El otro gran perjudicado por la caída de FTX no es ningún actor de la industria cripto: es Bahamas

El otro gran perjudicado por la caída de FTX no es ningún actor de la industria cripto: es Bahamas
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El otoño de 2021 arrancaba con buenas noticias para las Bahamas. Magníficas noticias. Gracias en buena medida a su marco legislativo, el gigantesco exchange cripto FTX decidía trasladar su sede de Hong Kong a la pequeña nación caribeña. La clave —reconocía el fundador de la compañía, un Sam Bankman-Fried con prestigio al alza— eran las facilidades que ofrecía el país al sector. “Ha sido uno de los primeros en implementar una regulación integral para las criptomonedas”, celebraba el magnate durante una entrevista con Bloomberg TV. Champán y rosas.

Ese mismo noviembre el bitcoin superaba los 66.000 dólares y aquella relación entre Bahamas y el exchange FTX se las pintaba muy felices; tanto, que no mucho después, cuando el Bitcoin rondaba aún los 40.000 y no había colapsado Three Arrows Capital, FTX presumía de sus planes de levantar una sede en Nassau, la capital de las Bahamas, con una inversión de alrededor de 60 millones de dólares. El primer ministro, Philip Davis, lo planteó como todo un éxito e incluso iba más allá: aquel nuevo complejo criptográfico, aseguró, “rivalizaría con el campus de Google”.

Meses después el balance es bien distinto.

"Huellas positivas"

FTX se ha visto obligada a declararse en bancarrota, Bankman-Fried ha abandonado su cargo de CEO en el ojo de un intenso huracán mediático y aquella grandiosa y millonaria sede de Nassau — detallan medios como Fortune o The Wall Street Journal— parece haberse quedado en buenas palabras y grandes sueños, reducida a poco más que un solar con unos cuantos carteles.

“Nunca se hizo nada. La preparación del terreno, eso fue todo. Ninguna excavación”, reconoce a Fortune una constructora contratada para el proyecto. Lejos quedan las expectativas desatadas a finales de abril, cuando se organizó un acto para “la colocación de la primera piedra” de un complejo en el que se proyectaban además un hotel con 38 habitaciones y un edificio de uso comercial.

Las perspectivas eran entonces tan alentadoras que el gabinete de Davis llegó incluso a lanzar un vídeo en el que se podía escuchar al dirigente con tono optimista: “FTX Digital Markets ha dejado huellas positivas en las Bahamas. Hoy, siguen causando impresiones positivas”.

Lo ocurrido con la sede de FTX es únicamente una muestra —la más visual, quizás— de cómo ha vivido Bahamas el descalabro del que llegó a ser el tercer exchange más importante por volumen. La compañía aterrizó con fuerza, generó expectativas, caldeó su economía y generó empleos en un país cuyo músculo turístico —vital para sus finanzas— se había visto fuertemente golpeado primero por el huracán Doria, en 2019, y luego por la pandemia de la COVID-19. Ahora, tras la caída en desgracia de la compañía, ha dejado una sensación de frustración entre muchos de los isleños.

Para entender el sentimiento de al menos parte de su población ayuda la lectura del editorial publicado este mismo martes por The Nassau Guardian, uno de los principales diarios del país: “Las Bahamas están recibiendo un ojo morado a cada paso [que da el caso] y es imposible encontrar beneficio alguno en hacer la vista gorda ante esta realidad”. El texto, crítico con la respuesta de su Gobierno y en concreto el propio Davis, incide en un “daño reputacional que ya es evidente”.

Más allá de la imagen o el sueño del gran complejo anunciado por FTX, la bancarrota del Exchange deja también una huella en el mercado laboral del país. Desde su aterrizaje en Bahamas —detalla The Wall Street Journal— la compañía recurría a diferentes servicios, como el alquiler de flotas de vehículos, firmas de catering y técnicos de logística para la organización de eventos.

Hubo incluso empleados locales que se lanzaron a invertir miles de dólares para hacerse con acciones del exchange. ¿Por qué no? Hasta hace no tanto Bankman-Fried posaba para las portadas de revistas prestigiosas y había quien lo señalaba ya como un Warren Buffey versión criptográfica.

Bahamas ha sabido posicionarse en la esfera cripto y su primer ministro acaba de asegurar al Parlamento que el país saldrá con una “reputación mejorada” de la polémica de FTX, provisto den una “sólida jurisdicción de activos digitales”. Como trasluce el editorial de The Nassau Guardian una parte de la nación, al menos, teme el daño a su reputación: “La jurisdicción, sin saberlo, proporcionó la vía para que FTX operara de una manera que ha manchado nuestro buen nombre y desacreditado nuestro régimen regulatorio, que había sido aclamado como el mejor de su clase”, recalca.

No todos los perjudicados por el caso FTX son, al fin y al cabo, inversores.

Imagen de portada: Office of The Prime Minister The Bahamas

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