Un bebé, dos genomas y tres padres: el doctor chino que explora los límites de la reproducción humana

Un bebé, dos genomas y tres padres: el doctor chino que explora los límites de la reproducción humana

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Un bebé, dos genomas y tres padres: el doctor chino que explora los límites de la reproducción humana

En 2015 la polémica saltaba a los medios: Reino Unido quería ser el primer país en aprobar en el siglo XXI el uso de una técnica para obtener embriones sanos a partir de tres parentales (un padre y dos madres) distintos. Y lo consiguieron. Un año después nacía el primer bebé sano gracias a este método, conocido como transferencia pronuclear, lo que volvió a agitar el avispero de opiniones y debate, levantando una nueva polémica. ¿Qué tiene de controvertida esta técnica? ¿Cómo funciona? ¿Y qué implicaciones legales tiene?

¿Qué son los hijos de tres padres?

La denominación popular de esta técnica es bastante proclive a dar a confusión, pero este método, más allá de lo que su nombre inspira, solo sirve para tratar ciertas enfermedades incurables en los recién nacidos, transmitidas por un problema en las mitocondrias de la madre. Se conocen como embriones de tres padres aquellos gestados con la ayuda de los gametos de un hombre y dos mujeres.

Mientras que los dos primeros son los responsables de aportar la gran mayoría de material genético, el genoma nuclear (recordemos que es, más o menos, el 50% cada uno de ellos), la donante daría, aproximadamente entre el 2% y el 0,02% de su ADN, lo que se conoce como genoma mitocondrial. Es decir, lo que dona la tercera madre son sus mitocondrias.

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Este orgánulo, imprescindible en nuestras células, tiene su propio genoma distintivo y es un material que solo pasa de madre a hijos. Esta feliz coincidencia, por cierto, se puede emplear para determinar la autoría de un crimen o el parentesco de una familia.

Esta técnica solo sirve para curar una serie de terribles enfermedades hereditarias transmitidas por el malfuncionamiento de las mitocondrias

Pero en el caso de los hijos de tres padres, el uso de esta técnica se debe, únicamente, a la necesidad de curar una serie de terribles enfermedades hereditarias. Estas afectan a la mitocondria y a su material genético, y pueden provocar todo tipo de trastornos: retraso en el aprendizaje, demencia, convulsiones, dolor, debilidad, hipotonía... algunos pueden ser letales.

Lo que se hace, básicamente, es sustituir estas mitocondrias de origen materno por las de una donante sana. De esta manera, en la línea de descendencia se introducirá un nuevo juego de genes, pero solo a nivel mitocondrial. Esto no afecta para nada al ADN del núcleo, que es al que le debemos la expresión de los caracteres.

Receta para hacer un embrión con tres parentales

En 1996 se probó con éxito en un embrión una técnica conocida como transferencia citoplasmática. Esta consiste, básicamente, en transferir una porción del citoplasma de una donante al cigoto, es decir, la célula que resulta de la fecundación. En dicha porción irían las mitocondrias sanas. Esta técnica es una precursora de la más eficiente terapia de reemplazo de mitocondrias, con la que comparte una base teórica, pero se diferencia en el proceso y método, que es algo más arriesgado.

Como decíamos, mucho más moderna es la técnica empleada por el doctor John Zhang, director del New Hope Fertility Center de Nueva York. Este médico utilizó con éxito en 2016 una terapia de reemplazo de mitocondrias que no se había utilizado antes en humanos. Este tipo de técnicas consisten, básicamente, en una fertilización in vitro donde, como su nombre indica, se sustituyen las mitocondrias del óvulo de la madre, disfuncionales, con las de la donante, que están en buen estado.

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Esto es un zygoto, es decir, la unión entre los gametos femenino y masculino

Para ello, existen tres técnicas básicas de reemplazo, utilizadas en otras intervenciones genéticas diversas, bastante parecidas. En concreto, la empleada por Zhang fue una transferencia pronuclear en la que se coge el ovocito de la madre y la donante para ser fertilizados.

Tras este paso, se extraen los núcleos de los dos utilizando una combinación de calor y de pulso eléctrico. En un proceso parecido, el núcleo de la madre se transfiere al ovocito de la donante, que tiene las mitocondrias sanas. Como decíamos, esta técnica no había sido usada antes en seres humanos.

En este tipo de transferencia, a veces, también pasa una pequeña cantidad de citoplasma de la madre. Tras la transferencia se permite el desarrollo normal del embrión, monitorizando su constitución genética. Si todo va bien, a los pocos días se transfiere al útero de la madre en un procedimiento muy usado en las clínicas de reproducción asistida y que consiste en depositar al embrión en el tejido uterino.

La polémica está servida

El síndrome de Leigh tiene un pronóstico malo, y un tratamiento aún peor, por su eficacia. Básicamente provoca la muerte cerebral, poco a poco, de los niños. Desde hace ya tiempo sabemos que sus efectos se deben a la disfunción de la mitocondria.Para poder curar esta enfermedad, que se transmite de madre a hijo, la única solución es reemplazar las mitocondrias de todas las células, algo que solo se puede hacer desde el primer momento de concepción.

Sin embargo, la técnica no está aprobada ni legislada en un buen número de países, entre los que se incluyen Estados Unidos o España, por ejemplo. Pero eso no ha supuesto un problema para el doctor Zhang. Este hombre es polémico por saltarse en más de una ocasión las reglas marcadas para la fecundación in vitro en laDeclaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos", también conocido como el Convenio de Oviedo.

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John Zhang cuenta entre sus "logros" el haber ayudado a una mujer de cuarenta y nueve años a convertirse en la mujer más anciana que ha conseguido parir gracias a las técnicas artificiales de fertilización. En 2015, Zhang consiguió llevar a buen término el desarrollo de un embrión anormal, es decir, con un número "incorrecto" de cromosomas. El resultado fue una niña sana y el asombro de sus colegas.

En 2016, el doctor Zhang empleó con éxito la transferencia pronuclear, que no había sido usada antes en humanos, para que naciera un bebé de tres padres y evitar así que sufriera un terrible destino. Recordemos que antes de la transferencia pronuclear, en los noventa se sano. Sin embargo, como explicábamos, la transferencia citoplasmática, precursora de la actual terapia, se llegó a utilizar con bastante éxito en los noventa. ¿Qué ocurrió con ella? ¿Por qué dejó de emplearse? Esta se utilizaba en Estados Unidos hasta que la FDA, en su papel como organismo regulador, decidió prohibir su uso en humanos debido a varios problemas y presiones de la sociedad.

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El primero y más importante fue la posibilidad de observar "anomalías en el genoma". Al mismo tiempo, debido al desconocimiento de la sociedad sobre el uso de esta técnica, surgió una fuerte respuesta contraria que cuestionaba la ética de este tipo de terapias. Además, aprovechando esta discusión, varios grupos provida con tintes religiosos aprovecharon para encender el miedo a la eugenesia, es decir, que esta terapia pudiera abrir la puerta a la selección genética para mejorar a la especie a voluntad, aunque el procedimiento no reemplaza material genético somático, sino solo mitocondrial.

¿Qué relación tienen esta técnica de transferencia mitocondrial con la eugenesia? En realidad ninguna puesto que no exsite posibilidad de "mejorar" conscientemente el acervo genético de una persona a excepción de curar una enfermedad mitocondrial. El resto de las consideraciones éticas están relacionadas con la clonación y son todavía objeto de intenso debate entre algunos sectores científicos y religiosos. Por todo esto, no ha sido hasta catorce años después que por fin, gracias a la presión de la sociedad científica de Reino Unido, un país ha decidido legalizar este método de reproducción asistida, aunque no usando el mismo método, sino otro más moderno. A pesar de esto, el debate ético es algo que a día de hoy todavía se sigue arrastrando.

Debido a la prohibición aún vigente en EE.UU. la concepción se realizó en México

A día de hoy, Zhang sigue sin poder realizar este tipo de intervenciones en Estados Unidos debido a que la prohibición sigue vigente. Para poder emplear este tipo de técnicas, lo que hace este polémico médico es aprovechar las lagunas legales de otros países. Por ejemplo, México, donde no existe una regulación al respecto.

Así es que este niño, cuyos padres son jordanos y su doctor chino de nacimiento, fue concebido en una clínica de México. En España, por ejemplo, la técnica no está expresamente legislada, por lo que para usarla debería ser aprobada por la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida para su práctica provisional y tutelada como técnica experimental.

¿Qué derechos tiene una donante sobre el bebé?

Como decíamos, imaginemos que en España conseguimos la autorización de la Comisión para realizar esta técnica. De esta manera, la madre de Lucía, que tiene esta enfermedad hereditaria, consigue que su hija nazca sana. Ahora trasladémonos en el tiempo: Lucía, ya adulta, se hace unas pruebas genéticas ya que sabe que su difunta madre tenía una enfermedad hereditaria mitocondrial. Con esto descubre que no tiene ningún problema, pero la prueba le dirá una cosa que no esperaba: que en realidad su madre no era su madre.

Esto se debe a lo que se conoce como "falso positivo" debido a que, como explicábamos, las mitocondrias son utilizadas en las pruebas parentales. Pero las mitocondrias de Lucía no le pertenecen a su madre, sino a una donante. Ahora bien, supongamos que Lucía quiere conocer a la donante ya que, en su confusión, al no entender bien cómo funciona la técnica, interpreta que la donante es en realidad su madre biológica (pero recordemos que no lo es).

Según la ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida la cuestión es clara: nuestra amiga Lucía no puede conocer la identidad de la donante. En España, la donación es anónima y, además, no puede existir relación de derechos o deberes entre la descendencia o los donantes. Por tanto, Lucía tampoco podría optar a exigir la herencia procedente de la donante.

"La donación será anónima y deberá garantizarse la confidencialidad de los datos de identidad de los donantes por los bancos de gametos, así como, en su caso, por los registros de donantes y de actividad de los centros que se constituyan".

En el resto de Europa las leyes son muy parecidas ya que todas acatan el ya citado Convenio de Oviedo del 97 donde se vela por la integridad de la identidad y los derechos tanto de los donantes como de los receptores y su descendencia en casos de reproducción asistida.

El debate aún no se ha acabado

Por el momento el debate está todavía en un periodo de letargo, a la espera. ¿A la espera de qué? De conocer el estado de salud a largo plazo del famoso niño de tres padres. La técnica usada por Zhang, tal y como describíamos, podría haber dejado restos de citoplasma materno y, con el, mitocondrias de la madre en el niño, lo que no sabemos si podría tener consecuencias negativas en el niño.

Esta cuestión podría ser decisiva en un debate que está lejos de acabar. Por el momento, el "atrevimiento" del Dr. Zhang ha abierto la puerta a la duda. ¿Debemos reformular la legislación para permitir el uso de la técnica? Algunas clínicas, como decíamos, ya están presionando para que esto sea así.

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Tal y como lo ven los genetistas en Reino Unido, no hablamos realmente de embriones procedentes de tres padres, sino una terapia que podría salvar a miles de familias del sufrimiento. El miedo a la eugenesia, es decir, el procedimiento por el cual crear "bebés a la carta", seleccionando cómo queremos que sean, no tiene mucho sentido cuando hablamos de esta técnica puesto que no se transmiten caracteres como el color de los ojos o el pelo, por poner un ejemplo.

Las enfermedades mitocondriales afectan, al menos, a unos 27.000 niños al año

Pero sí que se transmite la posibilidad de vivir sin una enfermedad que afecta a uno de cada cinco mil neonatos, unos 27.000 niños al año, más o menos. Es todavía pronto para comprender las consecuencias totales a largo plazo de la técnica, aunque Zhang y los expertos que comparten su visión son muy optimistas al respecto.

¿Justifica su visión, y los escuetos aunque eficientes resultados obtenidos hasta ahora, el uso de la técnica? El tiempo lo dirá. Por el momento, como decíamos, sí que hemos visto a una comunidad científica inquieta, que parece dispuesta a discutir y resolver un debate que ya tiene dos décadas a sus espaldas.

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