La clave de James Cameron para conseguir con 'Terminator 2' y 'Aliens' dos de las mejores secuelas de la historia

Diseno Sin Titulo 5
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El trono de James Cameron como rey indiscutible de la taquilla casi a lo largo de toda su carrera es uno del que resulta imposible apearlo. Posiblemente nadie en Hollywood sea capaz de atesorar una cantidad comparable de taquillazos sucesivos y muy poquitos tropiezos en taquilla (ninguno de ellos como director, además). Además, su llama está lejos de extinguirse: aunque desde 2009 no estrenaba nada, su 'Avatar 2' será, casi con total seguridad, un nuevo éxito. Una secuela, de entre todas las cosas posibles.

Hay una sensación en el aire de que 'Avatar 2: El sentido del agua' podría pinchar. Cinefilia e industria entonan ese temor con pánico reverencial, y no es para menos: para los primeros, Cameron es un tótem inamovible del cine comercial, y más en estos tiempos en los que la nostalgia está a la orden del día; para los segundos, con las audiencias de los cines cayendo en picado y ni siquiera el aparentemente infalible fin de semana de Acción de Gracias arrojando los resultados esperados, el éxito de 'Avatar 2' es una necesidad y un bote salvavidas.

Pero la cosa es compleja. Para empezar, el mastodóntico presupuesto de la película hace que ésta necesite convertirse en una de las películas más taquilleras de la historia solo para recuperar beneficios. Pero además, existe la sensación generalizada de que, por una parte, los cines están lejos de ser lo que eran en 2009, y por otra, que es agotador que esta sea solo la primera de una larga lista de secuelas. Y todo ello puede afectar negativamente al rendimiento de esta secuela.

Y sin embargo, sí que hay en el ambiente cierto aire de éxito inevitable, porque al fin y al cabo es James Cameron. Cuándo ha fallado en taquilla una película de James Cameron. Esa situación es tan inconcebible que hasta sus películas con menos recorrido comercial, como 'The Abyss', fueron éxitos. Y además, y aquí viene el refuerzo definitivo, aquí hablamos de algo en lo que el director es un auténtico experto: las segundas partes.

El maestro de las secuelas

James Cameron es el director de, se dice pronto, 'Terminator 2: El día del juicio' y 'Aliens' (también de 'Piraña II: los vampiros del mar', pero su presencia como director es meramente nominal, ya que la mayor parte del rodaje fue obra del grandísimo Ovidio G. Assonitis). La primera de ellas, secuela de su propio debut; la otra, tardía segunda parte de un clásico absoluto de la ciencia ficción y el horror, dirigida por Ridley Scott. En ambos casos siguió la misma fórmula para enhebrar las continuaciones: más de todo, a todos los niveles.

¿Y a nivel creativo, eso qué tal funciona? Pues como es lógico, esa opinión depende de cada cual. En mi caso particular, creo que ambas secuelas son inferiores a sus precedentes. 'Terminator 2' carece de la cruda violencia de serie B de la primera película (aún hoy la mejor película de Cameron), y 'Aliens' de la asfixia cósmica de su esencial precedente, pero claro, estamos hablando de dos películas, las primeras partes, que son auténticos monumentos del fantástico. Pero sí creo que hay algo que hacen muy bien las secuelas de Cameron, y es aplicar la fórmula de los esteroides a todo trapo.

Por ejemplo, 'Terminator 2' tiene esencialmente la misma estructura argumental que la primera película: una persecución que parece no tener fin, huyendo de un ser artificial que no puede ser detenido de ninguna de las maneras, solo ralentizado. La suerte quiso que Schwarzenegger, ya convertido en una estrella, pasara al bando de los humanos, y un nuevo Terminator tomara el relevo. El resultado es que, con robots (casi) indestructibles en ambos bandos, la película es mucho más frenética, espectacular y destrozona.

Y en 'Aliens', la idea es tan sencilla que resulta demoledora: donde antes había un xenomorfo, ahora hay decenas. Donde antes había un grupo de camioneros espaciales sin preparación para el combate, ahora tenemos marines espaciales. Donde antes estaba el espacio claustrofóbico de una nave minera ahora tenemos espacios mucho más amplios. Y donde antes había un enigmático, inexplicable proceso de reproducción completamente alienígena, ahora tenemos reproducción como la de las gallinas, y de propina te llevas un final boss.

¿Funcionará en Avatar 2?

Algo de todo eso se trae entre manos James Cameron para 'Avatar 2', que lleva adjunta esa narrativa de "Si te gustó la primera, esta te gustará todavía más", con el gimmick de las escenas submarinas: "Si la primera te impresionó, verás cuando los veas bucear". Es una táctica que a Cameron le gusta, y es lógico que la aplique a 'Avatar 2'. Solo que esta vez puede que no funcione tan bien.

Tanto 'Terminator' como 'Alien' eran dos películas con icónicos elementos en común (la némesis en solitario en el título, la contención narrativa y de escenarios -por necesidad una, por elección la otra-), y la multiplicación de ingredientes era más sencilla. Más terminators, más aliens, más escenario, más personajes, más violencia y más espectáculo. Pero la naturaleza de la primera 'Avatar' ya es excesiva: variedad de ambientes, reparto coral, acción que ya quiere ser lo nunca visto desde el primer momento.

Por tanto, James Cameron no podrá poner en práctica su estrategia multiplicadora en 'Avatar 2', al menos no para poner en pie un equivalente a 'Avatars', como sería en terminología cameroniana. Pero sí que podemos esperar una réplica especular de lo que nos dio la primera entrega, pero con el empujón tecnológico que da la década y pico de diferencia: habrá secuencias de cabalgar fauna de Pandora, habrá guerra entre humanos y na'vi, y podemos esperar exoesqueletos, paisajismo alienígena y romance interespecies, pero en modo "más y mejor".

¿Será eso suficiente para sostener la secuela? Es altamente posible, pero también es más que probable que la fórmula casi matemática de Cameron para las secuelas tenga que encontrar nuevas vías de expresión. Solo quedan unas semanas para ver si podemos hablar de una segunda parte al estilo Cameron o una mera ampliación de su libro de instrucciones.

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