Como montar a pelo un gusano de arena: los retos a los que se enfrenta Denis Villeneuve con su Dune

Como montar a pelo un gusano de arena: los retos a los que se enfrenta Denis Villeneuve con su Dune

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Como montar a pelo un gusano de arena: los retos a los que se enfrenta Denis Villeneuve con su Dune

Durante décadas, ‘Dune’ ha sido objeto de deseo por parte de cualquier medio audiovisual. No es para menos: la obra de Frank Herbert es una maravilla poliédrica pero nada fácil de adaptar, y un clásico de la ciencia ficción, de modo que vamos a repasar sus dificultades y cómo las afrontaron las versiones precedentes al futuro díptico de Denis Villeneuve.

Pero antes de entrar en harina, un par de avisos, como es ya habitual: para este artículo sólo repasaremos los sinsabores de adaptar la primera novela, que es la que el director de ‘La llegada (Arrival)’ tomará como punto de partida. Y, por supuesto, que habrá destripes tanto de una novela con más cincuenta años a sus espaldas como de diversas adaptaciones que, en el mejor de los casos, tienen más de 18 años.

Fintas sobre fintas sobre fintas

El primer escollo al que se enfrenta Villeneuve es que ‘Dune’ es profundamente psicológica. El propio Frank Herbert reconoció que eso de las escenas de lucha no era lo suyo, por lo que su enfoque con ‘Dune’ tiene más que ver con las intrigas que con las grandes escenas, de ahí que sepamos en todo momento lo que piensan los personajes. Cada escena es una pequeña bomba de relojería, con las intenciones de cada actor escondidas bajo protocolos, traumas o querencias.

David Lynch, que no debía de estar muy por la labor de pensar cómo adaptar esto, se decantó en su fallida, pero de culto, adaptación por una horrísona y monocorde narración de los propios actores. La miniserie, sin llegar a ese punto, alcanza una duración de varias horas que, en ciertas escenas, se alargan más allá de lo razonable… o soportable.

Dune Xataka 6
Portada del juego original.

Los juegos, por otra parte, también obvian ese componente psicológico, algunos en menor medida que otros. De las distintas versiones, la más cercana sería ‘Dune’ de Cryo Interactive, lanzado en 1992 y que aunaba aventura gráfica, juego de gestión y estrategia.

De modo que Villeneuve tiene que hacer la cuadratura del círculo: una manera de hablar de los motivaciones de los personajes sin que las verbalicen (externa o internamente), sin que se simplifique su rica personalidad y sin aburrir al personal.

Juego de dunas

Del aspecto psicológico pasamos al político. Hay muchas intrigas en el planeta Arrakis y resumirlas todas nos ocuparía demasiado en este texto, pero baste decir que los Atreides son obligados a ir a Arrakis por el Emperador, aún a sabiendas de que allí serán traicionados por los Harkonnen. Y que los Fremen, habitantes del planeta desértico, jugarán un papel esencial.

Esto con las casas en sí, pero como hemos dicho antes, cada personaje tiene sus motivaciones, y que estas son tan poderosas que pueden llevarles a veces hasta a cambiar de bando.

En cine, la de Lynch consigue trasladar el grueso de las intrigas a costa de tener un producto casi impenetrable para aquel que no ha leído las novelas. Tan críptico era que, sumado a la jerga de la novela (no precisamente fácil de pronunciar: intenta decir Kwisatz Haderach con la boca llena), hizo que algunas cadenas de cine en Estados Unidos acompañaran la proyección de un panfleto informativo.

Tom Kraky Dune Harkonnen
Interpretación de la virulenta casa Harkonnen por el artista Tom Kraky.

La miniserie consigue el equilibrio, pero el peaje son los minutos y que, con el ejemplo de ‘Juego de tronos’ reciente, evidencia que se podría haber dramatizado de forma más divertida.

En cuanto a los videojuegos, la medalla se la llevarían ‘Dune II’, su remake ‘Dune 2000’ y 'Emperor: Battle for Dune’ al basarse en este enfoque: son juegos de estrategia. Pero, como estos videojuegos van a su rollo en cuanto a historia (aunque puede intuirse que adaptan hechos de la primera novela), el ganador sería el mismo 'Dune' de Cryo de antes. Admitámoslo ya aquí: es una de las mejores adaptaciones que ha tenido la novela, si no la mejor.

Nada de brilli brilli, pero distinto

Tendemos a pensar en la ciencia ficción como un sitio con roboces, edificios brillantes y ordenadores por todas partes. Pero ‘Dune’ va por otro lado, porque está ambientado en un mundo en el que una revolución robótica llevó a la humanidad a prohibir cualquier máquina pensante.

Esto conlleva que los elementos tecnológicos tienen que repensarse de modo que alberguen esta filosofía. ¿Cómo lo hicieron las anteriores adaptaciones? Bastante bien: la de Lynch sólo se permite una licencia al respecto (esos trastos que transmiten conocimientos, mero dispositivo narrativo para evitar un largo montaje de entrenamiento con el Extraño Arte ¡en los ochenta!), pero su ‘Dune’ parece en algunos instantes una intriga medieval, con su baja luminosidad y su fastuosa arquitectura.

Mientras, la miniserie de televisión muestra un uso estrictamente funcional de la tecnología, aunque su problema es el contrario que Lynch: hay demasiada luz. Pero no pidamos peras al olmo, que bastante lograron para ser un producto televisivo.

Dune Xataka 2

Pero aquí está el verdadero reto, pues este apartado nos ha hecho una finta sobre una finta sobre una finta: al haber llevado este mundo en dos ocasiones con bastante buen criterio, y al haber inspirado otros mundos como el de ‘Star Wars’, ahora tienen que pensar en una nueva representación que no dependa de las otras si quieren presumir de personalidad propia.

Lo fácil sería tirar de nostalgia y apelar a los logros de Lynch, o picar un poco de la miniserie y un poco de los juegos para alegría de unos pocos, pero quiero pensar que encontrarán un nuevo camino.

Un tirano sin carnet de conducir

Timothee Chalamet
Timothée Chalamet en 'Call me by your name'.

Busca “Paul Atreides” en Google, pero en otra pestaña, que aquí voy a seguir con mi rollo. Salvo por las fotos de Timothée Chalamet (el joven que interpretará a Paul en la de Villeneuve), ¿no te das cuenta de algo? ¿Quizá de que Paul es un joven y apuesto veinteañero con el pelo a la moda de la época en la que fue filmada la adaptación?

Pero en la novela no es así. ‘Dune’ habla de la madurez de Paul, traicionado y dado por muerto a los 15 años. Para cuando llega el final de la novela, Paul aún no puede beber alcohol, comprar un arma o jugar al bingo online, pero acaba con una concubina, una princesa unida a él por compromisos políticos, un ejército temible y el control del planeta más importante del Universo.

Puedo entender que Lynch escogiera a un Kyle MacLachlan de 25 años por aquello del destino (después de ‘Dune’ vendrían ‘Terciopelo azul’ y ‘Twin Peaks’), pero Kyle ya tenía un poco cara de viejoven, de desayunar solysombra y churros mientras ve dibujos animados.

Dune Miniserie
Alec Newman, en el centro de este cartel para la miniserie de Dune, se aprecia que tiene un buen pelo, lentillas brillantes y mandíbula cuadrada, pero no 15 años.

Lo mismo cuando John Harrison, el responsable de la miniserie, escogió un Alec Newman de 26 que, lejos de parecer un adolescente, semeja al protagonista random de una serie policiaca. Harrison quiso un tipo talludito porque, parafraseo, no quería estropear un papel tan importante con la actuación de alguien poco experimentado.

Ni siquiera el juego de Cryo se atrevió, situando a un digitalizado Kyle MacLachlan porque una de las principales influencias fue la película de Lynch.

Y claro, es fácil decir que queremos a un chico de 15 años para interpretar a un personaje de 15 años, pero la cosa se nos hace cuesta arriba cuando ese mismo actor tenga que hacer de mesías a su pesar y de temible líder de un ejército de bereberes galácticos.

Quiero decir, mira a Timothée… pese a tener 23 años, tiene los rasgos de un tardo adolescente. ¿Le venderías cerveza, un arma o un cartón de bingo a semejante imberbe? ¡Denis, esto sí que va a ser todo un efecto especial!

Protagonismo compartido

Lady Jessica Dune
Imagen promocional de Francesca Annis como Lady Jessica en la versión de David Lynch.

Si, como yo, has conocido ‘Dune’ primero a través de la adaptación de David Lynch, hay algo que seguro que te ha llamado la atención al leer la novela: no se trata sólo de la historia de Paul Atreides.

Su madre, la monja Bene Gesserit llamada Lady Jessica, tiene un papel clave a lo largo de toda la historia. De entrada, es su rebeldía frente al sistema de manipulación genética de las Bene Gesserit la que lleva a la concepción de Paul: pese a que su orden la obligaba a tener una niña, Jessica decide cumplir el deseo del Duque Leto Atreides de un hijo.

Esto ya sienta las bases de conflictos futuros. Al ser Paul un niño, no se puede juntar la casa Atreides y la Harkonnen (que tiene herederos varones) en un matrimonio político para suavizar su rivalidad. Y, para colmo, la decisión de Jessica tiene algo de vanidad, pues espera concebir al Kwisatz Haderach, el ser humano perfecto.

Pero ay, si la labor de Jessica terminara ahí, en las primeras páginas de la novela. Más adelante, en su huida con Paul, el conocimiento del Extraño Arte en el combate (una forma especial de moverse muy rápido) les valdrá que los Fremen les presten algo de atención. Y mientras Paul duda de su futuro como tirano, Jessica se pasa toda la historia temiéndolo.

Vamos, ella es tan importante que suyas son las últimas palabras de la novela, que no hablan de su hijo, sino del papel que se les reconocerá tanto a ella como a Chani, la novia Fremen de Paul, en la Historia.

Los juegos volvieron a caer en la trampa, pero al menos la miniserie dio a Jessica (y hasta a la princesa Irulán, que apenas dice o hace algo en la novela) algo importante que hacer.

En estos tiempos donde, como es lógico, las mujeres están reclamando su lugar también en la cultura popular, Denis Villeneuve no puede olvidar a Lady Jessica en su visión de 'Dune'.

El peor de los finales posibles

Dune Xataka

El mayor reto que tiene Villeneuve delante es que ‘Dune’ no es una historia bonita. Paul Atreides ve caer el ducado de su padre por las maniobras del Emperador Shaddam IV, se arrejunta con los Fremen y vuelve para reclamar lo suyo con creces: se proclama emperador, destierra al anterior y consigue su venganza sobre los Harkonnen.

Por encima, es la historia de caída en desgracia y resurrección que a todos nos gusta ver, ya esté protagonizada por Jesucristo o por un Jean Claude Van Damme que necesita una paliza para activar el turbo. Pero Paul lleva toda la novela temiendo ese final.

Porque Paul sabe que empezará así una jihad planetaria en el que su puño se cierra, gracias a los Fremen y el dominio de la especia, sobre el imperio humano. Se convertirá en un tirano, algo que teme desde que empieza a tener visiones de posibles futuros.

Y claro, esta parte es la que siempre se omite en las adaptaciones. En la película de David Lynch, la parte mesiánica sube al once y Paul, lleno de improbables poderes divinos, queda como un héroe y hace llover en Arrakis (lo que, por cierto, mataría a todos los gusanos).

Dune Xataka 3
Diseño de la fortaleza Harkonnen por H.R. Giger para el fallido 'Dune' de Alejandro Jodorowsky.

En la miniserie se recalca que Irulán es un trofeo y el verdadero amor de Paul será siempre con Chani, y acaba con un plano de estos últimos caminando por el desierto. En el juego de Virgin, a secas, se muestra a Paul y Chani con los ojillos azules de quien ha tenido demasiado contacto con la especia.

¿Se atreverá Denis Villeneuve a terminar la segunda película con una llamada al desastre? Como hemos visto, no son pocos los desafíos que tiene por delante, pero algo me lleva a tener una confianza inusitada en la película.

Quizá es porque 'Dune' se merece una adaptación que le haga justicia tanto en la forma como en el fondo. Es un planeta increíble, una historia apasionante que aquí en Xataka adoramos y quizás ahora sí se le haga toda la justicia que se merece en pantalla. ¡Menos mal que, por mala que sea la adaptación, siempre nos quedará el libro en la estantería!

Imagen de portada | NH53

Imagen de la Casa Harkonnen | Tom Kraky

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