El bajón del domingo por la tarde es bastante habitual y sí, la culpa es del trabajo: así es el "síndrome dominical"

El bajón del domingo por la tarde es bastante habitual y sí, la culpa es del trabajo: así es el "síndrome dominical"
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Es domingo por la tarde y una sensación extraña empieza a presionarte el pecho. Caes en la cuenta de que en pocas horas estarás de nuevo en tu puesto de trabajo y te empieza a embargar una tristeza ineludible. Poco importa que tu empleo te guste o no, la sensación está ahí y puede desembocar, según la persona, en ansiedad, angustia, sensación de vacío, melancolía e, incluso, miedo, según varios artículos publicados sobre el tema.

Se trata del ‘síndrome de domingo’, un malestar que, de acuerdo con un estudio de LinkedIn de 2018, afectaba al 80% de los profesionales encuestados en Estados Unidos, y que en España conocemos más popularmente como “bajón” del domingo. Es una especie de síndrome postvacacional a pequeña escala, y sus causas pueden ser diversas.

Un cambio brusco. El paso del ocio y el relax del fin de semana a la rutina laboral, las obligaciones y los plazos siempre es un duro trance. Las personas que experimentan el síndrome dominical se anticipan a ese malestar pensando en lo duro que será el inicio de la semana, y eso les lleva a sentir ansiedad o tristeza por algo que aún no están sufriendo. Todo esto se intensifica si, además, el profesional no está cómodo en su empleo.

El cambio del domingo al lunes puede generar tristeza y ansiedad incluso entre parados y jubilados, ya que no se trata sólo de un cambio personal, sino cultural: el lunes marca el fin del ocio, de las actividades lúdicas y el tiempo libre colectivo como sociedad. Por lo tanto, se puede experimentar un malestar similar tanto en una semana llena de tareas como en una vacía de quehaceres, según recoge El Confidencial.

Alta carga de trabajo. Otra de las causas que puede provocar la aparición de este síndrome es una carga excesiva de trabajo. Si el cambio del ocio al trabajo es ya difícil de por sí, lo es mucho más cuando el profesional sabe que le esperan una montaña de tareas con plazos de entrega cortos y estrictos.

El estrés que esta situación produce hace que la persona no pueda evitar pensar en todo lo que tiene que hacer, y la ansiedad que esto le provoca le lleva a tener pensamientos negativos poco realistas, por lo que tiende a imaginar que las cosas irán peor de lo que después realmente saldrán, según explica Simon Rego, directora de capacitación en psicología del Centro Médico Montefiore de Nueva Yorkl, a la CNN.

Sentimiento de culpa. El domingo por la tarde también es el momento en el que muchos recapitulan sobre su fin de semana y caen en la cuenta de que no han hecho cosas que habían planeado, lo que suele llevar a un sentimiento de culpa si se trata de obligaciones: “Dije que iba a limpiar la casa y al final me fui de cañas. Soy un desastre”.

Ese sentimiento de culpa también se puede experimentar de otra forma: “Mi fin de semana no fue tan bueno como el de los demás, estoy desaprovechando mi tiempo libre”. Por eso, Rego recomienda no mirar las redes sociales el domingo por la tarde si se tiene esta sensación. O, en el caso de hacerlo, procurar que las comparaciones con las personas a las que se sigue sean objetivas: es posible que hayan disfrutado esta vez de lo mismo que experimentaste tú otra semana en la que ellos se quedaron en casa.

Momento para reflexionar. Otra de las posibles causas del síndrome dominical es que el domingo por la tarde es uno de los pocos momentos de la semana en los que muchos profesionales pueden pararse a reflexionar sobre su vida y divagar después de cinco o seis días frenéticos, según explica Marisol Delgado, especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA), en SModa.

A pesar de que el sábado también es un día libre, muchas personas lo utilizan para realizar tareas domésticas, hacer compras y para llevar a cabo sus principales planes de ocio. El domingo, en cambio, la mayoría de los comercios están cerrados y se suelen hacer actividades más tranquilas, por lo que los profesionales tienden más a reflexionar sobre sus carreras y sus propósitos, lo que puede llevarles a pensar en todo lo que les causa malestar en el trabajo.

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