Entrenar a tu cerebro para que desees solo comida saludable es posible

Entrenar a tu cerebro para que desees solo comida saludable es posible
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Todo está en el cerebro. Y cada día se descubren más secretos de su funcionamiento. ¿El último? Pues uno que gustará a los que quieren controlar sus impulsos con la comida digamos menos saludable.

En un estudio de la Universidad de Tufts en colaboración con el Hospital General de Massachusetts, los investigadores han conseguido que los mecanismos del cerebro que nos hacen desear comer alimentos ricos en azúcares, grasas e hidratos de carbono, puedan ser replicados con comida más saludable y menos calórica. Básicamente tienen la base para poder entrenar el cerebro y que éste nos de la misma satisfacción al comer una ensalada que cuando lo hacemos con un apetitoso dulce de chocolate.

El cerebro aprendió a recompensar "comer sano"

La premisa con la que partían los investigadores es que, en personas obesas, el cerebro tenía establecidos unos fuertes mecanismos de recompensas ante la comida calórica que era imposible de revertir. Pero se pusieron manos a la obra.

Los investigadores cogieron a un grupo de 8 personas y les pusieron una dieta saludable. Antes, tanto a ellos como al grupo de control que no iba a seguir la dieta, les realizaron una resonancia magnética para tener una "foto" del cerebro antes del experimento. Tras seis meses, han descubierto que es posible alterar la percepción del cerebro respecto a esos alimentos y hacer que la respuesta sea la misma que el otro grupo que basó su alimentación en comida más calórica.

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En la resonancia que realizaron al finalizar ese periodo de prueba, las zonas del cerebro encargadas del centro de recompensas asociadas con la adicción y el aprendizaje se habían alterado. Se habían vuelto más receptivas a la comida de la dieta de esos seis meses y empezaban a ofrecer las mismas sensaciones de satisfacción y placer que con comidas menos saludables. Además, los mecanismos de recompensa al ingerir "comida basura" se habían debilitado.

Los investigadores, pese a este gran avance, se mantiene cautos. Deben ampliar los estudios, el número de ellos y no dejar de lado más mecanismos del cerebro asociados a cómo nos alimentamos.

Más información | Eurekalert.

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