El agua del grifo está llena de microplásticos y no sabemos qué efecto tienen a largo plazo

El agua del grifo está llena de microplásticos y no sabemos qué efecto tienen a largo plazo
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Los seres humanos ya hemos creado más de 8.300 millones de toneladas de plástico y el 91% ni se ha reciclado, ni se reciclará jamás. ¿Dónde están todas esas toneladas? En todos lados, desde vertederos a playas paradisíacas pasando por el agua del grifo.

Porque, según una investigación internacional que acaba de realizar Orb Media, se pueden encontrar microfibras de plástico en el 83% de aguas del grifo del mundo. Aunque ni siquiera es el principal problema: el problema de verdad es que no sabemos qué consecuencias pueden llegar a tener.

Grifos de agua y microplásticos

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El reportaje de Orb Media se basa en los datos de un estudio llevado a cabo por un equipo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota. Los investigadores analizaron 159 muestras de agua potable de todo el mundo y los resultados, aunque parciales, son demoledores.

A la cabeza de la contaminación plástica se sitúan las aguas de Estados Unidos, donde el 94% de muestras estaban contaminadas. Entre las 'fuentes' con problemas se incluyen lugares como el sede del Congreso, la Agencia de Protección Ambiental o el Edificio Trump de Nueva York.

Las naciones europeas estudiadas tuvieron niveles más bajos, pero aún así en torno al 72% de las muestras estaban también contaminadas. No obstante, los niveles de microfibras eran más del doble en EEUU que en Europa.

Estos análisis vienen a confirmar algo que ya sospechábamos: la contaminación por plásticos ha alcanzado la práctica totalidad del mundo y, ya sean microfibras o nanoplásticos, nos tiene rodeados. Porque a esos datos hay que sumarles la contaminación plástica que hay en alimentos (sobre todo, marinos), bebidas o, más aún, la que hay en el aire.

En Alemania, un grupo de investigadores encontró microfibras de plástico en 24 marcas de cerveza que estudiaron. También en la miel y en el azúcar. Más aún: un estudio francés los encontró en el aire (y llegó a la conclusión de que en las calles de la ciudad París se depositan, cada año, entre tres y diez toneladas de fibras).

No sabemos qué efecto tienen...

Luis Tosta 266667

"Tenemos suficientes datos sobre la vida silvestre y sobre el impacto que causa en la vida silvestre como para estar preocupados", explicaba a The Guardian Sherri Mason, experta en microplásticos en la Universidad Estatal de Nueva York. "Porque, si está afectando a la vida silvestre, ¿Cómo no va a estar afectándonos a nosotros?".

La idea es sugestiva y preocupante, pero en realidad, esa pregunta no tiene una respuesta científica en este momento. Sabemos que a corto plazo no presentan problemas significativos, pero algunos expertos avisaban hace años que los microplásticos pueden actuar como vectores de sustancias químicas en el organismo. Aún así, todo lo que tenemos son indicios: no sabemos qué impacto tiene en nuestra salud a largo plazo.

...ni cómo llegan al agua

También es un misterio cómo acaban los plásticos en el agua del grifo. Tenemos varias ideas, pero nada concluyente. El aire es un vehículo obvio (todo el plástico que usamos a lo largo del día se van desgastando) y, cabe la posibilidad, de que ese plástico acabe depositándose sobre los lagos, pantanos y otras superficies de agua. Los datos de París de los que hablábamos antes, pueden reforzar esta idea.

Arshad Pooloo 345648

También hay cierta evidencia de que las microfibras pueden infiltrarse directamente a los sistemas de agua. Según los estudios disponibles, una lavadora puede liberar hasta 700.000 microfibras en cada lavado. No obstante, los datos de Orb Media nos invitan a ser cuidadosos. El 94% de las aguas del Líbano proviene directamente de fuentes naturales y, aún así, está entre los países más contaminados por microfibras.

Lo que está claro es que los sistemas actuales no filtran los microplásticos (o, al menos, no lo hacen bien). De hecho, incluso algunas muestras de agua embotellada (en Estados Unidos) también los contienen. Y eso es algo en lo que Mason sí tiene razón, teniendo en cuenta la cantidad y el tamaño de las fibras encontradas (de hasta 2,5 micrómetros de tamaño) deberíamos ponernos a investigar rápidamente en el tema. Antes de llevarnos una sorpresa desagradable.

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