Hemos encontrado la mejor película moderna de Godzilla: 'Shin Godzilla'

Hemos encontrado la mejor película moderna de Godzilla: 'Shin Godzilla'

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Hemos encontrado la mejor película moderna de Godzilla: 'Shin Godzilla'

Godzilla es una figura imprescindible de la cultura pop. Conocido incluso por quienes no han visto ninguna de sus películas, su mera existencia es un acontecimiento. Una anomalía. La demostración de que, incluso en un mundo dominado culturalmente por Estados Unidos, aún es posible crear cosas que consigan escapar a su influjo.

Por desgracia, sus películas son menos que su figura. Siendo ampliamente reconocidas las americanas, incluso si es para mal, mientras se desconocen las japonesas, que tienen su propia idiosincrasia, es muy triste ver cómo una de las figuras más importantes de nuestro imaginario es, esencialmente, ignorado fuera de su país. Pero sólo fuera. Porque en Japón nunca olvidan que Godzilla es una figura casi totémica de sus miedos y ansiedades. Algo que retrata a la perfección una película de Godzilla que da sopas con hondas a sus equivalentes americanos: 'Shin Godzilla'.

Diez años para reinventar un mito

Para empezar, un poco de contexto. Toho, la compañía poseedora de los derechos de Godzilla, se mostró agotada en 2004. Tras haber estrenado 'Godzilla: Final Wars' de Ryuhei Kitamura, la vigésimo novena entrega de la saga, la compañía decidió que el saurio gigante necesitaba un descanso. De ahí que hicieran un anuncio dramático: Godzilla no tendría ninguna nueva película en diez años. Y si bien en temas ejecutivos uno no debe creer lo que oye, sino lo que ve, los japoneses cumplieron su palabra.

Tanto cumplieron su palabra que fueron los americanos los que dieron el pistoletazo de salida. Una vez pasó el periodo de gracia, en 2014, se estrenó 'Godzilla', el reboot americano de Gareth Edwards, con una mezcla de entusiasmo y decepción. Y mientras el mundo se revolvía ante aquel Godzilla tan poblado de humanos, Japón decidió tomárselo con calma. Esperando hasta 2016 para publicar su propio reboot de la saga: 'Shin Godzilla'. Película para la cual decidieron contar con dos eminencias del actual audiovisual japonés, Hideaki Anno y Shinji Higuchi.

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Esto fue una apuesta fortísima por parte de Toho. Hideaki Anno, director del anime de culto 'Neon Genesis Evangelion', está considerado un auténtico genio en todo lo referente al audiovisual tanto dentro como fuera de Japón; y Shinji Higuchi, si bien menos conocido, es una de las mayores autoridades actuales de efectos especiales. Es decir, al juntarlos, combinaron a dos de las mayores fuerzas de la cinematografía japonesa actual.

Pero esa unión es natural. Hideaki Anno y Shinji Higuchi son amigos desde hace muchísimos años. Por eso 'Shin Godzilla', una película sobre lo que ocurre cuando Godzilla amanece en la bahía de Tokio y decide adentrarse en el interior de la ciudad, parece cortada a su medida. A fin de cuentas, los monstruos gigantes, la cacharrería militar, los efectos especiales y las reflexiones filosóficas mezcladas entre todo lo anterior es lo que hizo famosa a esta pareja de artistas. Incluso si, para la ocasión, decidieron dar una vuelta de tuerca radical a lo que debe ser una película de Godzilla: aquí, el principal protagonista es el gobierno japonés.

El gobierno como representación de la voluntad de todos

En 'Shin Godzilla' la individualidad es irrelevante. A diferencia de las películas americanas, donde siempre se pone el foco en un único personaje que triunfa personalmente sobre la adversidad, aquí la importancia recae en la colectividad que conforma el gobierno. Cómo la amenaza sólo puede ser superada gracias a los esfuerzos de toda una nación, representada por los actos del gobierno, intentando tomar la mejor decisión en un escenario ante el cual no existe precedente alguno.

Eso es lo que hace fascinante a la película. Cómo nos plantea un escenario completamente realista de una situación no tanto surrealista o imposible, como metafórica. Porque Godzilla, en 'Shin Godzilla', puede ser una metáfora de todo lo que nos apetezca. De la bomba atómica, de una invasión, de una catástrofe natural o, como han querido ver la mayoría de los críticos por su cercanía en el tiempo, de la catástrofe de Fukushima. Porque Godzilla es, en última instancia, algo que no podemos comprender. Como dice su título, un dios. Algo a lo que sólo podemos enfrentarnos unidos, como un único individuo, actuando todos al unísono contra una amenaza que supera ampliamente nuestras capacidades como personas individuales.

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De ahí que incluso los personajes protagonistas de la historia no sean protagonistas más allá de ejercer de representantes de la voluntad general. Y para comprobarlo, sólo tenemos que ver lo que ocurre en la película con la cabeza visible de Japón: el primer ministro.

El primer ministro, a lo largo de la película, tiene una única función: decidir si harán o no lo que le recomiendan. Y ha de hacerlo teniendo que tomar decisiones inmediatas recibiendo informaciones contradictorias. Pero esto no tiene nada de excepcional: es como funciona cualquier gobierno. Todo pasa por diferentes reuniones e individuos, que crean informes derivados de las mismas, para que, al final, el primer ministro de el visto bueno. Porque, en última instancia, la responsabilidad de lo que ocurra es suya. Él es el representante absoluto de la voluntad del pueblo.

¿Significa eso que el primer ministro de Japón sea el protagonista de 'Shin Godzilla'? Ni por accidente. El protagonista es Godzilla y la propia nación de Japón, representada por su gobierno. Es sólo que la línea de mando es larguísima, repleta de expertos, consejeros y técnicos, y extensa, dividiéndose en diferentes ramas según el impacto que tiene cada acción de Godzilla en lo militar, lo económico o lo social y todas sus posibles intersecciones, haciendo imprescindible que haya una persona que se haga responsable legalmente de las decisiones tomadas. El primer ministro es, por extensión, no quien ostenta el poder absoluto, sino quien ejerce de representante del espíritu del gobierno, que es quien ejerce de representante del espíritu del país. La entidad que está luchando contra esa amenaza llamada, provisionalmente, Godzilla.

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Por eso las discusiones con otros países son abstractas. EEUU desea intervenir, Rusia y China ponen palos en las ruedas de las acciones internacionales y sólo la presencia de Francia salva el día al final. Pero de todos ellos sólo conocemos eso, o el nombre del país, o a sus representantes, ya sean embajadores o presidentes, a los cuales nunca vemos el rostro. Porque no son entidades individuales. No son personas. Son los representantes del deseo, bien o mal entendido, de la población de su país.

Porque, además, la población de Japón se ve representada en la película de un modo muy particular. Y es que, si hay algo en 'Shin Godzilla' que llame la atención a simple vista, es su uso de imágenes no cinematográficas.

De la estética como narrativa

Entendemos por imágenes no cinematográficas todo aquel uso de la imagen que no sigue estrictamente los cánones estéticos del cine. La estética de la televisión, de los vídeos de Internet e incluso de los vídeos privados, sin entrar en todas las imágenes que no son necesariamente animadas, son completamente diferentes a las del cine. Tienen otros códigos visuales, otras intenciones. Y eso es algo que, de la mano de Anno, sirve para transmitirnos visualmente otra clase de información.

Su uso más reiterativo se da en cómo usan los noticiarios. Siempre que intentan transmitir el interés del pueblo, más allá de la visión burocrática de la catástrofe, acuden a la voz en off de telediario. Narradores de lo que, suponemos, diferentes canales, describiendo las escenas de lo que está ocurriendo en la calle en un perfecto cut off sincrónico. Algo que nos transmite una idea muy particular: que, su uso descriptivo aparte, lo único que importa al pueblo japonés ahora mismo es Godzilla, pues es de lo único que habla la prensa.

Al final, esto también se extiende a cómo utiliza otras herramientas consideradas más populares. Por ejemplo, cuando utiliza un feed de Twitter para mostrarnos cómo, mientras los políticos aún no saben los efectos de la presencia de Godzilla, los ciudadanos de a pie ya están hablando en masa de lo que será alrededor de lo que girará la película a partir de entonces: el hecho de que Godzilla genera radiación nuclear.

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Al final, todas las imágenes de la película nos transmiten la misma idea. Cómo existe una comunicación fluida, aunque asincrónica, entre el estado, la prensa y el pueblo. Que no son entidades separadas, sino un todo indisoluble, como diferentes órganos de un mismo cuerpo donde la comunicación no siempre funciona, incluso si sus intereses concuerdan.

En cualquier caso, ahí no acaba el uso heterodoxo de las imágenes. Y no sólo porque su montaje sea tan frenético que es imposible despegar los ojos de la pantalla. También es porque la presencia de carteles tipográficos, que paran la acción y texto superpuesto sobre la imagen, tienen aquí un papel importante, incluso si resultará un recurso más que familiar para todos aquellos que hayan visto 'Neon Genesis Evangelion'. Serie que tiene una enorme influencia en bastantes aspectos de 'Shin Godzilla'.

La película no narra sólo con sus imágenes cinematográficas. También lo hace con sus imágenes no cinematográficas, con su música y su sonido.

Esa influencia puede verse, también, en el muy particular uso que hace la película de la música y los efectos de sonido. Y es que su función narrativa no es sólo el clásico en el cine, remarcar un determinado tono ensalzando las emociones del espectador a través del sonido, sino que también tiene una función más heterodoxa, pero igualmente válida. Sirven como referencias extemporáneas.

Sonidos que funcionan como imágenes

Una parte significativa de las canciones usadas en 'Shin Godzilla' son arreglos perfectamente reconocibles de canciones anteriores. No sólo de la saga Godzilla, sino también de 'Neon Genesis Evangelion' e incluso de otras obras no creadas por los autores. De ese modo, cada canción sirve también de referencia a eventos de otras obras, no necesariamente relacionadas con esta, confiriéndole así una lectura más profunda al que las conozca. Véase por ejemplo como cuando el gobierno por fin crea una comisión especial de expertos para luchar contra Godzilla suena 'Decisive Battle', una versión diferente de la canción homónima de 'Neon Genesis Evangelion' que se usa como tema principal cada vez que los científicos de NERv se preparan para pelear contra un ángel, los monstruos gigantes que amenazan a la humanidad en la serie. Algo que crea una asociación que ayuda a dar contexto a la situación, sin por ello hacerla menos inteligible para quien no la conoce.

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Esto, a su vez, se aplica igualmente a los efectos de sonido. A partir de que se decide que el ejército intervenga contra Godzilla, todos los efectos de sonido imitan, si es que no copian, los efectos de sonido de la película original del ‘54. ¿Para qué? Para reforzar aquello que estamos pensando: esto nos resulta familiar, sabemos cómo va a acabar y hay algo incluso irónico en que creamos que va a acabar de forma diferente a como lo hacía hace ya más de medio siglo. Porque la humanidad evoluciona, pero Godzilla también lo hace.

Si además tenemos en cuenta cómo hace uso de otro elemento poco común en el cine, las canciones con letra inteligible, entenderemos por qué estas decisiones no tienen nada de casual. A fin de cuentas, 'Persecution of the Masses', canción que reconoce a Godzilla como un dios iracundo al cual se reza para que no nos destruya, empieza a sonar cuando Godzilla pone pie en tierra por primera vez en Tokio después de que se creyera imposible, y 'Who Will Know', canción sobre el sufrimiento de una persona ante la idea de morir y que nadie le recuerde y cómo para sobrevivir no necesita más que un rayo de luz, suena en el momento en que por fin un ataque consigue hacer mella sobre Godzilla y este decide responder con su icónico, y muy luminoso, aliento nuclear.

Es decir, la película no narra sólo con sus imágenes cinematográficas. También lo hace con sus imágenes no cinematográficas, con su música y su sonido. Narra teniendo en cuenta que, cuando se trata del cine, no hay límites a lo que se puede hacer, salvo convenciones a superar.

Sobre la humanidad, Godzilla y otros dioses

Al final, 'Shin Godzilla' hace con el lenguaje cinematográfico lo que hace con su tema: hablar sobre la necesidad de no aferrarse a convenciones. Sobre cómo la única manera de sobrevivir en un mundo hostil es la cooperación y el entendimiento entre personas dispares. Porque, cuando nos entendemos como una única entidad, como parte de la humanidad, como un agregado de consciencias todas igualmente valiosas, las cosas salen bien.

Pero a su vez, es una película profundamente triste. Una que habla del dolor. De la confusión. De lo extraño y hostil que es un mundo del cual no conocemos ni la más mínima de sus convenciones. Porque en última instancia, reconoce que todo lo ocurrido es nuestro fracaso a la hora de comunicarnos con una entidad que no es malvada, sino que está confusa al despertar en un lugar desconocido y encontrarse allí con una entidad extraña y hostil llamada humanidad.

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A fin de cuentas, igual que para nosotros Godzilla es un dios, cabría preguntarse si para Godzilla nosotros no lo seremos también. Con nuestras armas, nuestras ciudades, nuestros cuerpos separados, a pesar de ser una misma cosa. Es imposible que entienda qué somos, qué queremos, por qué reaccionamos con hostilidad a sus intentos, simplemente, de sobrevivir. Es por eso que la película es una genialidad. Por su capacidad para retratar cómo el fracaso a la hora de entendernos y respetarnos los unos con los otros conlleva, necesariamente, dolor. Porque dolor sienten incluso los saurios gigantes de aliento atómico.

Por eso es una pena que no sepamos más de Godzilla. Que no sea más reconocida una película como 'Shin Godzilla'. Porque, de vez en cuando, Toho da carta blanca a sus equipos para hacer obras revolucionarias con uno de los iconos pop más queridos del mundo.

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