Stephen King puede estar orgulloso de la adaptación televisiva de '11.22.63', ¿podrá estarlo también Hulu?

Stephen King puede estar orgulloso de la adaptación televisiva de '11.22.63', ¿podrá estarlo también Hulu?

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Stephen King puede estar orgulloso de la adaptación televisiva de '11.22.63', ¿podrá estarlo también Hulu?

Cada vez que leo que una novela de Stephen King va a ser adaptada, tiemblo. Soy una admiradora de gran parte de su obra –es capaz de lo más brillante y de lo más trivial-, y nunca ha sido un autor con suerte en lo que respecta a la calidad de los trabajos inspirados en el suyo. Por eso cuando leí que ’11.22.63’ iba a tener adaptación televisiva recibí la noticia con recelo. Corría 2011 cuando se publicó esta novela histórica de ciencia ficción, y rápidamente se convirtió en una de las mejor recibidas por crítica y público.,

La compra de derechos no tardó en ponerse en marcha, y a principios de 2012 las primeras manos en las que cayó el proyecto fueron las de Jonathan Demme, director ganador de un Oscar por ‘El Silencio de los Corderos’. Ejercería de productor ejecutivo, y seguramente se habría guardado algún capítulo para dirigirlo, pero las cosas empezaron a torcerse debido a los desencuentros entre él y el autor. Stephen King no aprobaba el material que el director había decidido incluir en la adaptación, y las conversaciones acabaron en el abandono de Demme.

Estamos hablando de una novela de 900 páginas en la que, en palabras de Demme, "hay una docena de películas posibles y hay que encontrar la mejor y más adecuada para la serie". En 2013 la idea volvió a resurgir tras la compra de derechos de la novela por parte de **Bad Robot, la compañía fundada J.J. Abrams que es de todo menos ajena a la ciencia ficción (entre su haber televisivo están 'Perdidos', 'Alias', 'Fringe' o 'Person of Interest').

Jake viaja a 1960 para intentar averiguar la verdad sobre el asesinato de Kennedy y tratar de evitarlo

Desde que 'Perdidos' estallase, la labor de Abrams en televisión está enfocada a identificar y lanzar proyectos. Como fan declaradísimo de Stephen King (no pierde oportunidad para hacer guiños en sus obras), se puso en marcha con '11.22.63', colocando a Bridget Carpenter ('Friday Night Lights') de showrunner. Hulu ganó la puja por los derechos de emisión del proyecto y James Franco se unió cuando Abrams le llamó tras leer un artículo suyo en el que alababa la novela de King; Franco aceptó ser el protagonista con la condición de dirigir algún episodio. Y así ha sido.

Franco interpreta a Jake Epping, un profesor a quién le muestran un portal temporal que lleva a los años 60, concretamente al 21 de octubre de 1960. Su guía en este otro lugar en el tiempo es su amigo Al Templeton (Chris Cooper), quien ha estado usando la puerta para intentar evitar el asesinato de John F. Kennedy que ocurriría tres años después. Ahora, le pasa el encargo a Jake, que se ve catapultado a la acción casi sin darse cuenta e intentando estar a la altura de la cantidad de reglas que conlleva viajar en el tiempo.

Un arranque prometedor

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Uno de los obstáculos que ha de superar la ciencia ficción es dejar claras las reglas del juego al espectador, sobre todo cuando se trata de viajes en el tiempo. La mitad del primer episodio de ’11.22.63’, que dura 80 minutos que nunca se hacen largos, está dedicada precisamente a ésta labor y es lo que menos equilibrado resulta de todo el conjunto. A pesar de que la trama no tarda en mostrarnos el armario que lleva al pasado y el efecto que tiene sobre Jake cuando lo cruza por primera vez, el guión peca de sobre expositivo.

No es como si fuésemos aprendiendo las reglas de este viaje temporal en concreto a medida que se realiza. El relato recurre a Al para exponer todo lo importante, dar todas las pautas a Jake y contarle todo lo que ha descubierto. Sin embargo, esas reglas tiene un potencial tan interesante que beneficia mucho al relato y a la tensión en saber todo lo que hay. La norma de los dos minutos, la reticencia del pasado a dejar que jueguen con él o el reseteo que implica que sólo hay una oportunidad para hacerlo bien son reglas que hacen la historia más estimulante.

Abrams adora enfatizar escenas, actos y episodio con un gran evento. Quiere enganchar. En cierto modo es un poco antiguado, le flipa el cliffhanger de toda la vida. Le gusta la precisión y el misterio, y hay toneladas de guiños a la obra de King

De hecho, lo que en los primeros minutos puede resultar algo engorroso al encontrarnos a dos personajes teniendo largas conversaciones en el mismo escenario, rápidamente vira hacia una relación narrativamente muy bien aprovechada. A pesar de su fatal destino, Al sigue presente en el pasado junto a Jake; su ayuda, sus pistas, sus alarmas. Esta peculiar relación tiene momentos cumbres, como ese club latino al que Jake acude guiado por Al pero del que no puede obtener ayuda pasado cierto punto en el que éste fracasó la última vez que viajó en el tiempo.

Bridget Carpenter contaba en una entrevista que la mayor presencia de Al fue cosa de Abrams. Estaba convencido de que debía mantenerse en la historia y ser un personaje más en el viaje del protagonista. Y no puedo estar más de acuerdo; el viaje de Jake que por sí mismo ya tendría interés, gana niveles al estar en contraste con la experiencia previa de Al contada a través de flashbacks y de voz en off.

También aclaraba la showrunner que Abrams es muy concreto en sus ideas con respecto al género de ciencia ficción y a lo que supone elaborar una serie. En un momento en el que las narrativas están cambiando impulsadas por el streaming, él sigue creyendo en el valor del episodio, del clímax, de los actos y, sobre todo, de los cliffhangers. Ese dato es apreciable en este primer capítulo de ’11.22.63’ aunque también hay que remarcar que Hulu cuelga capítulos semanalmente y no de golpe, como otras plataformas, por lo que el valor del cliffhanger incrementa.

James Franco cumple y Chris Cooper hace muy bien de conspiranoico en las últimas, la ambientación cumple y el equilibrio entre ciencia ficción y drama histórico aún está por testar, pero si me quedo con algo es por esa resistencia constante del pasado a ser constante. De forma activa (y bastante violenta) o pasiva a través de los diálogos (un constante «no deberías estar aquí»), es patente que el mayor peligro de Jake es la reticencia de la historia a ser cambiada.


Habrá que ver qué nos deparan los siete episodios restantes de '11.22.63', pero otro factor por lo que será interesante seguir la última adaptación derivada de Stephen King tiene más que ver con el negocio televisivo. En los últimos meses Netflix ha estado en boca de todos. Con su llegada a España y la expansión mundial que llevó a cabo hace pocas semanas, es entendible que el foco vire hacia el servicio que está cambiando el mercado televisivo global. Su modelo incluso está impulsando cambios en la forma de narrar historias. Pero Netflix no es el único agente del cambio. Aunque aún no haya dado el pelotazo, dudo que Amazon tarde mucho en convertirse en un serio competidor.

Cuando ponemos el foco en las cadenas de televisión también se nota el cambio de actitud drástico con respecto al streaming. HBO (que hasta hace un par de años se negaba a independizar su contenido online de la suscripción al cable) ha empezado a extender HBO Now fuera de territorios norteamericanos. Ya tiene HBO Nordic en marcha y ha anunciado que lo replicará en España. Por otro lado, no tiene pinta de que CBS All Access se vaya a conformar con ser una simple librería de la cadena.

Mientras que Amazon y Netflix (por comparar con servicios nacidos directamente en Internet) han sido capaces de transformarse y redirigirse hacia la creación de contenidos de calidad, Hulu aún tiene camino por recorrer. Y no quiere quedarse fuera de la guerra por el contenido. Su intento más reciente (y probablemente el más contundente) ha sido precisamente **’11.22.63’.

El mercado de Hulu

Hulu es una joint venture (una alianza comercial) entre varias compañías poderosas de la industria: The Walt Disney Company (a través de ABC Television), 21st Century FOX (a través de FOX Broadcasting Company) y Comcast (a través de NBCUniversal). Además, el pasado 4 de febrero se supo que Time Warner estaba considerando comprar el 25%.

Esta compra nicialmente se percibió como algo positivo. Warner Bros. podría incluir su catálogo de cine en Hulu, o incluso –a pesar de existir HBO Go y HBO Now- podrían llegar a algún acuerdo con la cadena, ya que forma parte del conglomerado. Sin embargo. Time Warner rápidamente aclaró que su intención de comprar Hulu estaba motivada por su deseo de eliminar de la oferta la posibilidad de ver al día siguiente los episodios emitidos en televisión. Ups.

El servicio de puesta al día es una gran característica diferenciadora de Hulu

Aunque Netflix esté empezando a hacerlo y sea un servicio habitual de las cadenas (eso de poder ver los últimos “x” capítulos emitidos de algo), es este servicio de “puesta al día” lo que caracteriza y diferencia a Hulu del resto de plataformas de streaming. Su catálogo incluye muchas temporadas enteras y muchísimos títulos internacionales (bendito catálogo de series asiáticas), pero es ese servicio -que se aplica no solo ficción sino también al entretenimiento- su ventaja y diferencia frente al resto.

Se puede entender el movimiento de Time Warner; el hecho de que exista ese contenido en Hulu (y en otras ofertas de streaming) está provocando que la gente “corte el cable”, es decir, que cancele sus suscripciones a la televisión de pago, que es fuente de ingresos importante de estos conglomerados. Lo que sorprende es que eso es algo que también afecta al resto de compañías dueñas de Hulu LLC, pero éstas sí han decidido ir hacia delante y adaptarse a un modelo de negocio cambiante.

Inversión en contenido

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Al margen de que Warner consiga o no su cometido, Hulu se está poniendo las pilas. Últimamente está invirtiendo mucho en contenido. En 2013, Fox, Disney y NBCUniversal invirtieron 750 millones en dólares, que no se acerca a los 3200 millones de dólares de Netflix o al 1300 millones de Amazon, pero se acerca poco a poco. Han ganado la puja por series fortísimas en este ámbito como ‘South Park’ o ‘Seinfeld’, además de ‘The Walking Dead’ y su spin off y salvó ‘The Mindy Proyect’ después de que FOX la cancelase.

Desde que Mike Hopkings dejase FOX para convertirse en el CEO de Hulu, esos ingresos han ido a financiar producción propia y a apostar por contenido por creadores de renombre. Jason Reitman (nominado al Oscar por ‘Juno’ y ‘Up in the Air’) ha desarrollado la dramedia ‘Casual’; Amy Poehler (‘Parks and Recreation’) produjo ‘Dificult People’ y Jason Katims (‘Friday Night Lights’) estrena en marzo ‘The Path’, un drama protagonizado por Aaron Paul (‘Breaking Bad’) y Hugh Dancy (‘Hannibal’).

Recuerdo como ‘House of Cards’ cambió mi impresión sobre lo que era Netflix, y cómo ‘Transparent’ cambió mi impresión sobre lo que era Amazon. Y pensamos que la oportunidad está ahí para hacer una de las series que definan lo que es Hulu. Jason Reitman.

Es por esto que Hulu se juega mucho con ’11.22.63’. Puede ponerla en el mapa como productora de contenido propio o puede quedarse en un pequeño nicho de fans como el resto de sus títulos. Los críticos han recibido la propuesta de forma más que positiva, pero aún está por ver la reacción del público y si genera un mínimo de ruido. Hulu tiene una desventaja frente a otras plataformas de streaming y es que Netflix o Amazon, al colocar las temporadas completas, suelen gozar de una primera semana en la que se habla constantemente de sus títulos.

Por otro lado, el hecho de que hayan asegurado que será una miniserie cerrada de ocho capítulos es un factor que puede favorecer a que el espectador decida engancharse y ser fiel a la propuesta. Esperemos que el desarrollo esté a la altura de dejar un sabor de boca global positivo, pero personalmente me ha convencido mucho para seguir viendo cómo Jake juega a ser Dios.

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