'Aves de presa': una jovial comedia superheroica que sitúa a DC en una impredecible posición ante Marvel

'Aves de presa': una jovial comedia superheroica que sitúa a DC en una impredecible posición ante Marvel
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'Aves de presa' puede no ser perfecta, pero tiene un valor muchísimo más importante para Warner: deja claro que más nos vale no tener demasiadas ideas preconcebidas sobre las próximas películas inspiradas en el universo DC. Por encima de su recaudación (hay proyecciones de 50 millones de dólares, según los analistas, lo que daría el pistoletazo de salida para la reactivación de la taquilla tras la campaña navideña), su valor simbólico es indiscutible, y diametralmente opuesto al de Marvel: frente a sagas fragmentadas en decenas de películas, cada película de DC es un evento en sí misma.

Sin duda, es lo más atractivo de la película de Cathy Yan, una realizadora que procede del cine independiente (con varios cortos y una sola película a sus espaldas, 'Dead Pigs') y a la que no hace falta inspeccionar muy a fondo para detectar que las normas no escritas de los universos superheroicos le importan bien poco. 'Aves de presa' es una turmix donde cabe la verborrea de thriller urbano a lo Guy Ritchie, las relaciones entre personajes que beben de las estupendas series DC de The CW y vibrantes secuencias de acción que copian a la última hornada de cine de acción hipercoreografiado estilo 'John Wick'.

Nada de ello está, al final, plasmado en pantalla con el equilibrio o la fuerza que el proyecto merece, pero lo cierto es que el resultado es lo suficientemente divertido y encantador como para que sea fácil disculparle sus carencias. Que no son pocas y entre las que están un tercio final algo deslavazado y donde se detecta algo de sufrimiento en la mesa de montaje. Pero el colorido, los cortes de mangas a los fans radicales (y aún así, menos de los deseables) y el chispeante ritmo de la película (la sucesión febril de enemigos de la protagonista con ficha incluida es tronchante) engulle sus problemas con más o menos fortuna.

'Aves de presa' es, pues, una película derivativa e intrascendente, pero a la que no le importa demasiado serlo. Nada de lo que en ella aparece deja excesivo poso, pero tampoco importa, porque lo que hace lo hace bien. Por ejemplo, las secuencias de acción, perfectamente coreografiadas y editadas (superiores a las de la mayoría de las películas Marvel y sus excesos CGI, sin ir más lejos), donde la cámara lenta no es una maniobra para ocultar carencias sino un recurso expresivo más, y que da pie a escenas tan gloriosas como la de la entrada en la comisaría o los combates que la siguen. De nuevo, sin nada que no hayamos visto ya, pero todo bien ejecutado y sin monsergas.

'Aves de presa': la fantabulosa ruptura de Harley Quinn

Los cínicos de rigor verán 'Aves de presa' como una operación comercial para atraer al cincuenta por ciento del público con algo de feminismo pop y un discurso abiertamente pisoteador de masculinidades (aquí, como en 'Los ángeles de Charlie', todos los tíos son idiotas o villanos; pero aquí tiene gracia, sobre todo con la traición de uno muy concreto). Y aunque la sutilidad no es lo suyo, y a veces tira más por el slogan que por la reivindicación genuina, 'Aves de presa' es tan resultona en ese aspecto como su potentísima banda sonora, exclusivamente femenina y llena de consignas con los estrógenos completamente fuera de sí, como 'Boss Bitch' de Doja Cat.

Pero debajo de esa (lustrosa y muy divertida) capa hay un alma muy interesante, y que se adentra en un tema poco habitual en el cine de superhéroes, centrado siempre en llorar a los muertos. Cuando Harley Quinn (Margot Robbie) lo deja con el Joker, levanta cabeza tronchando cabezas y yéndose de farra con amigas que solo al final descubre que le convienen. Es una historia de autoafirmación femenina donde los hombros masculinos en los que llorar, sencillamente, no tienen cabida, y eso hace de 'Aves de presa' una interesante alternativa a tanta historia de redención y búsqueda interior: la mamarrachada como clave vital es una cuestión más seria de lo que parece, y aunque 'Aves de presa' tenga altibajos narrativos, se entrega a esa cuestión sin excusas.

Por eso personajes como el de la Renée Montoya de Rosie Pérez están inyectados de una dignidad tan natural y refrescante, o el personaje de La Cazadora (increíblemente graciosa Mary Elizabeth Winstead, la única pega con ella es que no tenga más tiempo de metraje) pone en solfa al Batman de voz de barítono sin apenas esfuerzo. Puede que el girl power de la película tenga más de las Spice Girls que del movimiento riot grrrl, pero el envoltorio es lo suficientemente vistoso como para salvar los muebles (y recuerda, como siempre, que es posible que ni tú ni yo seamos los destinatarios ideales de la película).

Por supuesto que no todo está bien en 'Aves de presa'. Hay decisiones de guión apresuradas (sobre todo en el clímax, con esos poderes fortuitos de Canario Negro y un ritmo confuso hasta el punto de que a veces parece estar rodado por la segunda unidad, aunque está bien que se despache sin mucha ceremonia). No se saca demasiado partido a la calificación R más allá de las palabrotas (aunque particularmente, prefiero que la violencia sea de cartoon). Y el tono a lo Guy Ritchie a veces se hace algo pesado. Pero por lo demás, DC ha vuelto a hacerlo y ha salido victoriosa y por la tangente.

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Planes de futuro para DC

Como decíamos más arriba, es complicado predecir a dónde lleva 'Aves de presa' si se convierte en un éxito. Más sencillo es ver de dónde viene: los éxitos de 'Aquaman' y 'Shazam' han impactado de forma definitiva en el Universo DC: películas de tono más ligero y prácticamente aisladas entre sí, que son conscientes de pertenecer a un universo más grande pero no necesitan referenciarlo. Tampoco hay que olvidar el increíble éxito de 'Joker', la película R más taquillera de la historia, de un tono absolutamente distinto a esta, pero que demuestra que la calificación para adultos no es ni remotamente veneno para la taquilla.

Las películas de DC tienen ahora mismo un tesoro mucho más importante que un universo compartido: son imprevisibles

Las películas de DC tienen ahora mismo un tesoro mucho más importante que un universo compartido que, de acuerdo, arrastra a la gente a los cines casi de forma automática, película tras película por el efecto serial, pero que cuenta con sus propios problemas. Disney lo sabe bien en un año complicadísimo para el MCU. 'Viuda Negra' se ve más bien como una película de transición y 'The Eternals', si no funciona, puede dar al traste con un plan que abarca más películas. Si un eslabón de la cadena falla, la maquinaria completa se desmorona.

El tesoro de DC es la imprevisibilidad. 'Joker' y 'Aves de presa' son como la noche y el día, y aunque 'Joker' no pertenezca oficialmente al universo DC fílmico (¿para qué hacer referencias a los Wayne si no es así, de todos modos?), Warner debe tener muy claro que la recaudación monstruosa de 'Joker' no habría sido tal si no fuera una película basada en un cómic de superhéroes. Pero no tiene la presión de Marvel, nada envidiable, de que un solo fracaso puede hacer que se desmorone un castillo de naipes y proyectos futuros.

Tampoco el futuro de DC está carente de riesgo, ni la compañía está inmunizada. Los desbarajustes de la oscura y por suerte ya superada etapa Snyder no fueron cosa del pasado, y a la triste y reciente cancelación de 'Swamp Thing' podemos remitirnos. Es cierto que 'Wonder Woman 1984' es un éxito casi garantizado, pero 2021 se presenta lleno de dudas: 'The Batman' es aún una incógnita, y ese mismo año DC lo apuesta todo a una franquicia cuya anterior entrega no salió bien ('Suicide Squad') y a una película basada en un villano ('Black Adam'), en un año en el que Marvel va a sacar toda la artillería.

Pero -todo dentro de los márgenes de una gran facturadora de blockbusters, por supuesto- DC tiene ante sí una relativa libertad creativa y una posibilidad de reacción con su cine de superhéroes que no posee Marvel, monolítica y obligada a anunciar películas que no se estrenarán hasta dentro de varios años. Hasta una película como 'The Batman', el mayor desafío al que se enfrenta DC desde 'El hombre de acero', se puede permitir, si quiere ser una película de detectives, realmente ser una película de detectives. Y esa condición -independientemente de que, como en el caso de 'Aves de presa', el resultado final sea mejorable- es todo un lujo para los espectadores.

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