'X-Men: Fénix Oscura', crítica: el cierre de la saga no está a la altura del legado mutante

'X-Men: Fénix Oscura', crítica: el cierre de la saga no está a la altura del legado mutante

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'X-Men: Fénix Oscura', crítica: el cierre de la saga no está a la altura del legado mutante

En las butacas de la sala 8 de los multicines sitos en el centro comercial de Palacio de Hielo, se puede leer algo así como Dreams of cinema. Allí, sentado en el pase de prensa de la última película de la saga 'X-Men', estuve a punto de ceder a tal lema. Pensé incluso en marcarme un Boyero; esto es: decir que me dormí, que la película me pareció una gran mierda y que cuánto echo de menos a John Ford y Howard Hawks. Pero oigan (para bien o para mal) Carlos solo hay uno.

Así que me forcé a permanecer despierto. Y luego me forcé a teclear estas palabras con la misma actitud de análisis que tengo cuando algo me entusiasma. Porque, si bien estoy de acuerdo con la máxima de Stephen King —lee/ve/juega solo a lo bueno—, creo que se le pueden añadir un par de corolarios. Uno: se sigue aprendiendo de lo malo incluso cuando ya se sabe discernir la calidad. Dos: algún placerillo culpable hay que tener en la vida.

'X-Men: Fénix Oscura' no llega a placerillo culpable, a tan mala que es buena, porque cumple dos pecados capitales, sumados a los muchos desastres que arrastra y que la lastran. El primero es que es muy aburrida; enfatizo: muy, muy, muy, muy-muy-muy aburrida. El segundo es que es pretenciosa; Kinberg se pasa toda la peli intentando convencernos de que está haciendo un 'X-Men' a lo Nolan. Y no. Nein-nein-nein-nein-nein, que decía el Hitler de Tarantino.

Dicho esto, para el que lo quiere en breve, vamos a sumergirnos (un poquito) en todo lo que no funciona de Fénix Oscura; que es... todo. Pero conviene explicarlo al detalle, ponerle unos cimientos a tan mal sabor de boca que deja la conclusión a 20 años de saga. Hay que admitir que la cosa venía en picado y que probablemente Kinberg se encontró con el marrón por el ostracismo definitivo de Singer tras salir su nombre a colación de #metoo. 'X-Men Apocalipsis' fue floja. Pero lo de 'Fénix Oscura' está en otro nivel completamente distinto. Es un tedio total.

Veamos por qué.

Personajes huecos y a volantazos

Todos los males de 'Fénix Oscura' empiezan por aquí. Tras un prólogo aceptable (aunque de topicazo) y 20 minutos de calentamiento en los que más o menos la cosa parece enfocada, la película empieza a desplomarse súbitamente. ¿Razón? Sus personajes; más bien, la ausencia de por ser títeres en manos de un libreto perezoso, contradictorio y reiterativo.

Llegando más allá de los epítetos, debemos hablar de los arcos de transformación de los héroes de 'Fénix Oscura'. Empezando, evidentemente, por la estrella de la función: Jean Grey. Un arco de transformación, el que encontramos en cualquier trama de cualquier medio, implica esencialmente una cosa: un personaje cree una mentira sobre sí mismo y debe descubrir cuál es dicha mentira para superarla. Frodo se cree hogareño cuando en realidad es aventurero, Aragorn se cree un nómada cuando en realidad es un rey, Luke se cree (a medias) granjero cuando en realidad es un jedi, Buzz se cree un guardián del espacio cuando en realidad es un juguete. Y así, ad eternum.

Pues bien, Jean Grey, que se supone que debe ser esa gran heroína reconvertida en gran villana, porque estamos en su arco más célebre, el que creó Claremont en los tebeos, se pasa toda la película, T-O-D-A la película, diciendo lo siguiente: "No sé qué me pasa". ¿De verdad? ¿De verdad, señor Kinberg?

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"Nó sé qué me pasa", plantea este fotograma de Jean Grey en 'Fénix Oscura'.
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"Ni tú ni nadie, hija", contesta este fotograma de Mística de 'Fénix Oscura'.
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"¿Y yo? ¿Qué pinto yo?" pregunta este fotograma de Jessica Chastain en 'Fénix Oscura'. Responde el silencio.

Es imposible sentir empatía por un personaje que no sabe lo que le pasa TODO EL RATO. Es una cosa básica de construcción de personajes. El personaje debe perder el control cuando descubre la mentira que creía verdad sobre sí mismo. Pero eso es una fase (breve) que antecede a la catarsis. Aquí nos pasamos perfectamente 90 minutos de "no sé lo que me pasa". Cuando llega la catarsis, que aún por encima tampoco se justifica bien, ya no le importa a nadie.

Hay otro problema con la maldad de Jean Grey y es que se le busca una justificación externa cuando debería de ser interna. Esto es, Jean Grey se infecta con algo y eso es lo que le provoca convertirse en Fénix Oscura. Mal; muy mal. Es de las pocas cosas que no me gustaban del cómic de Claremont, la manía seriebesca de meter radiación/bicherío de por medio para justificar el Hyde que todos llevamos dentro.

Pero por lo menos en Claremont era un detonador inmediato para un nuevo personaje con las cosas claras. De hecho, Jean lo decía directamente en una viñeta mítica, como bien recordaba el compañero Albertini en su repaso al tebeo: "Escuchadme X-Men. Ya no soy la mujer que conocíais. Soy fuego y vida encarnados. Ahora y para siempre... ¡Soy Fénix!" De eso a un: "Ay es que no sé qué me pasa". Bufff... Bufff...

Veamos al resto de personajes. La inmensa mayoría —Cíclope, Mística, Tormenta, Magneto...— no tienen el menor arco de transformación durante toda la cinta; ergo, no tienen la menor gracia; y mira que son personajes potentes con actores igualmente potentes detrás. Nothing de nothing. No les pasa nada; son piezas en el tablero a las que mueven las motivaciones de los dos únicos personajes que importan. Algunos ni eso; algunos, como Quicksilver, solo pasaban por allí. Para hacer el chiste.

Me hace especialmente gracia el personaje de Cíclope, porque le pasa justo de lo que se suelen quejar (con razón) muchas estudiosas del papel de la mujer en la cultura pop; el efecto mujer florero. Vamos, que el personaje femenino esté definido solo en base a los deseos y metas del masculino; hablando en plata: apagarle el calentón cuando toque y apoyarlo cuando esté de bajona. Pues justo eso es lo que hace Cíclope con Gray. Es su hombre-florero. La diversidad y la equidad molan, hasta cuando es para mal.

Vayamos al otro personaje con chicha. Este es el Profesor X del siempre soberbio McAvoy. Pero ni él levanta el desastre que le ha hecho Kindberg al pobre de Xavier. Básicamente Kindberg nos quiere convencer de que el personaje de Xavier era en realidad un cabrón egomaníaco sin interés real por aquellas causas que decía querer defender. Y mira, Simon, pues como que no. Porque, como trataremos en el próximo punto, los espectadores sí tenemos memoria.

Llevamos 20 años con esto y meeee daaa iguaaaal

Como cualquier habitual de esta y otras páginas de la casa sabrán: soy fanático de 'Avengers: Endgame'. La joya de los Russo, porque es una joya, me deslumbró por lo bien que conseguía erigirse como una película valiosa en sí misma y a la vez en ese (necesario) fan-service a una década de personajes y una veintena y pico de películas. Esto es, 'Endgame' recordaba constantemente su pasado y los arcos de transformación de sus personajes para ofrecer una catarsis brutal.

Al bueno de Kindberg se le ha ocurrido otra estrategia; una muy divertida. ¿Y si nos diera igual todo lo demás? ¡Todo! ¿Y si actuáramos como si no conociéramos lo que han hecho y vivido estos personajes para poder llevarlos en direcciones opuestas a lo que son? ¿Molaría, no?

Que le conteste Hitler.

Gracias, Adolf.

Veamos... Cerrar 20 años de universos (10 más que los de Marvel) reiniciando lo que son los personajes, sin referencia alguna a su pasado y pasándose la coherencia por el arco del triunfo... Pues, muy mal. Muy, muy, muy mal.

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"Hola, me llamo Quicksilver y pasaba por aquí", dice este fotograma de 'Fénix Oscura'.

Lo de la coherencia es tremendo. Ya no es la primera vez que ocurre en esta saga (recordemos el baile de personajes como Emma Frost), pero es que lo de Fénix Oscura está en otro puñetero nivel; para mal. Vamos, que estamos en una película ambientada en los 90, 30 años después de 'First Class', acercándonos peligrosamente al marco temporal de la primera X-Men, y se nos ocurre poner a los personajes sin apenas haber envejecido. El amigo Xavier y el amigo Magneto deberían lucir parecidos a Stewart y McKellen en esta cinta. Cíclope tendría que ser un tipo de treinta y muchos.

Pero no. Al carajo, que total al espectador se la suda. Pues va a ser que no.

Pero peor que este me da igual el tiempo que pase es el me da igual quien fueran los personajes. Kindberg se cree que con una línea de diálogo de una repipi Mística (que daño le ha hecho el ego de Lawrence al personaje) nos vamos a creer que en realidad Charles Xavier era un miserable ególatra.

Pero vamos a ver, Simon, que recordamos perfectamente quién fue Xavier en el futuro y en el pasado. Que no se nos olvida cuántas veces ha puesto su vida y sus intereses en el sacrificio por el bien común. Que nos conmovimos al verlo padeciendo alzheimer ya no por lo terrible de la enfermedad, sino por lo duro de ver a un benefactor de la humanidad siendo un peligro para él y para los demás.

Dark Phoenix
Xavier intenta borrarse de la película, pero ya es demasiado tarde.

¿Y vienes tú y nos dices: "No, es que en realidad era un cabrón. La escuela la hizo por ego"? Por favor...

La situación en la que se encuentra Xavier en el final de esta película es tan ridícula, por más que intente tirar de nostalgia de ajedrez, que se carga ella solita a un personaje extraordinario. Que, para más inri, está magníficamente interpretado por un McAvoy que intenta sacar petróleo de donde no hay. Pero ni él puede con este libreto.

Espera... ¿aliens? ¿Por qué?

Llegamos a la madre del cordero que remata, para mal, el descalabro de 'Fénix Oscura'. Y para hablar de esto, tengo que hacer unos leves spoilers. Nada, por cierto, que no venga en sus tráilers.

Miren... A mí también me gusta mucho 'La invasión de los ladrones de cuerpos'. En cualquiera de sus tres primeras versiones, la verdad; incluida la de Ferrara. Pero... ¿Por qué, Simon? ¿Por qué la metiste en 'Fénix Oscura'? ¿Por qué? ¿Tan mal te cae Jessica Chastain que la querías torturar con un personaje ridículo para fastidiar lo bien que llevaba su carrera? ¿O es que te entró la nostalgia al encontrarte a Donald Sutherland señalando/aullando en la tele?

Lo peor de 'Fénix Oscura' es lo que hemos comentado en los apartados anteriores. Pero lo de meterle estos aliens es, sin duda, la guinda del pastel. Porque es una subtrama tan ridícula, tan mal hilvanada, tan poco justificada que hace malísimo lo que ya era malo.

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"Cariño, la peli es terrible. Pero igual no se dan cuenta. Igual están mirando el wasap". "¿Tú crees?"

Y el caso es que tengo sospechas de por qué Kindberg vio necesario meterle otra mala a la cinta, a pesar de que esto se suponía que tenía que ir de 'Fénix Oscura' y ya. Creo que miró su (paupérrimo) libreto y se dio cuenta de que apenas pasaba nada. Y es que, si le quitas a los aliens, pasan muy, muy pocas cosas. Jean Grey no sabe qué le pasa, nosotros tampoco, y... Poco más. Bueno, un secretillo de Xavier que vuela por los aires a los 20 minutos cuando era de las pocas cosas que podían dar juego.

Así que (fabulo) se dijo... Umm, vaya, así no hay chicha para llenar una peli ni para justificar una gran lucha final. Vamos a meterle aliens.

¡Claro que sí! ¿Y por qué no vampiros espaciales o licántropos cuánticos o babosas mutantes del planeta X? ¡Como en una de Ed Wood!

Hubiera estado mucho mejor que la cinta se hubiera convertido en un cachondeo a lo Joel Schumacher en 'Batman & Robin' que esta estupidez, pretenciosa además, de meter los aliens exterminadores. A los que se les dedican, además, unas ínfimas escenas para justificar su presencia y esa batalla final por la que hay que pasar sí o sí.

En fin...

En fin...

Marvel, rescátanos

Es triste decirlo, pero, al menos en mi caso, es la única conclusión posible. Marvel, chapa esto y ponlo a dormir. Y luego, ya lo harás a tu manera. Pero, de momento, ponlo a dormir. Ni una más, por favor. Ni una más, porque estamos a un tris de cargarnos los buenos recuerdos que nos han dejado películas estupendas como 'X-Men 1 & 2', 'First Class', 'Days of Future-Past' o 'Logan'. Por no hablar de Mr. Ryan Deadpool y sus frikadas.

Estos mutantes, que en su momento consolidaron la senda para un cine de superhéroes de calidad, ya no dan de sí. No dan porque se ha perdido el entusiasmo del equipo creativo. Porque esto, para bien o para mal, fue un hijo del inefable Bryan Singer y sin él parece que a nadie le importa lo suficiente como para mantener el tipo.

No se engañen; sé perfectamente (en primera persona, no de oídas) lo difícil que es el oficio de creador. Es muy, muy difícil rematar una obra mala. Ya no digamos una buena.

Pero sé también cuál es el oficio de crítico y este es el de hacerte a ti, lector, de filtro, de cedazo, de paraguas contra lo malo y ventana abierta a lo bueno. Hace un par de días, te decía, deja lo que estés haciendo y ponte a ver 'Chernobyl'. Hoy te digo, pasa de ir a ver 'Fénix Oscura'. En casa, si tal, una tarde aburrida, mirando el wasap a menudo.

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Póster de 'X-Men. Fénix Oscura'.
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