Philips OLED 854, análisis: la gran apuesta de Philips de este año para competir en la «primera división» de los televisores OLED

Philips OLED 854, análisis: la gran apuesta de Philips de este año para competir en la «primera división» de los televisores OLED

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Philips OLED 854, análisis: la gran apuesta de Philips de este año para competir en la «primera división» de los televisores OLED

El anterior televisor OLED de Philips que pasó por nuestro laboratorio dejó el pabellón alto. El modelo OLED+ 903 nos gustó, sobre todo, por su calidad de imagen global y su estupendo sonido afinado por Bowers & Wilkins, por lo que inevitablemente el análisis de la tele a la que vamos a dedicar este artículo, que también es decididamente de gama alta, ha llegado precedido por unas expectativas razonablemente optimistas.

Estos dos televisores, como cabe esperar, comparten una misma filosofía, pero su carácter no es idéntico. Y no lo es porque después de probar a fondo el modelo OLED+ 903 es fácil percibir que los ingenieros de Philips se han esforzado para pulir aquellos apartados en los que este último tiene margen de mejora. Durante 2019 los televisores OLED que han colocado en el mercado marcas como LG, Sony o Panasonic han probado que esta tecnología puede seguir evolucionando. Esta propuesta de Philips afianza esta tendencia, pero aún tiene que demostrarnos si puede competir de tú a tú con los televisores de su mismo segmento de precio con los que ya se está «pegando» en las tiendas. Esta es la pregunta de mayor calado a la que pretende dar respuesta este análisis.

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Philips OLED 854: especificaciones técnicas

Philips compra los paneles OLED de sus televisores a LG Display. Al igual que Sony, Panasonic, Loewe o Hisense, entre otras marcas que también apuestan por los paneles diseñados y fabricados por la filial de LG especializada en la puesta a punto de matrices para dispositivos de visualización. El panel tiene un impacto profundo en la calidad de imagen de un televisor, por supuesto, pero no es ni mucho menos el único elemento que condiciona este parámetro. El procesado de imagen también influye decisivamente en la habilidad con la que un televisor recupera detalle en las zonas conflictivas, ajusta el color o minimiza el ruido, entre otros parámetros. Es la salsa de la receta. El ingrediente que provoca que los televisores OLED de marcas como LG, Sony, Panasonic o Philips sean tan diferentes.

El motor de imagen P5 Pro Perfect Picture Engine ha sido diseñado para llevar a cabo un procesado de 17 bits, lo que le permite reproducir 131.072 tonos diferentes de cada uno de los colores básicos que componen las imágenes

El chip responsable de procesar las imágenes en este televisor OLED es un P5 Pro Perfect Picture Engine, que no es otra cosa que el motor más avanzado con el que cuenta Philips actualmente. Sus cuatro núcleos son los responsables de ejecutar los algoritmos que se responsabilizan, entre otras tareas, de incrementar el nivel de detalle de cada fotograma, maximizar el contraste, ajustar el color o eliminar el desenfoque de movimiento. Un dato interesante de este procesador es que lleva a cabo un procesado de 17 bits, lo que le permite reproducir 131.072 tonos diferentes (217) de cada uno de los colores básicos que componen las imágenes. Esto provoca que sea capaz de trabajar con una gama de color de 2.250 trillones de tonos distintos (131.0723), aunque, eso sí, al final el panel restituye un espacio de color de 10 bits.

Philips854specs

Uno de los frentes en los que este televisor aventaja al modelo OLED+ 903 que analizamos a fondo hace varios meses es la compatibilidad con las tecnologías HDR. Aquel no estaba preparado para procesar metadatos Dolby Vision, pero este sí lo está. A esta capacidad añade la compatibilidad con HDR10+ y HLG, lo que le permite lidiar con los formatos HDR más extendidos actualmente. Para los usuarios esta es una buena noticia porque nos permite despreocuparnos del formato en el que está codificada la información HDR, aunque, como podemos intuir, la capacidad máxima de entrega de brillo del panel tiene un impacto directo en la espectacularidad con la que un televisor reproduce los contenidos de alto rango dinámico. Más adelante, en la sección en la que analizaremos la calidad de imagen de este televisor, comprobaremos con qué habilidad reproduce los contenidos HDR.

Una característica de este televisor que no puedo pasar por alto, y que sin duda interesará a los usuarios a los que les gusta la tecnología Ambilight, consiste en que implementa la versión más avanzada de esta prestación. La de tres lados. Es lo que cabe esperar encontrar en un televisor de gama alta de Philips, y este modelo en este ámbito satisface, al menos sobre el papel, las expectativas. Un poco más adelante, en la sección del análisis en la que exploraremos la experiencia que nos propone esta tele, comprobaremos qué impacto tiene esta tecnología en la capacidad de inmersión de este televisor.

PHILIPS 55OLED854 Características
PANEL OLED de 10 bits 4K UHD de 55 pulgadas y con relación de aspecto 16:9
RESOLUCIÓN 3.840 x 2.160 puntos
PROCESADOR DE IMAGEN P5 Pro Perfect Picture Engine
HDR Dolby Vision, HDR10+, HDR10 y HLG
TECNOLOGÍA AMBILIGHT Sí, de 3 lados
SISTEMA OPERATIVO Android TV 9.0 (Pie)
MEMORIA INTERNA 16 GB (ampliable a través de USB)
SONIDO 2.1 canales. 50 vatios RMS de potencia de salida
2 altavoces de rango medio/alto de 10 vatios, subwoofer de 30 vatios
Códecs: AC-4, Dolby Atmos, Dolby Digital MS12 V2.3 y DTS-HD
CONECTIVIDAD 4 x HDMI 2.0, 2 x USB, 1 x vídeo por componentes, 1 x CI+, 1 x antena RF, 1 x RJ-45, 1 x entrada I/D de audio, 1 x salida para auriculares, 1 x entrada para satélite y 1 x salida de audio digital óptica
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA WiFi 802.11ac 2x2 de doble banda
Bluetooth 4.2
DOBLE SINTONIZADOR Sí / DVB-T/T2/T2-HD/C/S/S2
CONSUMO 189 vatios
ETIQUETA ENERGÉTICA Clase B
DIMENSIONES 1.448,7 x 857,1 x 243 mm (con soporte)
PESO 30,5 kg (con soporte)
PRECIO 1.999 euros

TV OLED 139 cm (55") Philips 55OLED854/12 4K HDR Smart TV, Ambilight y Android TV con Inteligencia Artificial (IA)

Diseño y acabado: un gama alta «de pura cepa»

El panel OLED reclama el protagonismo absoluto en este televisor desde un punto de vista estético porque, a diferencia de otros modelos de gama alta, en su frontal no reside ningún altavoz. Esta decisión provoca que su diseño sea limpio, pero suele tener un impacto claro en la calidad de sonido. Más adelante comprobaremos si la calidad de audio de este televisor va de la mano de su calidad de imagen.

En las fotografías que ilustran este análisis podéis ver que los marcos de este televisor son finos y su peana es estilizada (profundizaremos en ella a continuación), por lo que en lo que se refiere a su diseño no tengo nada que objetar. Y si me ciño a su acabado, tampoco. El marco que protege el perfil del panel es metálico y está impecablemente mecanizado, como cabe esperar de un televisor de gama alta. Además, el recinto de policarbonato alojado en la mitad inferior del panel posterior para albergar la circuitería es de buena calidad, por lo que no desentona en el conjunto. Todo en orden hasta aquí.

Philips854marco

Aunque es solo una preferencia personal, en los televisores de 55 pulgadas o más me gustan más los pies laterales que las peanas centrales porque suelen ofrecer una mayor estabilidad al panel. Este televisor apuesta por una original peana central en forma de T invertida que tiene una anchura considerable, un anclaje al panel robusto, y que, gracias a sus dimensiones, garantiza la correcta estabilidad de la pantalla. Por esta razón, a pesar de que en los televisores de grandes dimensiones prefiero los pies laterales, a esta peana no puedo ponerle ninguna pega.

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La experiencia que nos propone Philips está a la altura de un gama alta

Android TV 9.0, que es el sistema operativo por el que apuesta este televisor, está mucho más pulido si nos ceñimos a su rendimiento que las anteriores ediciones de esta plataforma. Además, los fabricantes se han dado cuenta de lo importante que es que sus televisores cuenten con un SoC capaz de mover este sistema operativo con fluidez, lo que ha provocado que los televisores con Android TV de gama alta que han llegado a las tiendas este año nos ofrezcan una experiencia satisfactoria. Esta tele de Philips no es una excepción porque nos permite desplazarnos por la interfaz con agilidad e inicia y cierra las aplicaciones con una latencia asumible.

Google ya ha comenzado a desplegar Android TV 10, que introduce mejoras en materia de rendimiento, seguridad y gestión de las actualizaciones

Sin embargo, en mi opinión desde un punto de vista estético Android TV tiene un margen de mejora importante. Y es que su interfaz me parece menos estilizada, más intrusiva y mucho menos refinada que la de Tizen y webOS, que son los sistemas operativos utilizados por Samsung y LG en sus televisores. Google ha comenzado hace solo unos días a desplegar Android TV 10, que irá llegando poco a poco a algunos de los televisores que cuentan actualmente con Android TV 9.0 (Pie), pero parece que apenas introduce mejoras en el diseño de la interfaz.

Los esfuerzos de Google están encaminados a pulir más el rendimiento, la seguridad y el modelo de despliegue de actualizaciones de su sistema operativo para televisores, por lo que los usuarios a los que su diseño no nos convence tendremos que armarnos de paciencia y confiar en que Google no tarde mucho en «lavar la cara» a esta plataforma.

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Creo firmemente que cuando un usuario decide invertir sus ahorros en un televisor de gama alta debe poder llevar a cabo el ajuste fino de la calidad de imagen con precisión. En este terreno este televisor de Philips está a la altura. Las opciones de configuración que nos propone no son tan minuciosas como, por ejemplo, las del GZ2000 de Panasonic, que es el televisor OLED más ambicioso en este ámbito que he analizado hasta ahora, pero no se quedan cortas en absoluto. Quien quiera afinar las imágenes de este televisor para que su acabado estético encaje en sus preferencias personales, o bien para sacar el máximo partido posible al panel, podrá hacerlo. Eso sí, para llevar a cabo este último objetivo lo ideal es recurrir a un colorímetro y a software de calibración dedicado.

No obstante, no todos los usuarios tienen la paciencia, los recursos o los conocimientos necesarios para llevar a cabo una calibración minuciosa de su televisor. Y para ellos es importante que rinda como es debido nada más sacarlo de la caja. Afortunadamente, esta propuesta lo hace. Su colorimetría está casi a la altura de la que nos proponen Sony y Panasonic en sus modelos más avanzados, que, en mi opinión, son los que mejor calibrados salen de fábrica. Y esto deja a este televisor de Philips en muy buen lugar. Lo único que me atrevería a tocar «a ojo», sin recurrir a herramientas de calibración profesionales, es la fase del color y la entrega de brillo, pero responde más a preferencias personales que a la necesidad de corregir un defecto. Los usuarios que tienen un colorímetro podrán «exprimir» el panel de este televisor, pero los que lo utilizan tal y como lo han sacado de su caja también podrán disfrutarlo sin sentir que se están perdiendo algo.

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Como os adelanté unos párrafos más arriba, esta tele incorpora la versión de la tecnología Ambilight de tres lados, que actualmente es la que Philips instala en sus modelos de gama alta. El rendimiento de esta innovación no ha variado lo más mínimo en los últimos televisores de esta marca que he analizado, pero lo cierto es que tampoco lo necesita porque cumple su propósito con eficacia: nos ofrece una inmersión en el contenido cinematográfico que a mí me parece muy lograda. Eso sí, el mejor resultado lo obtendremos si el televisor no está excesivamente separado de la pared trasera porque Ambilight proyecta la luz sobre ella. Probablemente esta tecnología no atrapará a todo el mundo, pero me consta que hay usuarios a los que les encanta. Y lo comprendo porque, cuando menos, nos propone una experiencia diferente.

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Calidad de imagen: una «vuelta de tuerca» más a los paneles OLED

Ha llegado la hora de analizar a fondo la calidad de imagen de este televisor, así que, como siempre, para hacerlo recurrí a mi habitual batería de películas en Blu-ray 4K y Blu-ray Disc, entre las que destacan ‘El renacido’, ‘La llegada’, ‘First Man (El primer hombre)’ o ‘Blade Runner 2049’. También utilicé las versiones en DVD de ‘Salvar al soldado Ryan’ y ‘Kill Bill volumen 1’. Y, por último, contenido de Netflix y YouTube que conozco muy bien. Como reproductor utilicé nuestra ya imprescindible consola Xbox One X que, además de ser una máquina estupenda para videojuegos, es un lector de películas en soporte físico muy completo.

Los paneles OLED WRGB incorporan, además de los pertinentes subpíxeles rojo, verde y azul, un subpíxel blanco adicional

No obstante, antes de que indaguemos en la calidad de imagen de este televisor merece la pena que nos detengamos un momento para echar un vistazo a su panel OLED. Para tomar la fotografía que podéis ver justo a continuación utilicé un microscopio digital con una capacidad de 1.000 aumentos que nos permite ver con total claridad los subpíxeles del panel. En la esquina superior izquierda podemos ver los subpíxeles verde, rojo y blanco, y en la esquina inferior derecha vemos los subpíxeles blanco, azul y verde. ¿Su función? Reproducir el color, y para hacerlo con la máxima precisión posible cuentan con la ayuda del procesado de imagen.

Los paneles OLED de LG como el que utiliza este televisor son de tipo WRGB, de ahí que, además de los pertinentes subpíxeles RGB (rojo, verde y azul) incorporen un subpíxel blanco adicional. Estos paneles se desmarcan de los RGB OLED convencionales debido a que no adolecen de la degradación prematura del subpíxel azul. Y, además, su producción es más sencilla, barata y permite obtener paneles con un tamaño sensiblemente mayor al de los paneles RGB OLED.

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No suelo empezar el análisis de la calidad de imagen de un televisor indagando en su rendimiento al reproducir contenidos HDR, pero en esta ocasión no me importa saltarme mi propia regla porque esta es una de las características que hacen diferente a esta propuesta. Y es que su HDR es uno de los más espectaculares con los que he tropezado al analizar un televisor OLED. He probado dispositivos con esta tecnología que son capaces de recuperar más detalle en las regiones en sombra, y también en las zonas más iluminadas (altas luces), pero este televisor consigue que las zonas más brillantes deslumbren de verdad. Y esta característica consigue que algunos fotogramas tengan un realismo impactante.

En lo que se refiere a la colorimetría, como he mencionado un poco más arriba, sale muy bien afinado de fábrica, por lo que se suma a una tendencia que he observado con mucha claridad este año, y que nos invita a concluir que los fabricantes cada vez se esfuerzan más para entregarnos un color fidedigno. Incluso aunque esta decisión merme un poco la espectacularidad de las imágenes. En esta liga Philips se codea merecidamente, como he mencionado antes, con Sony y Panasonic. De hecho, la habilidad con la que este televisor resuelve el tono y la textura de la piel, que es uno de los objetos más difíciles de reproducir, es equiparable a la de los últimos televisores de estas dos marcas japonesas que he analizado.

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Por otro lado, la profundidad de sus negros y su contraste subjetivo son los que podemos esperar encontrar en un televisor OLED moderno: sobresalientes. Sus negros puros establecen un marco de referencia perfecto para los demás colores. No tengo nada que objetar en este terreno, aunque, como he mencionado antes, no es el televisor con panel OLED que más detalle recupera en zonas oscuras de los que he tenido la oportunidad de analizar. Este mérito, en mi opinión, recae en el estupendo, y también caro, GZ2000 de Panasonic. Aun así, este televisor de Philips está a muy buen nivel también en este terreno.

Otro apartado que los ingenieros de la marca de origen holandés han resuelto de una forma muy satisfactoria es el movimiento. Y es que, de nuevo, Philips ha conseguido «pisar los talones» a Sony en un terreno en el que hasta ahora este último fabricante no tenía rival. Aunque es evidente que el mínimo tiempo de respuesta de los paneles OLED, que es típicamente de 1 o 2 ms, ayuda a mantener el desenfoque de movimiento bajo control. Y con el escalado desde fuentes 1080p, más de lo mismo: consigue preservar un alto nivel de detalle, lo que lo coloca en la misma liga en la que juegan los modelos de gama alta de marcas como Samsung, LG o Sony. La nota agridulce en este ámbito la pone la lámina protectora que recubre el panel OLED debido a que genera reflejos con cierta facilidad. Podéis observarlos en algunas de las fotografías que ilustran este artículo.

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No solo se lleva bien con las películas; también con los videojuegos

Los fabricantes de televisores saben que a muchos usuarios nos importa el rendimiento de sus propuestas con videojuegos, por lo que cada vez incorporan más tecnologías ideadas para mejorar nuestra experiencia con este tipo de contenidos. En la siguiente fotografía podéis ver que este televisor implementa el modo automático de baja latencia (ALLM), pero no la frecuencia de actualización variable (VRR). Y es una lástima porque de haber contado con ambas prestaciones es posible que muchos más jugones hubiesen puesto sus ojos sobre él.

La frecuencia de refresco nativa del panel de este televisor es 120 Hz. Además, implementa el modo automático de baja latencia (ALLM), aunque no la frecuencia de actualización variable (VRR)

Una vez más, para averiguar cómo se porta este televisor con videojuegos recurrimos a nuestra infatigable Xbox One X y a varios títulos relativamente recientes, entre los que destacan ‘Mortal Kombat 11’, ‘Forza Horizon 4’ y ‘Halo 5: Guardians’. Hemos elegido estos juegos porque son muy sensibles a la latencia y son útiles para identificar el impacto que tiene en la experiencia de juego. Todo lo que he descrito en la sección anterior en lo que se refiere a la calidad de imagen de este televisor sigue siendo válido con los videojuegos.

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Como cabe esperar, el impacto que tiene en la latencia la activación del modo para juegos es muy importante. No rivaliza con los asombrosos 13 ms del C9 de LG, que es el televisor OLED con la latencia más baja de los que hemos analizado hasta ahora, pero tampoco es tan alta como la del modelo OLED+ 903 de la propia Philips, que oscila en la órbita de los 39 ms. Según mis pruebas la latencia de este televisor se posiciona en un valor a medio camino de estos dos, nada dramático para quien juega ocasionalmente, pero algo elevada para los jugones exigentes que demandan el control más preciso en sus sesiones de juego.

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Por último, en lo que se refiere al tiempo de respuesta el panel de este televisor se mueve, al igual que la mayor parte de los dispositivos OLED fabricados por LG Display, entre los 2 y 3 ms, por lo que este parámetro no representa un problema. Ni siquiera para los jugones exigentes acostumbrados a jugar en un monitor para gaming.

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Calidad de sonido: cumple, pero no brilla

El hardware de sonido que incorpora este televisor no está nada mal. Y es que cuenta con dos altavoces de medios y agudos excitados por otros tantos amplificadores en clase D con una capacidad máxima de entrega de potencia de 10 vatios, y también con un altavoz para graves excitado por un amplificador de 30 vatios. Todos ellos están alojados en el panel posterior del televisor, en el centro del recinto en el que reside la electrónica. A diferencia del modelo OLED+ 903, que es el último televisor de Philips que ha pasado por nuestro laboratorio, el sonido de este OLED 854 no ha sido diseñado ni ecualizado por Bowers & Wilkins. Y se nota.

Y es que ni la dinámica ni la resolución del audio de este televisor pueden competir con las que nos ofrece el modelo OLED+ 903, que en este terreno es claramente más ambicioso. El televisor que estamos analizando no suena mal. De hecho, las voces tienen una presencia física notable y es capaz de alcanzar un nivel de presión sonora importante, pero los agudos tienen poca presencia y el extremo grave no tiene la pegada que requiere la banda sonora de las películas con más acción. Además, la distorsión se incrementa de forma perceptible cuando incrementamos el volumen más allá del 70% del valor máximo, por lo que si queremos que nuestra experiencia sonora sea equiparable a la que este televisor nos propone en el ámbito de la imagen lo ideal es apostar por una buena barra de sonido. O, mejor aún, por un equipo de audio multicanal dedicado.

Philips OLED 854: la opinión y nota de Xataka

Los televisores OLED que hemos analizado este año reflejan con claridad en qué medida los fabricantes están consiguiendo exprimir el potencial de una tecnología que, sin duda, continuará evolucionando. Sus propuestas han ganado en profundidad de imagen, detalle en zonas en sombra y altas luces, colorimetría, capacidad de entrega de brillo, limpieza… Y este televisor ejemplifica de maravilla esta tendencia porque su calidad de imagen global es sobresaliente. No es el mejor que he tenido la oportunidad de analizar en nada, pero se acerca al rendimiento de los mejores en todo, lo que lo coloca en la misma liga en la que compiten los modelos más avanzados de sus rivales.

La tecnología Ambilight de tres lados implementada por Philips en este televisor tiene un impacto claro en nuestra experiencia

Su espectacular HDR merece una mención aparte porque en este terreno sí ha conseguido aventajar a los otros televisores OLED que hemos probado. No es el que más detalle recupera en las zonas más iluminadas, pero sí uno de los que nos entrega los picos de brillo más altos en un área del panel definida. Además, sale muy bien calibrado de fábrica y es compatible con las tecnologías HDR más extendidas actualmente, entre las que destacan Dolby Vision y HDR10+. Y, como colofón, cuenta con una tecnología diferencial en la que no puede apoyarse ninguno de sus competidores: Ambilight. A unos usuarios les gustará más, y a otros menos, pero es innegable que tiene un impacto claro en nuestra experiencia.

¿Margen de mejora? Lo tiene, por supuesto. Quizá lo más relevante es que su sonido, aunque cumple, no está a la altura de su estupenda calidad de imagen. Además, como he mencionado unos párrafos más arriba, la lámina que recubre el panel OLED genera reflejos con facilidad, algo que puede ser un poco molesto y puede obligarnos a actuar sobre la luz de la habitación en la que hemos colocado el televisor. Y, si me ciño a su rendimiento con videojuegos, su latencia es algo elevada y no implementa la frecuencia de actualización variable con la que cuentan algunos de sus competidores. Aun así, es un televisor muy equilibrado al que merece la pena prestar atención, especialmente si nos movemos en un escenario de uso en el que las debilidades que acabo de mencionar no son críticas.

Philips854conclusiones

8,9

Diseño9
Calidad de imagen9,5
Sonido8,25
Interfaz y Software9

A favor

  • Su calidad de imagen global es sobresaliente
  • Tiene el HDR más espectacular que hemos probado en un televisor OLED
  • No solo es compatible con HDR10+ y HLG; también con Dolby Vision
  • Viene muy bien calibrado de fábrica
  • La tecnología Ambilight realmente nos ofrece una mayor inmersión en los contenidos

En contra

  • Su sonido no está nada mal, pero no está parejo a su calidad de imagen
  • La lámina protectora que recubre el panel OLED genera reflejos con cierta facilidad
  • La interfaz de Android TV tiene un margen de mejora importante
  • No implementa la frecuencia de actualización variable para juegos

Este producto ha sido cedido para la prueba por parte de Philips. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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