Los europeos no quieren cambiar de hora: Bruselas discute si apostar por el horario único tras una consulta histórica

Los europeos no quieren cambiar de hora: Bruselas discute si apostar por el horario único tras una consulta histórica
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Récord de participación sin precedentes, según la Comisión Europea. Más de 4.6 millones de personas han participado en la consulta pública sobre la conveniencia de eliminar el horario de verano que puso en marcha Bruselas. Y el mensaje de los europeos ha sido claro, según ha podido saber Deutsche Welle, ocho de cada diez europeos están a favor del horario único.

La Comisión no ha confirmado la información de DW y ha anunciado que se publicarán en breve, pero a estas horas los rumores dan por hecho la aplastante derrota del cambio de hora. ¿Cuándo dejaremos de usar la famosa frase de "a las dos serán las tres"?

"No es un referéndum", pero la Comisión se queda sin opciones

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Podemos decir que jamás ha estado tan cerca la eliminación de los cambios de hora, pero aún quedan algunos escollos. El mismo portavoz jefe de la Comisión Europea explicó ayer que la consulta no es el único elemento que se tendrá en cuenta para tomar la decisión final. "No es un referéndum", ha dicho Margaritis Schinas, portavoz jefe de la Comisión.

Hoy mismo, Violeta Bulc, comisaria europea de Movilidad y Transporte, tiene previsto presentar los resultados en el Colegio de Comisarios y se espera que se debata sobre el asunto. No obstante, aún quedan meses para llegar a una decisión final.

Mientras tanto, los movimientos contra el cambio de hora no paran de crecer y la presión aumenta. Finlandia y Lituania han apoyado públicamente la instauración del horario único y, en Alemania, los grupos favorables han aumentado su predicamento. Es cierto que una consulta pública no es un referéndum, pero a la Comisión se le pone cuesta arriba mantener el cambio de hora en estas circunstancias.

Un debate muy complejo

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Cuando lanzó la consulta popular, la Comisión ya explicó que en este tema había muchos mitos y leyendas urbanas que complicaban el asunto. Argumentos como el del ahorro energético no están tan claros como podría parecer y la toma de una decisión de esta envergadura conlleva un análisis en profundidad.

Sobre todo, porque como señalan algunos expertos, cabe la posibilidad de que esta política horaria no tenga el mismo efecto en todos los países de la Unión. Expertos como Martín Olalla llevan años avisando de que las particularidades horarias no se deben solamente al huso en el que están los países sino, sobre todo, a su posición geográfica (y la relación de esta con la luz solar).

En el fondo, la convivencia de los dos horarios es una medida para normalizar la jornada laboral a lo largo del año y evitar el trastorno general que ocasiona la tendencia natural que tienen los seres humanos para regirse por la luz solar. De hecho, la mayoría de países del mundo no cambian la hora porque no es necesario hacerlo. El nudo central del problema está en determinar hasta qué punto la sociedad europea se ha hecho independiente de los ciclos naturales. La respuesta, si la Comisión decide dar el paso, la tendremos antes de lo que creemos.

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