Explorar el Ártico sobre una placa de hielo, así trabaja Kristoffersen

Explorar el Ártico sobre una placa de hielo, así trabaja Kristoffersen
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Investigar ciertas regiones del Ártico es todo un desafío. Las condiciones son extremas pero también hay otro problema: no es fácil llegar a ciertas partes. Las capas de hielo son gruesas y hace falta rompehielos, barcos difíciles de conseguir y que su trabajo suele estar más orientado a otras tareas. ¿Cómo llegar entonces allí? Montando un laboratorio sobre una placa de hielo para trabajar encima de ella.

En el pasado mes de agosto, Yngve Kristoffersen abandonaron un rompehielos alemán para situarse en una placa de hielo con 1,1 metros de grosor. Con él, y otro investigador alemán, 30 toneladas de equipamiento donde se incluye comida para 18 meses, un fueraborda para moverse y combustible. Su misión: investigar algunas de las masas de agua helada más antiguas.

Investigando el dorsal de Lomonosov

Las dorsales de Lomonosov y Alpha tienen, según los expertos, cincuenta millones de años. Regiones del Ártico que en su día fueron parte del mar antes de que los polos se enfriaran. Estas dos regiones hicieron que Kristoffersen se animara a explorarlas ya que la información que se saque de allí puede tener mucho valor para entender cómo será el mundo cuando la temperatura del agua vuelve a subir a consecuencia del cambio climático.

Las circunstancias en las que trabajan son hostiles: desde octubre no ven la luz del Sol y sabrán que estarán así hasta el mes de abril. Hace poco tuvieron que mover su base al descubrir que la placa en la que estaban situados tenía una pequeña grieta que a los días fue creciendo en tamaño.

Desde agosto han perdido equipaje pero a pesar de eso dicen que tienen suficiente material para aguantar los 18 meses que tenían previsto. Todavía es pronto para saber qué se conseguirá con esta investigación pero de momento ya han compartido un vídeo donde se pueden ver peces en el océano Ártico a una profundidad de más de 1.400 metros.

Otro datos interesante lo encontramos en las lecturas de los monitores sísmicos que han detectado deformaciones en la bajada del dorsal de Lomonosov que da a Alaska. Esta señal podría ser la primera confirmación sobre cómo se ha formado esta cuenca oceánica. A finales del año, Kristoffersen será recogido en otro rompehielos para dar por finalizada su investigación.

Vía | News Scientist

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