El reciclaje de plásticos tiene muchos problemas y no sabemos si podrá solucionarlos

El reciclaje de plásticos tiene muchos problemas y no sabemos si podrá solucionarlos
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Todo el mundo tiene algún amigo o algún pariente que conoce a alguien que lo ha visto con sus propios ojos: los camiones del reciclado al final echan todos sus contenidos al mismo sitio. Quizá sea una de las leyendas urbanas más extendidas de las últimas décadas, pero también podría tener más de verdad de lo que pensamos. Al menos en lo que respecta al reciclado de los plásticos.

Un contenedor para reciclarlos todos. El problema en realidad surge antes de que los camiones lleguen a por el contenedor. Aunque en nuestra mente los plásticos suelan ocupar una sola categoría de materiales, lo cierto es que hay infinidad de tipos, cada uno con sus características. Y por tanto han de reciclarse aparte. A esta consideración hay que añadir que los plásticos reciclables que acaban en este contenedor conviven con otros envases y con plásticos que no deberían estar ahí.

Difícil y caro. Reciclar plásticos es por tanto difícil, y esa dificultad hace que el proceso sea caro. Más caro que producir nuevos. Esto genera un problema clásico de externalidades en el que el precio no refleja los costes totales generados por el producto a lo largo de su vida, puesto que la gestión de los residuos. Para afrontar este problema, en España la ley obliga a los productores y distribuidores a hacerse cargo de los residuos derivados de los envases.

La primera economía del mundo y su problema con el reciclado. Desde hace ya varios años Estados Unidos no da datos oficiales sobre el consumo y reciclado de plástico. Según estos datos oficiales, en 2014 se reciclaba un 9,5% de estos materiales. El problema es que esa cifra incluía los desechos exportados a Asia para su tratamiento, un hábito que comparte con Europa. Estados Unidos es uno de los grandes actores, tanto por los plásticos que crea como por los que desecha.

Recuperando los plásticos en España. Cabe preguntarse cuál es la situación del reciclado de plásticos en España. La respuesta es también difícil por la variedad de métricas que pueden utilizarse. Por ejemplo, según datos de EUROSTAT, España recicló en 2019 el 69,6% de los envases de este tipo que generó, aproximadamente 118kg per cápita de los 170 generados. Son datos semejantes si bien algo superiores a los de los países vecinos Francia (63,4%) y Portugal (62,8%).

Mientras tanto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) habla de un 30% de los envases reciclados y Ecoembes estima que el dato superó en 2021 el 87%. Las metodologías con las que cada entidad hace el cálculo varían, debe tenerse en cuenta cuáles son los valores de referencia que se toman, plásticos producidos, toneladas de desperdicios recogidos, gestionados… un largo etcétera de formas de medir que ofrecen distintos resultados.

Imposible evitar el uso de los plásticos. Es importante no caer en la demonización de categoría amplia y variada de materiales. Muchos de ellos son hoy por hoy imprescindibles en nuestro día a día y sería impensable renunciar a ellos. Por eso buena parte del enfoque está centrado en los plásticos de un solo uso como los envases.

Nuevas y viejas alternativas. La incineración de los plásticos es una alternativa al reciclado. Tiene las ventajas de que reduce el volumen de los residuos y genera energía. El plástico se genera a partir de los hidrocarburos y puede contener una densidad energética relativamente alta. El problema es que, también al igual que la quema de hidrocarburos tradicionales, quemar plásticos genera contaminantes y gases de efecto invernadero.

Reciclado químico. De manera similar, se ha propuesto la idea de reciclado químico de los plásticos. Este proceso implica que los residuos sean transformados primero a través de procesos químicos en un hidrocarburo líquido. Una suerte de diésel creado a partir de los plásticos desechados. Este proceso, que requiere un tratamiento más complejo y aún implantado solo a pequeña escala, tiene la ventaja de crear un combustible líquido y por tanto más manejable. De nuevo, plantea las mismas dificultades que el resto de fuentes de energía basados en hidrocarburos.

Descomponer el plástico. Durante los últimos años hemos leído noticias sobre gusanos, bacterias y enzimas capaces de comerse en un sentido más o menos literal el plástico. Son sin duda noticias prometedoras pero plantean de nuevo muchas dudas, por ejemplo sobre su escalabilidad. No es seguro en qué medida esta alternativa será factible a largo plazo en un mundo cada vez más preocupado por los residuos pero que cada vez demanda más de estos productos.

El reciclado de plásticos no es lo único que deberíamos analizar. El problema del reciclado de los plásticos no es el único que deberá resolverse en los próximos años, pero el problema de los metales puede ser inverso. El relativamente bajo nivel de reciclado de éstos implica que deben ser extraídos constantemente. Aquí los problemas ambientales se derivan de esta extracción y no de su desecho (lo que no quiere decir que no existan). Además, el potencial agotamiento de algunos metales puede hacer que su producción se encarezca mientras su reciclaje se mantenga estático.

Imagen | Nick Fewings

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