El vinilo ha logrado resurgir, y al magnetófono le ha entrado envidia

El vinilo ha logrado resurgir, y al magnetófono le ha entrado envidia
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Los discos de vinilo han revivido. Lo han hecho como producto de nicho, cierto, pero están experimentando unas ventas sorprendentes para un formato que hasta no hace mucho parecía condenado al ostracismo.

Ese éxito ha hecho que otros antiguos formatos quieran también contagiarse de ese éxito. Es el caso del magnetófono de bobina abierta, ese aparato que seguramente vuestros padres tenían como máxima expresión de la alta fidelidad. Pues bien, una empresa ha creado un modelo con el que pretende lograr que estas "cintas gigantes de cassette" vuelvan a resurgir.

Las viejas cintas del magnetófono vuelven a la vida

Seguro que habéis visto algún magnetófono en casa de vuestros padres, tíos o abuelos: el formato triunfó en los 1950 y los 1960, y ahora la firma alemana Roland Schneider Precision Engineering presentará una serie de cuatro magnetófonos Ballfinger de bobina abierta para traer de vuelta la tecnología que dominó la grabación profesional de música durante buena parte del siglo XX.

Ballfinger2

Estas máquinas no serán baratas, no obstante: los precios irán desde los 9.500 a los 24.000 euros para el modelo de gama alta, en el cual encontramos tres motores direct-drive, además de un sistema de edición y paneles de madera de nogal.

¿Por qué invertir tal cantidad de dinero en algo así? Para Roland Schneider, su diseñador, la razón es evidente: "los medios digitales son geniales, pero experimentar la música es algo más que escuchar un fichero de sonido; es sensual, son bobinas que giran y pueden ser tocadas. Si hablamos de calidad de audio, nada en el mundo analógico te acerca tanto a esa experiencia de estar en el estudio de grabación como los magnetófonos".

Es cierto que la oferta de cintas con grupos y artistas de los últimos tiempos no es muy elevada, pero hay excepciones llamativas como las de Lady Gaga, Ryan Adams o Black Keys que han grabado canciones en este formato en los últimos años.

Es posible además encontrar un buen número de cintas antiguas de segunda mano, pero sea como fuere, hasta el fabricante es realista y enfoca este producto a un nicho muy especial. Esperan fabricar unas 200 de estas máquinas al año —en Schneider la producción es artesanal—, y la idea es vender 20 o 30 este año para doblar esa cantidad el año que viene.

Vía | Bloomberg
Más información | Ballfinger
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