Recuperar la movilidad tras lesiones en la médula espinal fue posible, ¿volverá a serlo?

Recuperar la movilidad tras lesiones en la médula espinal fue posible, ¿volverá a serlo?
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Hace casi dos décadas que la empresa NeuroControl desarrolló el llamado Freehand System, una intervención que permitía a ciertos pacientes de lesiones de médula espinal recuperar parte de la movilidad en las manos a través de un sistema de cables injertados en el brazo e impulsos eléctricos. Aquel proyecto era prometedor, pero acabó desapareciendo por la falta de financiación.

John Mumford fue uno de los afectados por la caída de NeuroControl. Tras recuperar la movilidad en sus manos gracias a esa intervención -e incluso trabajar para dicha empresa- se vio abandonado por un proyecto que entre otras cosas dejaba de proporcionar repuestos para algunos de los elementos que podían acabar funcionando mal con el tiempo.

De la promesa a la realidad

La empresa NeuroControl parecía tener un futuro prometedor cuando la FDA aprobó el sistema Freehand en 1997. Era el primer producto capaz de hacer que los pacientes afectados por lesiones de médula espinal recuperaran cierta movilidad en esos miembros utilizando estimulación eléctrica, y los resultados, para los que pudieron acceder a esa intervención, fueron sorprendentes.

El sistema no era barato: costaba cerca de 60.000 dólares, pero el mercado potencial era notable. Hay actualmente 250.000 afectados por estos problemas en Estados Unidos, aunque el sistema Freehand solo era útil para casos en los que el daño se hubiera producido entre la quinta o la sexta vértebra, de modo que pudieran mover el hombro y el codo y de ese modo controlar el movimiento de la mano. Aún así, 50.000 personas parecían poder beneficiarse del proyecto.

No todas ellas disponían de los requisitos de salud necesarios para soportar la intervención -que era compleja- y además algunos servicios de sanidad privada como Medicare o las ayudas a mayores y discapacitados no cubrían ese coste. NeuroControl se encontró con barreras infranqueables que hicieron a sus responsables abandonar el proyecto,

El proyecto vuelve a la vida años después

Otros afectados por el problema de las posibles piezas defectuosas al cabo de los años trataron de buscar soluciones. Uno de ellos, Scott Abram, logró contactar con Kevin Kilgore, que había trabajado en el equipo de investigadores originales que desarrolló el sistema. Kilgore tenía algunos cables de repuesto y se los suministró a Abram a lo largo de los años. Eso le dio una idea, y Kilgore acabó comprando todo el inventario existente de esas piezas que NeuroControl había mantenido a pesar de su desaparición.

Spinal2

Eso daba cierto margen para las decenas de usuarios que aún dependían del sistema para poder acceder a esa movilidad, pero en los últimos meses ha aparecido una nueva esperanza: algunos expertos en biomedicina de la Case Western Reserve University en Cleveland retomaron el proyecto para mejorarlo de forma notable, eliminando la necesidad de cables externos que pueden llegar a romperse. El dispositivo que controla todo es lo suficientemente pequeño para ser implantado en el cuerpo, pero además puede proporcionar más capacidades además de las de esos gestos de agarre en la mano de la versión inicial.

Queda por ver si este nuevo sistema logrará triunfar allí donde Freehand fracasó. Para tratar de hacerlo se ha creado una organización sin ánimo de lucro que combinará su acción con organizaciones comerciales, colaborando con ellas para licenciar el sistema y que ellas también puedan comercializarlo. En teoría podría haber numerosos socios comerciales, pero los responsables de este proyecto siguen sin estar seguros de que a pesar de los avances el nicho de mercado sea lo suficientemente interesante para lograr hacer que este sistema comience a popularizarse.

Vía | MIT Technology Review
En Xataka | Un implante cerebral podría ser la solución a la parálisis

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