La historia de James Bedford te dejará helado: así fue la primera criogenización de la historia

La historia de James Bedford te dejará helado: así fue la primera criogenización de la historia
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Tenía 73 años y un cáncer de riñón que se había extendido a los pulmones y a otras partes del cuerpo. Aunque eso es lo de menos. James Bedford murió el 12 de febrero de 1967 y si lo recordamos por algo, es por ser el primer ser humano en ser criogenizado.

Y gratis. Hace 50 años, ante la escasez de conejillos de indias voluntarios, la Sociedad para la Extensión de la Vida decidió que iba a costear los gastos de la primera persona que quisiera dar ese pequeño paso para el hombre, pero gran paso para la industria del congelador.

Frío, mucho frío

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Bedford fue profesor de psicología en la Universidad de California y uno de los pioneros en el estudio científico de las vocaciones profesionales. Se casó dos veces y tuvo cinco hijos. Le gustaba hacer fotos y viajar de vez en cuando. Pero, como dice Michelle Starr, el momento clave de su vida ocurrió después de su muerte.

El día en que murió, metieron su cuerpo en un gran recipiente con hielo y lo mantuvieron conectado a una máquina de respiración artificial. Más tarde, se le inyectó dimetilsulfóxido, un líquido incoloro que tras usarse durante años como disolvente empezó a usarse como crioconservante en los primeros años de los 60.

Tras el dimetilsulfóxido se le congeló con hielo seco y, más tarde, se le metió en un tanque de nitrógeno líquido. Tenemos muchos detalles porque Robert Nelson, que era presidente de la Sociedad Criónica de California, escribió un libro describiendo todo el proceso. Y la verdad es que el pobre Bedford da un poco de pena.

Pobre Bedford

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Con lo que sabemos hoy por hoy sobre los efectos de los productos que se utilizaron y lo que hemos aprendido de las nuevas técnicas de vitrificación, tenemos claro que solo durante la primera semana Bedford quedó tan dañado que para reanimarlo no haría falta una nueva tecnología revolucionaria. Haría falta un milagro.

No obstante, ya da poco igual. James Bedford es un símbolo, los 12 de enero se celebran en la comunidad criogénica como "el día de Bedford" y su cuerpo sigue conservándose.

Un par de décadas después de su congelación se le cambió de cápsula de criogenización para actualizarla, pero hoy por hoy sigue congelado en la Alcor Life Extension Foundation junto con otras 200 personas más.

Novedades en la criogenización

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La verdad es que no hay grandes novedades desde la última vez que hablamos sobre ella. La criogenización sigue siendo ciencia ficción y no hay motivos para pensar que vaya a dejar de serlo. Y el movimiento que la defiende sigue siendo oscuro, confuso y sospechoso.

Aunque nuestras técnicas de congelación son cada vez mejores y progresivamente vamos desarrollando nuevas teorías y procedimientos, hoy por hoy seguimos a eones de poder plantearnos seriamente la idea de la criogenización. Supongo que con estas cosas siempre es bueno tener la cabeza fría.

Imágenes | Alcor, Pascal

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