Estados Unidos quiere poner en órbita un cohete impulsado por energía nuclear en 2025 de la mano de Blue Origin

Estados Unidos quiere poner en órbita un cohete impulsado por energía nuclear en 2025 de la mano de Blue Origin
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Desde hace años las agencias espaciales están buscando la alternativa nuclear a nivel de los vehículos espaciales. Ya vimos que Rusia daba datos sobre sus avances y ahora es DARPA, una agencia estadounidense, la que anuncia la intención de poner en órbita un cohete nuclear en 2025.

Concretamente, se tratará de un vehículo espacial con propulsión termonuclear dentro del programa DRACO, siglas de Demonstration Rocket for Agile Cislunar Operations. Una iniciativa de esta agencia de investigación en el departamento de Defensa estadounidense centrado en desarrollar vehículos con este tipo de propulsión con la que, según han anunciado, contarán con dos viejos (muy) conocidos: Lockheed Martin y Blue Origin.

Ambos son unos habituales en la industria aeronáutica y espacial. En el caso de Loockhed Martin, hablamos de ellos por ejemplo por su participación en el avión supersónico X-59 de la NASA, y de Blue Origin, la empresa espacial de Jeff BEzos, también hemos comentado sus progresos, de hecho hace un año se sabía que ambas empresas están trabajando en un lander para llevar astronautas a la Luna.

La fecha: 2025

Explican en DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) que se han seleccionado estas dos compañías, además de General Atomics (que se lleva el mayor pedazo del contrato), para poner a prueba un sistema de propulsión termonuclear en cohetes, es decir, recurriendo a un reactor nuclear para obtener la energía necesaria para el arranque y desplazamiento. La agencia considera que este tipo de propulsión permitirá mejorar el rendimiento de las actuales a nivel de velocidad, recorriendo grandes distancias en menos tiempo

Blue Origin

Sobre plazos, como decíamos prometen ponerlo en órbita en 2025. Esto es un plazo relativamente corto para este caso, al menos según el estado en el que parece estar esta tecnología, dado que no han dado detalles de los avances desde los que se parten (al menos en la parte del motor).

En ese plazo de unos cuatro años, la primera fase se debería completar en 18 meses, según explican. En ella será General Atomics quien desarrolle los conceptos del sistema de propulsión y el reactor, para que luego, por separado, Lockheed Martin y Blue Origin desarrollen la aeronave (en la segunda fase).

La promesa: más distancia en mucho menos tiempo

Como ocurre con la generación de energía eléctrica a partir del trabajo de una central nueclear, la propulsión termonuclear se basa en el uso del calor generado por una reacción nuclear. En este caso, el calor se emplea para calentar un propulsor (que suele ser hidrógeno líquido) y que con esto se dé el impulso al vehículo espacial.

La idea de vehículos propulsados así, tanto aéreos como terrestres, como decíamos no es nueva. De hecho, incluso ya Ford en los años 50 valoró la idea (como podremos deducir, sin éxito). La NASA ya mostró en 2013 un proyecto de este tipo pensando en reducir el viaje a Marte de cuatro años a treinta días, por lo que pese a las desventajas (y ventajas, según Bill gates) de esta energía a otros niveles no es extraño que sigamos viendo proyectos de este tipo en la industria aeroespacial. Veremos si en cuatro años ya vemos alguno de estos cohetes orbitando la Tierra.

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