza no se ha traducido en inversiones en infraestructura física en materia de servidores. De las compañías mencionadas solo una de ellas tiene un servidor habilitado en Brasil, pero los gamers de la región, de Guatemala a Argentina, se han visto desde siempre condenados a estar -digitalmente hablando- lejos de todo.
El mensaje de Trident X se vio potenciado por tratarse de una marca que se percibe como externa al paisaje tecnológico, pero que habla con el conocimiento cercano de la realidad que viven los gamers. Los responsables del proyecto dicen que, justamente, querían que la campaña se sintiera sincera, relevante, cercana.
Gracias al impulso de la campaña, peticiones que por años han sido publicadas en los portales de los grandes estudios (y que tradicionalmente son ignoradas completamente, sin tanto como una confirmación de lectura) lograron ser promovidas y ganar alcance y resonancia entre quienes creen que es hora de cambiar las reglas del juego.
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