Un misterio de mil millones de años: hemos descubierto una nube atómica veinte veces más grande que la Vía Láctea

Un misterio de mil millones de años: hemos descubierto una nube atómica veinte veces más grande que la Vía Láctea
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El nuevo telescopio esférico de quinientos metros de apertura (Five-hundred-metre Aperture Spherical Telescope o FAST) ha sido recientemente el protagonista de un descubrimiento de una inmensa nube atómica que permanecía oculta en el espacio intergaláctico, en las inmediaciones de la constelación de Pegaso.

Un tamaño colosal. El análisis de esta estructura ha aparecido publicado en la revista Nature. En el artículo, el equipo liderado por investigadores chinos ha dado algunos detalles de esta estructura, siendo quizá el más llamativo su tamaño. La nube se extiende a lo largo de dos millones de años luz de diámetro, 20 veces más que nuestra galaxia, la Vía Láctea.

“Se trata de la mayor estructura de gas atómico nunca encontrado en los alrededores de un grupo de galaxias” explicaba en una nota de prensa Xu Cong, uno de los autores del estudio y miembro de los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia China de Ciencias (NAOC).

Una nube atómica. La estructura hallada es una nube de gas de escasa densidad, formada por átomos individuales de hidrógeno. Fue descubierta por el equipo de Xu, cuando investigaba la cuestión de cómo las galaxias interactuaban entre ellas cuando se encontraban en las inmediaciones de otras.

Para ello se fijaron en el quinteto de Stephen, un grupo de cinco galaxias, formado por un cúmulo de cuatro galaxias próximas entre sí y una quinta galaxia más próxima a la nuestra cercana al resto solo desde nuestra perspectiva.

Más o menos de manera semejante a la quinta galaxia de este grupo, la nube se encuentra en las inmediaciones del quinteto de este quinteto, aunque más alejada. Curiosamente, uno de los misterios que rodean este hallazgo es el hecho de que esta nube no se encuentre más cerca de una galaxia.

Un misterio de mil millones de años. La estructura, explican los investigadores en el artículo, pudo haberse formado por el efecto mareas, interacciones gravitatorias entre un objeto de gran masa y un cúmulo de líquido o gas. El mismo efecto que hace que nuestra Luna “tire” del agua de nuestros mares creando las mareas. Este fenómeno se habría producido hace unos 1.000 millones de años, aunque no está claro cómo este gas haya podido sobrevivir esa escala de tiempo en el medio intergaláctico.

“Nos preguntamos por qué existe en absoluto, puesto que el gas atómico con baja densidad debería haber sido destruido por la radiación ultravioleta en el fondo cósmico, según las presentes teorías” explicaba Xu en declaraciones recogidas por South China Morning Post.

El quinteto que no lo era del todo. El nombre del quinteto de Stephan puede resultar familiar a quien haya estado siguiendo las noticias del telescopio espacial James Webb (JWST), puesto que una de las primeras fotos publicadas por este instrumento tuvo a esta formación como protagonista.

El quinteto debe su nombre a Edouard Stephan, quien lo descubrió en el año 1877. También recibe el nombre de Grupo Compacto de Hickson (HCG) 92, pese a que se trata del primer grupo compacto de galaxias descubierto. El grupo compacto se encuentra a unos 290 millones de años luz de nuestro sistema solar; aunque la quinta galaxia, NGC 7320, la más cercana, se encuentra a unos 40 millones de años luz.

El telescopio FAST. El hallazgo ha sido posible gracias a la potencia de uno de los telescopios más modernos con los que cuentan los astrónomos, el FAST, también conocido como “El ojo de China en el cielo” o “China Sky Eye”. Se trata de un telescopio compuesto de un solo plato de 500 metros de diámetro. FAST inició sus actividades en enero de 2020 y es 2,5 veces más potente que el telescopio de Arecibo, cuyo plato tenía un diámetro notablemente inferior, con poco más de 300 metros.

Como el de Arecibo en su generación, FAST es una de nuestras principales herramientas en la búsqueda de señales profundas que pudieran pertenecer a alguna civilización extraterrestre. Sin embargo ese no es su único cometido. El telescopio es sensible en las bandas de radio de baja frecuencia, y ha sido capaz de descubrir con ello centenares de púlsares en sus primeros años de actividad.

Para evitar interferencias en su trabajo numerosos habitantes en las inmediaciones de la ubicación del telescopio en el condado de Pingtang fueron trasladados. A pesar de ello las interferencias no son inevitables. Hace unos meses el telescopio registró una señal que captó la atención de muchos, si bien todo indicaba que se trataba de una de estas interferencias.

Imagen | El quinteto de Stephen visto por el JWST: NASA, ESA, CSA, STScI

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