Así era en 1984 intentar recibir tu correo electrónico mientras viajabas en tren (destripe: había demasiado ruido en la línea)

Hoy damos por sentado que podemos acceder a nuestro correo electrónico prácticamente desde cualquier parte del mundo con nuestro móvil. En 1984 aquello era ciencia ficción, pero había quien desde luego lo intentaba.

Es lo que revela un vídeo de la televisión británica que muestra a uno de sus periodistas tratando de conectarse a su buzón de correo desde un tren con un antiguo portátil y un rudimentario módem. Ese primer intento no funcionó, pero cuidado, porque sí era posible hacer algo así desde un hotel de Japón, donde la línea era mucho más estable y sin ruido.

Un vídeo adelantado a su tiempo

El intento de ese periodista de conectarse a su buzón de correo electrónico desde un tren es asombroso porque en 1984 no mucha gente tenía ordenador y mucha menos tenía acceso a una internet que estaba absolutamente en pañales. 

Ya solo tener correo electrónico era algo completamente inusual, así que pensar que uno podía consultarlo desde un tren en un portátil era una idea que casi se adelantaba décadas en el tiempo.

Aún así este periodista explicaba cómo hacerlo: para ello bastaba un portátil conectado a un módem, o más bien, un acoplador acústico que permitía que los pitidos que se generaban en llamadas a otros ordenadores fueran "traducidos" por ese acoplador, que luego se conectaba (normalmente vía un puerto serie) a otro ordenador de sobremesa o portátil.

El periodista muestra el intento haciendo uso de un TRS-80 Model 100 de RadioShack, un curioso portátil que se lanzó en 1983 y que contaba con una pantalla LCD monocroma de 8 líneas que lo hacía parecer más una gigantesca calculadora que otra cosa.

El acoplador acústico utilizado era un Sendata 700B fabricado por Tandy y que tenía una capacidad de transmisión de 300 bits por segundo. El periodista intenta en primer lugar conectarse desde una minicabina situada en el tren (algo que de por sí era ya sorprendente), pero la línea tenía demasiado ruido y eso impedía conectarse de forma estable.

Ese pequeño fracaso era casi esperable, pero poco después el periodista explicaba cómo sí era posible recibir el correo electrónico en su portátil desde un hotel, donde la línea telefónica era mucho más estable.

El proceso es desde luego curioso y seguramente os recuerde a aquel que reflejaba la mítica película 'Juegos de guerra' en la que Matthew Broderick usaba también acopladores acústicos cuando se conectaba a internet con su no menos mítico IMSAI 8080. ¿Buenos y viejos tiempos?

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