"Enviar una sonda a Marte no es tan difícil" y estos estudiantes quieren demostrarlo con una cápsula del tiempo espacial

"Enviar una sonda a Marte no es tan difícil" y estos estudiantes quieren demostrarlo con una cápsula del tiempo espacial
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Una cápsula del tiempo es un recipiente donde guardamos objetos o mensajes de nuestro presente con la esperanza de que sean una forma de comunicarnos con el futuro. En los últimos cien años se han hecho muy populares y ya hay cientos de cápsulas repartidas todo por el mundo.

Y fuera de él. Si contamos las placas de las sondas Pioneer y de las Voyager, ya hay cuatro cápsulas del tiempo vagando por el espacio. Y si Emily Briere se sale con la suya, pronto serán cinco porque, pese a ser una estudiante de ingeniería aeroespacial, está empeñada en mandar una a la superficie de Marte.

Un mensaje (espacial en una botella)

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Hace unos meses, Jeff Bezos, creador de Amazon y de Blue Origin, decía que "el espacio podía ser la nueva internet", pero que aún no lo era. Dos chavales en un garaje pueden cambiar el mundo gracias a internet, pero esos mismos chavales "no pueden hacer nada interesante en el espacio". Emily Briere parece decidida a llevarle la contraria.

Con 23 años, esta estudiante de ingeniería de la Universidad de Duke es la directora de "Time Capsule to Mars", una misión que quiere crear una sonda capaz de viajar, aterrizar y sobrevivir a nuestro planeta vecino.

Dicho así, el proyecto se antoja imposible. Más aún teniendo en cuenta los problemas que tienen agencias como la ESA para conseguir aterrizar en Marte. Pero Briere y su equipo quieren que esa sonda sea capaz de guardar datos y mensajes de la Tierra.

Una idea alocada que, poco a poco, va cogiendo fuerza

La misión surgió en un almuerzo de mayo de 2013 como un proyecto casi familiar, pero, desde 2014 y con la ayuda financiera y técnica del Laboratorio de Propulsión Espacial de MIT, la idea ha empezado a coger fuerza.

No obstante, aún está muy lejos de hacerse realidad. Los presupuestos más optimistas creen que se necesitan unos 25 millones de dólares y las dificultades técnicas son abrumadoras. Aunque supongo que eso es lo de menos. Lo importante es que el espacio se va convirtiendo poco a poco en un lugar donde todos podemos tener algo que decir.

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