Sangre de mi sangre. Karl Landsteiner y el descubrimiento de los grupos sanguíneos

Sangre de mi sangre. Karl Landsteiner y el descubrimiento de los grupos sanguíneos
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Hay descubrimientos científicos, cosas pequeñas y quizá poco llamativas, que cambian la vida de las personas radicalmente. Es el caso de los grupos sanguíneos.

Desde el primer intento de transfusión sanguínea en 1492 hasta hoy en día, cuando la sangre salva cientos de miles de vidas cada día, la historia de las transfusiones ha sido una historia arriesgada y experimental. Pero si tenemos que buscar un punto de inflexión, como hoy nos recuerda Google, ese punto se llama Karl Landsteiner.

Un médico austriaco que cambió la medicina

Karl Landsteiner nació en Viena tal día como hoy, 14 de junio, hace 148 años. Hijo de Leopold Landsteiner, abogado, periodista y editor, se quedó huérfano a los seis años y fue criado por su madre. Como curiosidad, se cuenta que guardó una 'mascarilla funeraria' de su madre colgada en la pared durante toda su vida.

Tras finalizar sus estudios primarios, Landsteiner se graduó en medicina en la Universidad de Viena en 1891. Ese mismo año publicó su primer estudio sobre la relación de la dieta con la composición de la sangre. Era un trabajador tan incansable que murió de un infarto en el propio laboratorio y no sólo hizo aportaciones a la hematología, sino también en anatomía patológica o bioquímica. También se le considera una pieza clave en el descubrimiento de la patogénesis y la inmunología de la poliomielitis. Pero su gran descubrimiento fue otro.

Los grupos sanguíneos

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En 1875, Landois se había dado cuenta de que cuando los hombres recibían trasfusiones sanguíneas de otros animales, esa sangre de agrupaba y acababa por destruir los vasos sanguíneos. Entre los años 1901 y 1903, Landsteiner se dio cuenta de que una reacción idéntica ocurría también con la sangre de otros seres humanos y que precisamente esa era la causa de los shocks, ictericias y hemoglobinurias que se habían dado frecuentemente en intentos anteriores de transfusiones sanguíneas. No solo eso, Landteiner se dió cuenta que había ciertas características sanguíneas que se heredaban y que podían llegar a usarse para determinar la paternidad de alguien cuando fuera dudosa.

No le hicieron demasiado caso hasta que, en 1909, consiguió identificar los cuatro grandes grupos sanguíneos que hoy conocemos (A, B, AB y 0) y demostró que las transfusiones dentro de esos grupos eran seguras. Landsteiner recibió el Nobel de Medicina por esto en 1930 y muy merecidamente. Pocas veces cuatro pipetas en un laboratorio han tenido un impacto tan positivo en la historia de la humanidad.

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