"Han recomendado calcular cuánto dinero queda y al resto despedirles": las startups españolas frente a la quiebra de SVB

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El jueves 9 de marzo todo se empezó a torcer para el Silicon Valley Bank. El viernes 10 de marzo, todo se derrumbó. El banco optó en 2021 por productos financieros de muy largo plazo a un interés bajo, que no estaba mal en la época de intereses cero pero que ahora están muy por debajo de lo que ofrece el mercado. Con los depósitos cayendo más rápido de lo previsto tuvo que vender a pérdidas de 1.800 millones de dólares, y aunque seguía siendo una entidad solvente, no tuvo la liquidez suficiente como para resistir pánico bancario con sus clientes sacando su dinero desde sus casas, desde su smartphone.

Y así se trasladaron los problemas a los clientes que mantenían allí su dinero. Cuando fue intervenido, directamente dejaron de poder operar con él. Y eso es un problema grave en un país donde las nóminas son quincenales, con el día 15 muy cerca y donde las consecuencias de no pagar una nómina son mucho peores que lo que pueden ser en España.

Muchos problemas ante el impago de una nómina

Miguel Carranza, CTO y fundador de RevenueCat, la empresa que gestiona las suscripciones de miles de aplicaciones, ha hablado con Xataka sobre qué ha supuesto esta quiebra para su compañía y para el ecosistema. "La mayoría de startups tenían su dinero en el SVB. Y muchas, solo en ese banco. Incluso muchos inversores tenían allí tanto el capital de sus propios fondos como el suyo personal".

Además, la inmensa mayoría de depósitos en este banco están estaban por encima de los 250.000 dólares asegurados por el FDIC (Corporación Federal de Seguro de Depósitos). Gasolina para el pánico. 42.000 millones de dólares fueron retirados en 24 horas, entre el jueves y el viernes.

Otra forma habitual de repartir el dinero era hacerlo entre varias entidades, pero a través de una sweep account: dentro del propio SVB se reparte el dinero también hacia otro banco, pero accesible mediante la propia interfaz del SVB, que estaba bloqueada por el Gobierno, no a través de la del otro banco. Así que quien tenía repartido su dinero mediante este tipo de cuentas, también se quedó sin poder acceder a él.

"No ha sido un problema de solvencia, sino de liquidez. Las empresas seguían teniendo su dinero, pero no podían acceder a él. Y si no puedes acceder a él, tienes un problema serio e inmediato con el pago de las nóminas", cuenta Miguel. "Si no puedes pagar nóminas, tienes que despedir a gente. Las consecuencias si te denuncian por impago de nómina son graves. Hay inversores que directamente han recomendado calcular de cuánto dinero se dispone y qué nóminas es posible pagar con él, pagar a los empleados críticos, y al resto, despedirles o hacerles un despido temporal".

RevenueCat tiene su sede en Estados Unidos, pero este fundador es sevillano y una quinta parte de su plantilla trabaja en remoto desde España. "No vas a encontrar muchas empresas potencialmente afectadas que quieran hablar. En España no hay muchas, pero alguna hay, y la mayoría prefieren callar para no parecer afectadas. Nosotros estamos siendo más vocales porque queríamos hacer ruido para que viesen que esto no es solo cosa de billonarios, es de gente que tenía su dinero en ese banco".

Según El Confidencial, otras startups y empresas afectadas son Carto o Cabify, aunque de una forma limitada: estando fuera de Estados Unidos, podía ser normal tener una cierta presencia bancaria allí, pero no lo que ha ocurrido con otras compañías, que tenían todo su capital en esa entidad.

Miguel Carranza Miguel Carranza, fundador de RevenueCat. Imagen cedida.

En Estados Unidos, dejar de efectuar ciertos pagos, como servicios públicos o el alquiler, son un problema en el que no se tiene por qué llegar a involucrar la legislación. No es así en el caso de las nóminas: un solo retraso por parte de la empresa puede llevarle a liquidar sus activos o directamente bajar la persiana. Un posible acuerdo con los empleados para pagar más adelante es factible, pero no fácil, y si solo uno se niega a ese acuerdo, la empresa seguirá con el mismo problema.

En el caso de España, los retrasos en las nóminas son mucho más laxos. Un trabajador puede solicitar la extinción del contrato y pedir una indemnización por despido improcedente cuando haya un retraso continuado en el pago de su nómina, que supere "con exceso" los tres meses. Y así y todo, en un mercado laboral menos dinámico como lo es el español frente al estadounidense, hay casos en los que se superan esas cantidades y plazos, pero los empleados optan por la vía de la paciencia para tratar de mantener su puesto, como ha ocurrido recientemente en Jeff.

Otra dificultad añadida a un escenario de nóminas impagadas en Estados Unidos es que en el propio payroll es la empresa quien paga el seguro médico de cada empleado. Si deja de pagar, el empleado puede quedarse sin seguro. En un país como Estados Unidos, esto puede ser la antesala de una catástrofe.

"Otros VCs, en cambio, han tenido una actitud constructiva, intentando arreglar la situación. Buscando formas de abrir una cuenta en el banco más rápido para ello, buscando préstamos o líneas de crédito para asegurar liquidez... También se han planteado soluciones como vender acciones de la empresa con descuento. Todo para conseguir liquidez. Pero los VCs tienen muchas empresas en su porfolio, es difícil que puedan ayudar a todos. Y Combinator hizo números y el número de empleados en riesgo de quedarse sin cobrar eran cientos de miles".

Las graves consecuencias de un impago de nómina en EEUU, la cultura crediticia que complica imprevistos financieros, la dificultad de levantar más rondas para empresas que aún no entraron en break-even... Una tormenta perfecta

Y Combinator lanzó una petición firmada por más de 5.000 CEOs y fundadores al Tesoro de Estados Unidos para que asegurasen todos los depósitos, incluso los que estaban por encima de la cantidad mínima asegurada, algo que la administración acabó haciendo para evitar que se generase una crisis de confianza en el sistema financiero. En el caso de RevenueCat, el lunes 13 de marzo pudieron acabar accediendo a sus cuentas y evitar un problema mucho mayor.

Otro factor que se suma a complicar un escenario de nóminas impagadas: la cultura estadounidense respecto al ahorro y al crédito. "Se crean estructuras para endeudarte, para que cuando necesitas una hipoteca o algo así necesiten ver que siempre has podido pagar tus deudas. Tarjetas de crédito, letras que pagar... Ir pagando todo eso te hace ganar reputación crediticia siempre y cuando lo pagues".

Si le sumamos los altos costes de la vida en California, tenemos unos gastos domésticos estructurales que difícilmente se sostienen con ahorros. El patrimonio que se ostenta tiende a ir hacia productos menos líquidos, no hacia cuentas bancarias. Razón por la que no cobrar una nómina a tiempo puede ser muy problemático incluso para personas con sueldos bastante por encima de los 150.000 dólares anuales, que tienen una hipoteca, la letra de un coche o un personal doméstico que pagar y escasos ahorros como para hacerles frente.

Aunque la Reserva Federal y la administración estadounidense aseguraron los depósitos y se pudo dar acceso a sus titulares, las consecuencias de esta quiebra pueden dilatarse en el tiempo. Sobre todo porque coinciden con una resaca de las gordas tras la non-stop-party que supuso 2021 para el ecosistema tecnológico y emprendedor, regando de dinero a startups que hoy valen mucho menos de lo que se creía entonces.

Y 2023 ha llegado con despidos en masa, si bien es cierto que en muchos casos, mucho menores a las contrataciones acumuladas en estos últimos tres años.

"Hay empresas que podrían estar en una posición muy precaria, depende de su posición. Pero muchas de las que vivían con planes de 12 a 18 meses hasta la siguiente roda... Es muy difícil que levanten otra ronda, ya no hay tantas y las valoraciones han caído en picado. Mi pensamiento es que muchas empresas iban a morir igualmente este año", remata Miguel.

2020 impulsó a las tecnológicas, 2021 las dopó, 2022 bajó sus pies al suelo y 2023 está siendo un duro correctivo.

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