Cómo combatir al calor y hacer más kilómetros este verano con tu coche eléctrico: siete trucos básicos

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Hace unos días nos hacíamos eco de un informe estadounidense en el que se estudiaba el impacto del calor sobre la autonomía de los coches eléctricos. En él se explicaba que los kilómetros disponibles se mantenían casi intactos si la temperatura no superaba los 37 grados pero que, por encima de esta cifra, la reducción era notable.

A 32 grados, la autonomía disponible sólo descendía en un 5%. Sin embargo, a 37 grados el descenso era muy notable, con una limitación a los kilómetros disponibles de un 31%. Es una muestra más de que el coche eléctrico sufre con las temperaturas extremas.

El motivo principal de esta reducción, al contrario que con el frío, es puramente de consumo. Cuanto más necesitemos tirar del climatizador y más forcemos al coche a enfriar el interior del habitáculo, menos kilómetros podremos recorrer.

Es decir, en un coche eléctrico sucede lo mismo que con un vehículo de combustión pero tenemos un problema añadido: los puntos de recarga. Con un coche de gasolina, la solución pasa por acudir a la gasolinera más próxima y llenar el depósito del coche. Con un coche eléctrico no es tan sencillo.

Dependiendo de la región de España donde nos situemos o a dónde acudamos, sigue siendo más o menos necesario planificar nuestros viajes en coche eléctrico. En ellos, el consumo es clave para no tener los problemas que yo mismo he sufrido por un mal cálculo y un cúmulo de casualidades.

Consejos para aumentar la autonomía del coche eléctrico

Por tanto, si este verano queremos viajar en coche eléctrico y pensamos que podemos ir justos de autonomía o, sencillamente, es el primer verano que pasamos con un vehículo de este tipo, hemos recopilado algunos consejos para intentar alargar, en la medida de lo posible, la autonomía del coche eléctrico.

Preacondiciona el habitáculo

Tener fresco el habitáculo antes de ponernos en marcha es muy útil para rebajar el consumo y, por tanto, alargar la autonomía del coche. Así, cuando iniciemos la ruta no demandaremos tanto aire ni tan frío al vehículo en los primeros compases de la marcha.

El consumo de acondicionar el habitáculo será bajo y, además, podemos considerarlo una inversión, pues saldrá más rentable que exigir al climatizador que funcione a plena potencia antes de ponernos en marcha. Además, si el coche está recargando, enfriaremos el interior "sin coste", pensando en los kilómetros que nos quedarán en la batería.

Los pequeños detalles

Rebajar la temperatura en el interior del habitáculo es cuestión de pequeños detalles. Si no podemos enfriarlo antes de ponernos en marcha o lo hemos olvidado, es importante que hayamos estacionado el coche en la sombra o, simplemente, hayamos puesto un parasol. Este sencillo producto puede rebajar la temperatura interior hasta en 11 grados.

Si no has aplicado ninguno de los consejos anteriores, queda un último recurso. No te pongas en marcha hasta haber conseguido bajar la temperatura del interior ligeramente. Para ello, puedes aplicar el sencillo truco de "abanicar" el coche. Agarrando con fuerza la puerta, podemos realizar el movimiento de abrir y cerrar para remover el aire y sacar de dentro el más cálido.

Subir la ventanilla a tiempo

¿Hace calor y no queremos poner el climatizador a pleno rendimiento desde el primer momento? Si estamos en una ciudad, las ventanillas bajadas nos ayudarán a consumir menos e ir refrescando el interior.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando se aumenta la velocidad, lo que es más eficiente es poner el aire acondicionado o el climatizador, pues el coche será mucho más eficiente aerodinámicamente hablando.

El aire, mejor hacia arriba

Una vez hemos encendido el aire acondicionado o el climatizador del coche, una buena técnica para enfriar rápido el habitáculo es dirigir el aire hacia el techo del vehículo.

Como el aire frío pesa más que el aire caliente, lo mejor es dirigir éste hacia arriba y, así, el interior del coche se enfriará antes, exigiendo menos consumo al climatizador. Además, una vez alcanzada la temperatura, podemos jugar con el botón de la recirculación para aprovechar ese mismo aire frío.

Vigila la presión de los neumáticos

Además de que es una cuestión de seguridad, y eso es lo que debería primar por encima de todo, la presión de los neumáticos también condicionará los kilómetros que podremos recorrer.

Si las ruedas tienen una presión inferior a la recomendada por el fabricante, la superficie que ruede sobre el asfalto será mayor y, por tanto, el coche será menos eficiente. Eso sí, no pensemos que por inflarlas por encima de la presión recomendada estaremos ganando mucho pues la estabilidad se comprometerá y aumentaremos el riesgo de accidente.

Carga con el peso justo

Puede parecer una tontería pero objeto a objeto sumamos peso. Y a más peso, mayor será el consumo del coche, lo que es especialmente contraproducente si tenemos un coche eléctrico y queremos alargar al máximo su autonomía.

Por tanto, no arrastres equipaje o cualquier otro objeto que no te interesa. Si en un trayecto concreto no vamos a utilizar algo del maletero, conviene dejarlo al partir y no utilizar este espacio como si se tratara de un baúl o del bolsillo de Doraemon.

Ser fino con el pie

Algo que ya tienen asimilado los conductores de coches eléctricos pero no está de más que, más allá del calor, afinar con el pie derecho es esencial para aumentar la autonomía de nuestro coche.

En ciudad, la frenada regenerativa es el mejor aliado para alargar unos kilómetros y, en autopistas y autovías, todo lo contrario. En ese caso lo mejor es que el freno actúe lo mínimo imprescindible. Si tenemos que reducir la velocidad, es mejor levantar el pie y, con la propia inercia, recuperaremos la velocidad anterior con menor gasto de la batería.

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Foto | Darwin Vergher

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