Así es como Huawei se ha convertido en otro peón de la batalla comercial entre China y EE.UU.

Así es como Huawei se ha convertido en otro peón de la batalla comercial entre China y EE.UU.

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Así es como Huawei se ha convertido en otro peón de la batalla comercial entre China y EE.UU.

Este ha sido un año espectacular en casi todo para Huawei. Este gigante de la movilidad le ha dado la vuelta a la tortilla en un mercado muy asentado y sus nuevos smartphones se han convertido en un éxito arrollador en ventas: su cuota de mercado no para de crecer, y eso a pesar de que hay países como Estados Unidos que no se lo están poniendo nada fácil.

Hablamos de las tensiones entre Huawei y Estados unidos a principios de año. Huawei fue vetado por las operadoras norteamericanas a raíz de supuestas presiones políticas, pero ahora la empresa se enfrenta a la detención de su directora financiera en Canadá y al veto en otros países como Japón, Australia o Nueva Zelanda. ¿Qué está ocurriendo?

Estados Unidos no deja que sus consumidores accedan a móviles de Huawei

En el CES 2018 que se celebró en el mes de enero el CEO de Huawei, Richard Yu, dio la sorpresa cuando tras dar su keynote formal comenzó a improvisar. Lo hizo para protestar por el trato que la empresa estaba teniendo en Estados Unidos. Tras meses negociando un acuerdo con la operadora AT&T para comercializar sus Mate 10 Pro en EE.UU., el acuerdo se vino abajo tras las supuestas presiones del gobierno norteamericano.

Al menos eso es lo que apuntaba The New York Times, donde se citaba la carta de un grupo de abogados que habían expresado su preocupación a la FCC estadounidense. Huawei, indicaban en la carta, iba a usar esos móviles para espiar a los usuarios y políticos que utilizaran estos productos, y luego trasladar esa información al gobierno chino.

Yu comentó entonces cómo "el 90% de los smartphones en Estados Unidos se venden por las operadoras", y eso había provocado "una gran pérdida para nosotros y también para las operadoras, pero la mayor pérdida es para los consumidores", que según el CEO de Huawei se quedaban "sin la mejor opción".

Nos espían, la gran excusa de Estados Unidos

El gobierno de los Estados Unidos lleva tiempo utilizando la excusa de la seguridad nacional y la amenaza del espionaje extranjero como argumento para vetar diversos tipos de acuerdos comerciales. La situación resulta hasta irónica teniendo en cuenta que desde 2013 sabemos gracias a Edward Snowden cómo se las gasta el gobierno norteamericano en materia de espionaje global.

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Ocurrió también a principios de año cuando Alibaba intentó comprar MoneyGram. Los reguladores estadounidenses vetaron la operación. En The New York Times indicaban lo siguiente:

El Sr. Trump y otros políticos llevan tiempo criticando las prácticas comerciales chinas y su impacto en la industria pesada tradicional de los Estados Unidos, como la del acero. Pero los reguladores y legisladores de ambos partidos están cada vez más preocupados por las compras chinas en el ámbito de la alta tecnología, como en semiconductores e inteligencia artificial.

Al acuerdo fallido de Moneygram le siguieron otros vetos a operaciones económicas menos conocidas como la que afectó a SkyBridge Capital, un fondo de inversión que iba a ser comprado por el conglomerado chino HNA Group. De nuevo los reguladores estadounidenses paralizaron la operación para llevar a cabo una investigación que acabó haciendo que la oferta económica fuese retirada.

El veto no solo ha afectado a operaciones de adquisición de empresas, sino a la propia operativa de empresas extranjeras en Estados Unidos. El país vetó los productos de Kaspersky en el gobierno por las sospechas de espionaje, pero el caso más destacable del año afectó a otra empresa china: ZTE.

El fabricante de móviles entró en colapso en mayo de 2018 ante el veto absoluto de los Estados Unidos, que prohibió que ZTE exportara chips de Qualcomm y otros componentes, vitales para la fabricación de sus móviles. La empresa había violado (de nuevo) los tratados comerciales que había firmado con Estados Unidos y había vendido tecnología en Irán, un país en el que este tipo de acuerdos comerciales estaban prohibidos según los términos del acuerdo.

ZTE protestó y trató de aclarar la situación. A pesar de intentar subsistir con un plan B —fabricar con chips de MediaTek— tuvo que detener sus operaciones casi totalmente. La empresa logró volver a la actividad tras aceptar los duros términos (y la multa) de Trump y los Estados Unidos.

Las sospechas de espionaje por parte de empresas tecnológicas chinas viene de antiguo, pero el gobierno de Donald Trump está siendo el que más a menudo está aprovechando tales sospechas para vetar la operativa de las empresas chinas en el país norteamericano. Chris Wray, director del FBI, declaró en febrero de 2018 lo siguiente:

Estamos profundamente preocupados por los riesgos de permitir que cualquier compañía o entidad que esté en deuda con gobiernos extranjeros y que no comparten nuestros valores, obtenga posiciones de poder dentro de nuestras redes de telecomunicaciones

Algunos senadores norteamericanos calificaban a Huawei de "el brazo derecho del gobierno chino" y otras agencias coincidían con aquello: mejor no utilizar teléfonos de Huawei (o ZTE).

Huawei negó tales acusaciones, que se unían a las que en 2014 prohibieron que se concedieran contratos gubernamentales a Huawei, algo parecido a lo que más recientemente sucedía con productos de Karsperky. Los usuarios finales aún podían acceder a productos de Huawei, pero no se verían smartphones (o cualquier otro producto) de esta firma en agencias y organismos gubernamentales.

Veto en Japón, detención de su directora financiera

Todos estos antecedentes ponían en una difícil posición a Huawei sobre todo en Estados Unidos. Algunos analistas indicaban recientemente cómo efectivamente esa prohibición era perjudicial para los consumidores, y en The Verge hablaban por ejemplo del Huawei Mate 20 Pro con un titular que indicaba que este móvil era "el mejor al que America no puede acceder". Otros medios como ZDNet criticaban esas sospechas de los gobernantes estadounidenses y la calificaban de paranoia.

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Sin embargo el papel de Huawei como peón de la guerra comercial entre China y Estados Unidos continúa. En los últimos días hemos asistido a dos noticias distintas que podrían perjudicar sensiblemente el futuro de sus dispositivos. La primera, la detención de su directora financiera, Meng Wanzhou, en Canadá.

Esta ejecutiva fue detenida vía la petición de extradicción de los Estados Unidos, que tiene sospechas de que Huawei ha violado el acuerdo comercial y ha vendido tecnología a Irán como ya lo hiciera ZTE. La situación es tensa en estos momentos, y se espera que hoy se celebre el juicio que determine qué hace Canadá en este caso. mientras tanto Huawei ha emitido un comunicado oficial:

Recientemente, nuestra Directora Financiera, la señora Sabrina Meng Wanzhou, ha sido detenida de forma provisional por las autoridades canadienses en nombre de los Estados Unidos de América, que persiguen la extradición de la señora Meng Wanzhou para que se enfrente a cargos, que no han sido especificados en el Distrito Este de Nueva York, cuando se encontraba haciendo un transbordo entre vuelos en Canadá.

La compañía ha recibido muy poca información en relación a los cargos y no tiene conocimiento de ninguna infracción por parte de la señora Meng. La compañía confía en que los sistemas legales de Canadá y Estados Unidos finalmente lleguen a una conclusión justa.

Huawei cumple con todas las leyes y regulaciones aplicables en los países en los que opera, incluidas las leyes y regulaciones que aplican sobre el control y sanción de las exportaciones de las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea pero al veto estadounidense con cargos similares a los que condenaron al ostracismo americano a ZTE: negociar con países como Irán a pesar de los tratados que impedían hacerlo.

Esa detención se producía justo el día que los presidentes de Estados Unidos y China se reunían para tratar de aliviar la tensión de su guerra comercial. Trump y Xi Jinping acordaron establecer un periodo de 90 días para solucionar el problema de los impuestos a las exportaciones, y esta detención podría poner en peligro esos movimientos.

La segunda noticia es igualmente preocupante: Japón vetará a Huawei de licitaciones gubernamentales, algo que ya había hecho también con ZTE, como Estados Unidos. La noticia, aún sin confirmar oficialmente, podría entrar en vigor el lunes 10 de diciembre.

Ese veto se suma al anunciado por Australia y Nueva Zelanda, que ya han prohibido el uso de equipos de Huawei para la futura implantación de redes 5G con equipos de comunicaciones especializados. La británica BT Group se ha sumado a esos movimientos y declaró esta semana que iba a eliminar los equipos de Huawei que daban servicio a redes 3G y 4G en su infraestructura.

Estos acontecimientos ponen desde luego serias trabas a la operativa de una empresa que a pesar de todo está creciendo de forma notable en ventas y cuota de mercado móvil. En los últimos informes de IDC, por ejemplo, crecía un 32,9% en cuota de mercado frente al bajón del 13,4% de Samsung. La situación del fabricante chino podría peligrar ante todas estas noticias, pero parece que al menos en materia de móviles la firma cuenta con una posición casi inmejorable.

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