¿Cambiaría algo el hecho de que pudiéramos predecir los terremotos?

¿Cambiaría algo el hecho de que pudiéramos predecir los terremotos?
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No sabemos cuándo ni dónde, pero cada cierto tiempo la tierra vibra, las ciudades se quiebran y, desgraciadamente, la gente muere. Eso ocurrió el miércoles en Italia y, poco después, ocurrió también en Myanmar. Ocurrió en abril en Ecuador y, exactamente un año antes, en Nepal.

Poco después todos nos preguntamos lo mismo: ¿Cómo es posible que, con toda la tecnología que tenemos, no seamos capaces de predecir los terremotos? Es una pregunta lógica y sensata. Una pregunta que los medios solemos responder tras cada terremoto, también nosotros. Pero es posible que sea una pregunta equivocada.

¿Podemos predecir los terremotos?

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El gráfico de arriba es de Harriette Stone, investigadora en sismología en University College London. En él se puede ver cómo las búsquedas sobre predicción de terremotos correlacionan con los principales seísmos que ha sufrido el mundo en los últimos años. No es una correlación perfecta (es decir, no siempre se produce un repunte de las búsquedas) pero la regularidad es bastante llamativa.

La sismología no puede dar fechas, lugares o intensidades concretas, pero sí nos habla de probabilidades y de prevención

Además, es lógico. Por más que sepamos que la respuesta es "no", no deja de ser extraño que no seamos capaces de ver venir fenómenos de esta dimensión. La sismología suele trabajar sobre probabilidades de ocurrencia, eso quiere decir que se centran en calcular la probabilidad de que ocurra un terremoto en un periodo concreto. Aunque, efectivamente, no podamos dar ni fechas, ni lugares, ni intensidades concretas.

Incluso en la Falla de San Andrés, la falla más estudiada del mundo y sobre la que se encuentran algunas de las mejores universidades del mundo, sólo podemos tener datos aproximados, zonas amplias y probabilidades generales.

¿Y si la pregunta relevante fuera otra?

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Harriette Stone y cada vez más geólogos comienzan a pensar que la pregunta relevante es otra. La pregunta sería: "Si pudiéramos predecirlos, entonces ¿qué?". O, dicho de otra forma: ¿Cuánto tiempo necesitaríamos? ¿Veinte minutos para correr y salir de las casas? ¿Dos horas para evacuar la zona? ¿Una semana para organizar mudanzas y sacar de la zona todo lo que fuera de valor? ¿Un par de meses para reforzar los edificios? ¿Un año para poder reestructurar los pueblos y adaptarlos a la catástrofe?

Si pudiéramos predecir un terremoto, ¿Estamos convencidos de que haríamos todo lo necesario?

Si lo pensamos un poco, la idea de que la 'predicción' de estos sucesos resolvería todos los problemas es muy muy optimista. Al fin y al cabo, la mayoría de grandes terremotos (sobre todo, los que producen más daños) ocurren en lugares con alta actividad sísmica, una historia de terremotos pasados y una alta probabilidad de recurrencia. A largo plazo, la predicción ya está hecha y, pese a esa "certeza", nos pilla siempre con el pie cambiado.

Esto no quiere decir que no haya que intentar hacer mejores predicciones; sino que lo más importante es lo que hacemos con la información que tenemos. Lo relevante, como se está poniendo de manifiesto estos días en Italia, es si estamos dispuestos a tomar medidas y actuar en consecuencia. En materia de terremotos, como en otras tantas cosas, la ciencia solo puede hacer la mitad del camino, el resto debe recorrerlo la sociedad por sus propios medios.

Via | Harriette Stone

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