Hay un antepasado arcaico sin identificar escondido en el ADN de muchos humanos modernos: tras las huellas genéticas de H. erectus

Hay un antepasado arcaico sin identificar escondido en el ADN de muchos humanos modernos: tras las huellas genéticas de H. erectus
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El ADN antiguo es el equivalente genético de un enorme trastero en la que con los siglos y milenios se han ido acumulando cachivaches, cacharros y trastos viejos. Por eso, resulta tan útil rebuscar en él. Así hemos encontrado los restos que en nuestro linaje genético dejaron neandertales o devinsonianos. De hecho, hemos encontrado otra cosa.

Escondido en los genomas de humanos antiguos, un grupo de investigadores han detectado un antepasado no identificado. Es decir, han encontrado restos genéticos que, siendo directo y sin ambages, no pueden etiquetarse con ningún nombre, ni adscribirse a ninguna subespecie humana conocida. ¿Quién se esconde en el genoma?

Una máquina del tiempo llamada ADN antiguo

National Cancer Institute Lxprhcm8 Ti Unsplash

El equipo utilizó un algoritmo bayesiano para encontrar patrones en los genomas de varios neandertales, devinsonianos humanos arcaicos y dos modernos. La idea era encontrar lo que los investigadores denominan "eventos de recombinación". Es decir, momentos en los que dos conjuntos de cromosomas se mezclaron. Así se dieron cuenta que, contra lo esperado, es muy probable que los primeros mestizajes entre neandertales y cromañones se remonten a hace unos 250.000 años.

Eso sería mucho antes de lo que nos decía la historia tradicional. No obstante, hay más datos interesantes. Cosas como que entre un 3 y un 7% del ADN neandertal sigue muy presente en los humanos actuales. Sin embargo, en las regiones "superarcaicas" del genoma han encontrado algo mucho más extraña: hay como un conjunto de que no se sabe de donde sale.

La primera opción es que se tratase de otra subespecie humana que surgiera en algún momento y que desapareciera sin dejar más rastro que ese. No sería la primera vez. En general, nos cuesta mucho encontrar restos de tanta antiguedad. Los pequeños Homo floresiensis que vivieron hace 12.000 años en Indonesia se nos resistieron durante décadas, por ejemplo.

Sin embargo, hay una hipótesis mucho más sugestiva. Podrían tratarse en señales genéticas del Homo erectus. Hasta la fecha, nunca hemos encontrado ADN de este ancestro humano arcaico que desapareció de la faz de la tierra hace más de 100.000 años. Eso, aunque se trate de una mera hipótesis, sería alucinante: una ventana a un pasado que de otra forma solo un golpe de suerte podría haberlo traído de vuelta.

Imagen | Eugene Zhyvchik

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