El futuro de la neurociencia está en los cerebros artificiales en miniatura

El futuro de la neurociencia está en los cerebros artificiales en miniatura
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El uso de animales en investigación biomédica (sobre todo para testar los efectos de los fármacos neurológicos) es algo cada vez más controvertido. No sólo por cuestiones y preocupaciones éticas, sino porque las profundas diferencias entre los cerebros humanos y animales hacen que demasiadas veces los resultados no sean aplicables a los seres humanos.

Durante estos años, se han probado muchas cosas como, por ejemplo, añadir genes humanos a embriones animales para estudiar en ellos ciertas estructuras. El problema es que esto no consigue resolver todas las dificultades. Y por ello, un grupo de investigadores de la universidad Johns Hopkins han decidido darle un giro a este asunto. ¿Cómo? Fabricando cerebros en miniatura.

¿Cómo se hace un cerebro?

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En la reciente reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que ha tenido lugar este fin de semana el profesor Thomas Hartung explicó cómo hicieron crecer los cerebros miniatura reprogramando genéticamente células de la piel para crear células madre pluripotentes inducidas, primero; y convertirlas en células cerebrales de distinto tipo, después.

Cultivar cerebros en el laboratorio será clave en la lucha contra enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas

Se tardan unos dos meses en cultivar cada mini-cerebro y los que están usando miden alrededor de 350 micrómetros de diámetro. Algo tan pequeño que casi no podemos verlo a simple vista. Están formados por un número reducido de células (cuatro por ahora) más algunos astrocitos y oligodendrocitos que aseguran la estructura y facilitan la transmisión neuronal.

No es la primera vez que se usa una idea similar.Los primeros intentos se hicieron a finales de 2013 y en 2014, Rudolph Tanzi, de Harvard, desarrolló (con tecnología open-source) un pequeño cerebro en miniatura para sus trabajos contra el Alzheimer. La intención de ambos equipos es la misma "producir una forma primitiva de pensamiento" que aunque no tenga significado neuronal específico, nos permita ver a las neuronas comunicándose entre ellas y nos de un dibujo más realista de cómo funciona el cerebro. ¿llegará el día en que cada uno de nosotros podrá tener nuestro propio mini-cerebro? No lo descartemos, no lo descartemos.

Imágenes | Johns Hopkins University

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