Alguien ha tenido una idea para mitigar las sequías del futuro: cubrir las acequias con paneles solares

Alguien ha tenido una idea para mitigar las sequías del futuro: cubrir las acequias con paneles solares
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California arrancó la primavera con un peso menos sobre los hombros. Uno bastante pesado, por cierto.

A finales de marzo el Gobierno estatal anunciaba el fin de medio centenar de medidas que se habían ido dictando a lo largo de los últimos años para combatir la sequía, la más empecinada falta de agua desde al menos finales del siglo XIX, cuando se iniciaron los registros históricos. El recuerdo es aún reciente y el futuro lo suficientemente abierto como para que hace unas semanas su gobernador Gavin Newsom animase aún así a mantener la cautela. Es más, el riesgo de nuevos cortes de agua no ha logrado espantarse del todo pese a las lluvias.

Además de un mayor riesgo de incendios, las sequías se traducen en presas bajo mínimos, restricciones al consumo y problemas en las hidroeléctricas. Para atajar al menos una parte del reto, California se ha dotado de una vasta red de canales de 6.400 km. La gran pregunta es: ¿Puede sacársele más partido? ¿Y si sirviese también para generar electricidad renovable?

En la Universidad de California (UC) hay técnicos que están convencidos de que así es. Y ponen sobre la mesa una propuesta que serviría tanto para los secarrales californianos como para cualquier otra región atravesada por acequias o acueductos: canales solares. El concepto es bastante simple: cubrir sus cauces con paneles fotovoltaicos. Allí, explica Roger Bales, ingeniero y profesor de la UC, se está desplegando ahora; pero la propuesta se ha tanteado ya en algunos puntos de la India.

Dos retos, una solución

¿Por qué cubrir los canales con placas solares? Bales y el resto de defensores de la propuesta, como la firma Solar AquaGrid, con sede también en California, argumentan que tendría dos grandes ventajas. De entrada, permitiría atajar parte de la evaporación del agua, un proceso que, aseguran, se "cobra" aproximadamente entre el 1 y 2% del líquido transportado. Puede parecer un porcentaje menor, pero —según sus cálculos— si se cubriesen los 6.437 kilómetros de canales del estado y frenase ese efecto, California podría ahorrar cada año 65.000 millones de galones de agua, unos 295.500 millones de litros. Suficiente para abastecer a más de dos millones de personas.

En un escenario como el de California, donde la mayor parte de la lluvia y la nieve se recoge en el norte de Sacramento durante el invierno y alrededor del 80% del consumo se concentra al sur del estado en verano, ese ahorro puede ser clave. Bales alerta además de la sobrexplotación de los manantiales subterráneos. Al oeste del país ya se registran pozos secos y el Estado incluso se ha marcado el objetivo de reducir el bombeo de las reservas que se mantienen bajo tierra.

La otra gran ventaja es que los paneles generarían electricidad. ¿Cuánta, exactamente? En un artículo publicado en The Conversation, Bales calcula que el sistema proporcionaría 13 gigavatios de capacidad de energía renovable, más o menos la mitad del nuevo aporte que California necesita si quiere cumplir con los objetivos que se ha marcado en materia de descarbonización y energías verdes. El experto estima además que, al aprovechar las canalizaciones ya existentes, podría evitarse que unas 32.400 hectáreas acaben convirtiéndose en granjas solares.

Canal

Más allá de aportar una extensa lengua de terreno en la que instalar paneles, Bales desgrana algunas ventajas extra. Por ejemplo, la amplia distribución de la red de canales a lo largo del estado facilitaría el suministro en el rural y zonas que ahora están desatendidas. Al elevarse sobre agua en movimiento y a la sombra, los paneles podrían enfriarse además cerca de 12 ºC, lo que aumentaría a su vez la producción eléctrica un 3%. Como estarían protegidos, las acequias acumularían también menos vegetación y habría menos riesgo de que se obstruyan con frecuencia.

El año pasado se estaban desarrollando en Estados Unidos los primeros prototipos para canales, una iniciativa localizada en el Valle Central de California que aspiraba —reconocía el ingeniero— a que la propuesta llegue a convertirse en "una solución a gran escala". Hace días The Washington Post revelaba que el Departamento de Recursos Hídricos ayuda con 20 millones de dólares a probar el concepto en Stanislaus. Sus responsables quieren ir más allá, sin embargo, y sondear otros puntos a lo largo de la red de canales de 6.400 km en los que se puedan fijar paneles solares.

Donde el sistema sí se ha probado ya —y con resultados interesantes— es en la India, donde a lo largo de los últimos años han pisado el acelerador de las renovables, en especial el de la solar.

El objetivo que buscaban en la potencia asiática es también doble: localizar terrenos en los que expandir los paneles —tarea nada sencilla en la India, dada la densidad de la población, el precio del suelo y que a menudo una misma parcela puede estar en manos de varios propietarios— y mejorar la eficiencia de las canalizaciones al reducir la evaporación. Sus datos son similares a los de la UC. En 2020 la BBC detallaba cómo allí el flujo del agua permitía que los paneles se mantengan frescos y aumenten su eficiencia energética en una horquilla que, como mínimo, se mueve del 2,5 al 5%.

El primer tramo piloto se estrenó a mediados de la década pasada en la región de Gujarat, en la costa occidental de la India, con una extensión de 750 metros. La instalación solar se situó sobre un canal del distrito Vadodara con el propósito de abastecer de electricidad a los agricultores durante la temporada de riego y surtir a la red estatal o al propio canal el resto del año. Tras aquella experiencia el país ha ido incorporando otras, como la localizada en los canales secundarios del río Namada.

No todo son ventajas, por supuesto. Uno de los grandes hándicaps de los canales solares, reconocido por el propio Bales, es el coste de la infraestructura, que supera al de las instalaciones convencionales que se fijan directamente en el suelo. Entre otras cuestiones, los soportes deben recibir un tratamiento especial para evitar que se degraden por el contacto con el agua.

El ingeniero está convencido, en cualquier caso, de que si en la ecuación se incluye también el valor del terreno, el ahorro de agua, la mejora de la eficiencia y la reducción de la maleza que puede obstruir las acequias, el balance es positivo y confirma la rentabilidad de los canales solares.

A la hora de planificar la instalación, los expertos se enfrentan sin embargo a otros retos igual de complejos. El ancho del canal debe ser el adecuado, ni excesivo, lo que complica el proceso y eleva el precio; ni demasiado estrecho, lo que podría condicionar el número de panales y su capacidad.

A mayores, está la dimensión del tramo, que debe permitir el encaje de la estructura. En la India, donde llevan tiempo acumulando experiencia sobre su uso, señalan además que el mantenimiento no resulta sencillo: dadas las características de la estructura, el personal encargado de la limpieza ha necesitado rampas para trabajar y algunas empresas han optado por rociadores y robots.

La solución está en cualquier caso sobre la mesa. En especial en un contexto de apuesta por las renovables y la descarbonización. Y en el que las sequías parecen haber llegado para quedarse. También en España.

Imágenes | Solar AquaGrid

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