Adiós al colorido: por qué casi todos los coches son ahora blancos, negros o grises

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¿Recuerdas los colores de todos los coches que has tenido a lo largo de tu vida? ¿Y los de los coches de tus padres? Seguramente los más recientes fueron blancos, negros o grises. Y seguramente conforme más atrás vayas en el tiempo, más probable es que fuesen también rojos, verdes, amarillos, naranjas, azules...

Lo dicen las estadísticas, aunque basta con ver cualquier foto en la que aparezca un parking o una calle concurrida, y comparar con la actualidad. Casi todos los coches actuales son blancos, negros o grises. Hemos perdido esa pequeña explosión de colores que había antaño en carreteras y calzadas. No es solo una percepción.

Y hay motivos para explicar este cambio.

Calzadas en blanco y negro

Hay bastantes explicaciones al fenómeno. El auge del mercado de coches de segunda mano ayuda a escoger colores neutros. En España, hace veintinco años, este mercado era muy inferior al actual (lo cual también explica el auge del renting, por ejemplo). Comprar un coche a día de hoy se hace a sabiendas de que hay muchas opciones de venderlo en un futuro, sin esperar a que el vehículo ya no dé más de sí y solo le quede el camino del desguace.

En el mercado de segunda mano se valoran más los colores neutros; mientras que colores más estridentes pueden ahuyentar compradores. Además de que suponen ciertas caídas en los precios. Quienes ofrecen coches en renting también tienen motivos lógicos para apostar por colores neutros: asegurar la salida de su stock, y también aumentar la probabilidad de venta posterior. Las flotas de vehículos corporativos también se suelen comprar en blanco o negro, ya que combinan mucho mejor, seguro, con el color del logo de la empresa.

A nivel de seguridad, un coche blanco resalta más sobre el asfalto y es más visible de noche, lo que los hace un poco más seguros que los tonos más oscuros, y por tanto menos propensos a sufrir accidentes. Luego está el hecho de que nuestro mundo es, en general, más gris que hace unas pocas décadas. Hogares, electrodomésticos, mobiliario, arquitectura, todo se ha vuelto monocromo y los coches, por extensión, también.

Joan Dalmau es periodista y crítico de coches en Coches.net, y sobre este tema apunta a que tener una oferta amplia en colores, sobre todo en coches de precio competitivo, es caro. "Se ha de adaptar mucho el sistema de pintura (cubetas, robots...), de forma que si se hacen pocos colores, mejor. Aquí se añade el gusto del público. Si la demanda va hacia negro, blanco y gris, las marcas harán blanco, negro y gris. Cuando un color no llega al 5%, se elimina por no ser rentable, y eso es lo que ha pasado".

Esto último aporta un matiz interesante: no solo es que haya más coches blancos, negros y grises; sino que el resto de opciones se reduce mucho o desaparece. "Cuando se lanza un nuevo coche, las marcas usan un color de lanzamiento y tratan de promocionarlo. Normalmente es un color con personalidad, distinto de los tradicionales, pero los demás son los de siempre".

BMW
Configurador del BMW Serie 7.

Y aporta Dalmau otros motivos: "los concesionarios tienen miedo de comprar coches de colores llamativos por si luego no pueden venderlos". Y si en España tenemos la percepción de que los coches son cada vez más monocromáticos, en otros países esto es todavía más acentuado. "Italia, Bélgica o Francia son países todavía más en blanco y negro que el nuestro".

Los fabricantes ofrecen coches en los colores que aseguran más ventas; y cuando una opción cae demasiado en demanda, directamente se elimina

También influye el precio del coche. "A mayor precio tiene un coche, menos variedad cromática tendrá, porque el comprador es más serio y se quiere distinguir menos. Los colores atrevidos no funcionan más allá del segmento C. En los segmentos pequeños, y sobre todo gracias a los programas de personalización estandarizados (inserciones, negro brillante, techo contrastado...) hay todavía algo de colores, sobre todo de cara al público femenino. Eso sí, las marcas premium ofrecen el color que quieras, pero siempre dentro de un programa de personalización carísimo. Como el cliente paga, no hay problema".

Dalmau

En cualquier caso, la (breve) historia de los coches nos dice que la evolución tecnológica, o química, y el zeitgeist de cada época, incluyendo el de las economías domésticas, van modelando hasta los colores de las carrocerías. Tras la I Guerra Mundial, los coches negros fueron los más populares porque no estaba el ambiente para presumir de nada.

Algo después, en los años veinte, los avances de DuPont (los del teflón) facilitaron la durabilidad de la pintura, lo cual se tradujo en más coches coloridos... hasta que el crack de 1929 volvió a los tonos lúgubres. En esa dinámica continuaron las siguientes décadas con momentos que modularon la escala cromática, como la II Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam.

Por supuesto, también hay razones financieras. Los fabricantes ofrecen la mayoría de sus coches en estos tres colores neutros (a veces, solo en blanco) como opción por defecto. Escoger otro color implica pagar un extra. Y aunque los fabricantes ofrecen más opciones que nunca, nos anclamos en el monocromo.

¿Hay opciones de que volvamos a ver coches de todos los colores por nuestras carreteras? Bueno, anticipar el futuro siempre es complicado, pero al menos sí vemos ciertos esfuerzos por parte de algunos fabricantes en llevar la tecnología también a la carrocería. El BMW iX M60 cambia su color pulsando un botón gracias al uso de tinta electrónica. Lexus metió en ella 42.000 LEDs para lograr no solo cambiarla de color, sino convertirla en una pantalla sobre ruedas.

Ahora queda ver hasta qué punto calan estas tecnologías, y sobre todo, cómo consiguen los fabricantes escalarlas y lograr una reducción de costes para lo que no deja de ser una novedad puramente cosmética tenga un impacto significativo en el precio. Precisamente venimos de un encarecimiento de los coches en los últimos años muy por encima del que ha tenido el coste de la vida.

Dalmau añade un comentario final a la tendencia monocroma de los vehículos y el movimiento habitual de los fabricantes, que eliminan colores cuando la demanda baja demasiado: "Es una lástima, porque si te compras un coche verde pistacho, llevas un antirrobo de serie. No te lo pispará nadie".

Imagen destacada: Javier Lacort con MidJourney.

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