La impresión en color alcanza su máxima resolución conocida

La impresión en color alcanza su máxima resolución conocida
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La chica de la foto es conocida como Lena. Su imagen es una de las más utilizadas para realizar pruebas de impresión y por ello se ha convertido en la protagonista de la imagen impresa a color con mayor resolución hasta la fecha.

La imagen de la izquierda es la foto original de Lena, mientras que la de la derecha corresponde al récord. A primera vista puede parecer una resolución baja, pero es que el original del que se ha tomado esa ampliación mide 50 micrómetros de lado (un micrómetro o micra equivale a la milésima parte de un milímetro).

En términos de impresión, una impresora estándar es capaz de una resolución de en torno a 10.000 puntos por pulgada. Esta impresión multiplica esa cifra hasta los 100.000 puntos por pulgada.

La marca no hubiera sido posible sin entrar de lleno en el terreno de la nanotecnología y ha sido lograda por investigadores de la Agencia de Ciencia y Tecnología de Singapur (ASTAR). Para lograrlo, el sistema no utiliza tinta. Cada pixel está formado por cuatro pequeños pilares rematados en su parte superior por discos de plata y oro.

Lena

Los investigadores de ASTAR descubrieron que el tamaño de una nano-estructura metálica hace que refleje la luz en distintas longitudes de onda. Manipulando el tamaño de los discos de cada pixel, los investigadores logran que reflejen la luz en distintas longitudes de onda, emulando así cualquier color.

Incluso aunque observemos una imagen mediante un microscopio, existe un límite físico a la resolución impresa en color llamado ‘límite de difracción’. Este límite se produce cuando dos píxeles de distintos colores están tan juntos que la luz que reflejan hace que su imagen aparezca mezclada. Se considera que ese límite son 250 nanómetros, que es la distancia a la que el sistema de ASTAR imprime sus píxeles.

Las nano-estructuras de este sistema se depositan sobre una lámina metálica en un proceso similar a la litografía para el que se utiliza un haz de electrones. La impresión resultante es, gracias a estos materiales, durable y resistente.

Aunque el descubrimiento no tiene ninguna utilidad a nivel de impresión doméstica, abre interesantes vías de investigación en áreas como la autenticación de documentos mediante nano-impresiones o los sistemas ópticos de almacenamiento en alta densidad.

Vía | Nature

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